Pues que sin darme cuenta me he visto en un clásico. ¿Cuál? De este no hay duda: LA ODISEA. Nadie discutirá sobre sus cualidades y menos sobre su inclusión en la nómina de los llamados clásicos. Porque ponerle este marbete a un libro no es sencillo. ¿Todo el mundo acepta las características apuntadas por Italo Calvino? Supongo que todo eso da para mucha discusión. Y, si las admitiéramos, ¿cuáles son los libros que las cumplen?. Seguramente La Odisea saque sobresaliente en el examen.
Yo hoy estoy releyendo (cogí casi al azar el libro de la estantería para que me diera compañía durante un rato al lado de la piscina y pensaba leer solo un par de cantos. Es lo que he hecho, pero me conozco y sospecho que ya no pararé hasta los últimos versos del canto XXIV) La Odisea, pero realmente es cierto que la estoy leyendo porque, si no es mi ceguera de las primeras veces que pasé por ella, muchos de los detalles dormían en el olvido y muchos otros los interpreto ahora como si aparecieran nuevos a mis ojos y a mi entendimiento.
¿Se ha mimetizado en mi subconsciente esta historia? Realmente he tenido la oportunidad de comprobarlo en mi reciente viaje a Athos donde puedo asegurar que veía a Ulises por demasiados sitios. Mis referencias a La Odisea las reconozco frecuentes y próximas. Claro que se ha mimetizado en mí y que duerme su estructura en mi cabeza y se despierta cuando le parece bien.
¿Será un descubrimiento tan importante esta lectura como el de la primera que realicé? Asunto discutible. Sí es seguro que seguiré descubriendo elementos y, sobre todo, interpretaciones. Por cierto, ¿cuándo fue la primera vez que yo descubrí este libro?
El apartado quinto se me muestra como algo evidente. ¿Cómo no va a ser siempre la lectura de un clásico una relectura? Aunque fuera la primera vez que navegara por sus páginas. En un clásico siempre se articula el esqueleto de algunas verdades universales. O falsedades. Por eso leer un clásico es como confirmar o desmentir siempre una teoría o una visión global del mundo.
Si un clásico nunca termina de decir todo lo que lleva dentro, lo hace por dos razones. La primera es porque el lector no está a la altura del autor y de la obra. La segunda -siempre más importante- es porque los asuntos universales poseen tantas variantes y tantas posibilidades que son, por naturaleza, inagotables.
En mi lectura de La Odisea pesan todas las opiniones que he leído antes y todos los añadidos que me puedan haber llegado de mi cultura general. Cuántas cosas se me vienen a la mente. Como ocurre con todas las obras importantes, son lo que son y, sobre todo, lo que los lectores han ido haciendo de ellas.
¿Hay todo un universo incluido en la estructura de La Odisea? Claramente sí. Una forma de comportamiento, una escala de valores, unos ejemplos que pueden servir de cabecera…, un modelo de vida.
¿Me deja la actualidad leer La Odisea con autonomía? ¿La lectura de La Odisea me impide ver la realidad? ¿Cómo podría yo separar ambas cosas si siempre ando buscando los terminales que conecten todo con mi vida? Esta obra se alza muy por encima del nivel de los actos de cada día y, a la vez, sirve para iluminar muchos de ellos.
He repasado los apartados principales del catálogo propuesto por Italo Calvino, aunque lo haya hecho a vuelapluma y sin reposo. La Odisea es una obra clásica, una gran obra clásica. A por ella.
lunes, 27 de julio de 2009
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