martes, 5 de abril de 2011

PARA NO TOMARLO A BROMA

Anoto, de un solo día, de un solo periódico y de un solo artículo, algunas lindezas aplicadas al Presidente Zapatero: “zombi”, “muerto”, “estofa socialista”, “…catastrófico infantilismo”, “colmillo afilado”, “walking dead = muerto andante”.

Todos en un solo artículo de unas cuantas líneas.

Pero esto no es un caso aislado. Si tomara como ejemplo otro periódico, me saldrían seguramente más insultos en cantidad y en espesor. Añádase el dato de que prácticamente todos los periódicos son de derechas (las acciones son del capital y el capital es lo que ha sido siempre) y el sumando de que los demás medios obedecen a las mismas órdenes, y nos da como resultado un espectáculo extraordinario de zafiedad, de encabronamiento y de mala baba insoportables.

Y esto que en medios escritos podría quedar circunscrito a minorías (en este país se lee lo que se lee), si lo pensamos para los medios oídos y vistos, nos da un resultado todavía más desastroso. Hoy mismo leo que el tal Miguel Ángel Rodríguez anda en juicios, una vez más, por insultos asquerosos al doctor Montes.

Así andamos, así anda el patio y así se bebe el café de cada día. El ambiente se enrarece hasta la polución más absoluta y todo se contamina mucho más que los alrededores de las centrales nucleares en Japón. Después todo se traslada al día a día y hasta subvierte la manera de comprar el pan o de dar un paseo en estas tardes primaverales, la gente huye de la noble dimensión política y el campo queda propicio para que los poderes del dinero se adueñen de las lindes y del campo entero.

Se escudan en una llamada libertad de expresión. Como si la libertad de expresión tuviera algo que ver con la zafiedad, con la inquina, con la chulería y con el matonismo.

No les condenarán casi nunca porque la condena por manifestaciones verbales parece difícil de concretar y de trasladar a sentencias condenatorias. De hecho yo también pienso que las palabras no ofenden, lo que realmente ofende son las intenciones, los tonos, la chulería, y todas las circunstancias fangosas en las que se pronuncian.

Por eso no espero condenas. Tampoco me alegra nada que nadie sea condenado; sobre todo cuando no hay propósito de enmienda, y estos personajillos a lo único que aspiran es a inflar más aún su globo de mierda y de porquería. Parece que luchan en una competición en la que el ganador (ese concepto que tanto les gusta a ellos, que están hechos de ganadores y de perdedores) es el que más mierda sea capaz de lanzar al muñeco. Pobrecillos. Qué indigencia mental la suya. Qué nivel de miseria en su interior.

Lo peor es el clima que logran crear en el campo en el que siembran a diario tanta cizaña. Hay muchísima hierba a la que no dejarán crecer nunca si no es con la mala baba como caña y con la acidez en cada poro. Y hay otra hierba que, en vez de mirar a todo el horizonte, tiene que echar todo su esfuerzo en no verse contaminada por la que crece a su lado. En términos sociales, consiguen en muchos lo contrario de lo que quieren, si es que quieren algo distinto a su individual beneficio a costa de lo que sea: que no se critique serenamente lo que se crea negativo en la acción del Gobierno por verdadero temor a ser confundidos con esa jauría a la que la comunidad le trae al pairo porque lo que se persigue es un fin a costa de cualquier medio.

Tienen casi todos los medios para ello. Algunas esquinitas como esta todavía no.

Pero hasta en estas nos condicionan con sus hipérboles inmundas y con sus mentiras continuadas.

Necesitamos máscaras para poder respirar. Y un poco de enfado para decir basta.

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