Hoy quisiera mostrarme más realista,
suplicarte tan solo lo imposible:
lo que no puedes darme,
lo que mantiene viva mi esperanza,
mientras es esperanza,
lo que no tiene nombre si no es en tu recuerdo.
Cada vuelta a un recuerdo es una forma
diferente de hacer uso del tiempo,
una manera única de oírte,
de sentirme en tu boca
y en tus ojos, mirándome en la tarde.
Eres tú quien me llama como nadie,
la que mejor pronuncia mis palabras,
la que mejor conoce mis pisadas,
la que anuncia los ecos de mis labios.
¡Si yo también supiera llamarte por tu nombre!
sábado, 6 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario