sábado, 6 de junio de 2009

UN APUNTE CUALQUIERA

Esta monina hermosa, Sara, ha llegado ya a casa. Seguimos a su lado y al lado de sus padres, en esta Ávila abierta y eterna. Ya está en su laberinto. Y sigue con su empeño en tener sueño. Que duerma, que se deje llevar por sus instintos. Alguien le propondría unos años de vida pastoril, con tres obligaciones persistentes: comer, ..... y dormir. Parece que las tres las va cumpliendo mansamente.
Mientras tanto su madre se va haciendo a su suerte de andar cada minuto pendiente de la niña. Aprenderá a ser madre. Y aprenderá a dejar por el camino muchas horas de amor y de desvelos. Qué injusticia esa de dedicar tanta atención a la criatura y bastante menos a sus padres. Prometo hacer glosa de este punto en otra entrada. Hoy dejo aquí mi afecto y mi cariño para ellos, para todas las madres y para todos los padres.
No tengo tiempo para reflexionar y eso que estamos en jornada dedicada a ello. Las elecciones europeas me han cogido a trasmano y no sé si Sara me permitirá llegar mañana a tiempo de votar. No estoy tan desganado, a pesar de las tonterías que oigo y leo de muchos de los hombres públicos. Y diré una vez más que no es verdad que todos sean iguales, por más que les podamos sacar los colores a casi todos. Por si acaso no vuelvo sobre el tema, subrayaré que ciertas palabras de Leire Pajín me resultan absolutamente insultantes para el sentido común y me retrotraen a épocas casi estalinistas, por no utilizar otras comparaciones de tinte sexual más degradantes. Pero no me parecen menos escandalosas las que les oigo a los dirigentes del PP en apoyo a sus líderes. Y aún mucho más rastreras son aquellas que se producen a diario en la vida sin que reciban ni rechazo ni reflexión.Y nada comparable, por lo malo, con la labor de casi todos los periodistas que, desde su privilegiada situación, se creen los reyes del mambo y ordenan la realidad como les da la gana.
Ya precisaré más. Pero, mañana.

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