lunes, 15 de junio de 2009

CORPUSINA

La verdad es que las últimas tropas del enemigo en selectividad han tardado más de la cuenta en capitular. Hay asuntos burocráticos que llevan demasiado tiempo, aunque sea bajo el manto engañoso de que todo formalmente está muy bien hecho. Sea y hasta luego. Cuando me airee un poquito tal vez volveré a los temas que en el ejercicio se suscitaron.

Ayer, a eso de media mañana, hice un pequeño receso y me acerqué hasta la imprenta para llevarle un libro a Felipe y para charlar unos minutos. Procuré huir de las calles más transitadas y de las mesas petitorias que, en tal día como ese, el del Corpus, se extienden como la plaga por esta ciudad estrecha. Me parece buena su intención, pero me atosiga la insistencia y la sociología que las mantiene. Terminé apareciendo por la imprenta y nos acercamos a PdeT a tomar un vino. Pude comprobar la solemnidad que ha adquirido en los últimos años este asunto del Corpus.

Todo el mundo -quiero decir todo el mundo político- anda afanado en conseguir para esta fiesta la categoría de fiesta de interés nacional. Y yo, que soy muy simple pero también un poco curiosón, me pregunto qué interés se busca con ello. Sospecho que más de uno me contestará que con ello la gente vendría a Béjar y la ciudad se llenaría de visitantes, estos dejarían sus buenos euros en la ciudad y el nombre de estos pagos andaría en boca de más gente. La verdad es que mi cerebrito ya había llegado hasta ahí.

Pero se me plantea alguna pregunta más. La primera tiene que ver con asuntos geográficos y de recuento humano: Y, si vienen a gastarse aquí el dinero, ¿no se quedarán sin gente las localidades de donde procedan y no se enfadarán los dueños de los establecimientos de esas localidades, que, en buena lógica, se quedarán vacíos? A ver si esto va a ser una lucha pura por la supervivencia. Se nos vendría al suelo toda la grandeza de miras, pero es que tiene una pintilla todo esto…

Otra tiene que ver con el carácter religioso del asunto, y vengo a preguntarme qué demonios tendrá que ver una devoción religiosa con eso de que vengan más turistas. Así, a primera vista, da toda la impresión de que hemos cambiado religión por negocios. No debe de ser verdad, pero esto tiene un tufo…. Vaya un tufo que tiene. Es más, como fuera así, seguro que pronto veríamos a alguien con un buen garrote arrojando a los mercaderes de los templos. No, no debe de ser por esto, porque sería muy lamentable. Mi cerebro no llega mucho más allá y no alcanza a ver otras intenciones, que, sin duda, existen. Ya me gustaría que alguien me lo explicara para que mi cabecita lo entendiera.

Me pregunto también qué hacen las autoridades civiles presidiendo celebraciones religiosas y cómo se puede explicar que las banderas civiles rindan pleitesía a los elementos religiosos al final de la procesión. También habrá sus razones, pero mi cabecita no las alcanza a comprender. Más bien me parece que seguimos como en la edad premoderna, o sea, dando pasitos para atrás, o más bien zancadas y saltos de pértiga.

Y, como soy preguntón y mi mente no da para más, ya me gustaría que alguien me explicara qué coño hacen los hombres de musgo en la procesión de marras. Cómo se pervierten la historia, las leyendas, las tradiciones, y las simples tonterías. Todo vale para el convento.

Y una última cosa, para no molestar demasiado. ¿Alguien se ha parado a estudiar la sociología de esta procesión en Béjar? Me asomé un momento a la Plaza de la Piedad y vi lo que por allí bullía. Después crucé de vuelta por San Juan y vi más de lo mismo.
Como soy tan elemental, me dejo llevar por lo primero que veo. Qué le vamos a hacer.

Es este un día muy especial en esta ciudad estrecha. Esta procesión me parece que resume muy bien lo que es el esqueleto de la ciudad y de su vida diaria en la parte que más se deja ver.

Dos notas a pie de página:
a) Cada cual va a las procesiones que quiere y le da la gana.
b) No pudimos tomar el vino y nos conformamos con ver de qué manera se controlaba a los camareros en su trabajo, hasta límites casi vergonzantes. Que la procesión es la procesión y el negocio es el negocio. O tal vez no se explique el uno sin la otra.

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