martes, 28 de diciembre de 2010

TODA LA HISTORIA

Cuenta Ovidio, al comienzo de sus Metamorfosis, que hubo un tiempo muy remoto en el que por todas partes se extendía una masa confusa a la que llamaban Caos. Después un Dios separó la tierra del cielo, hizo que surgieran los campos y los valles, los bosques, las montañas… A todo ello añadió fuentes, lagos, ríos, nubes, vientos…. Cuando todo esto estuvo bien ordenado, brillaron por primera vez los astros. Después todo se habitó con seres vivientes.

Pero se echaba en falta un ser más noble que los demás creados. Fue entonces cuando Prometeo modeló con sus manos la tierra y la lluvia para crear al ser humano, y lo hizo con la forma de los dioses y además con el rostro levantado para que pudiera mirar el cielo y contemplar las estrellas. Seguro que después descansó.

Da cuenta, además, Ovidio de que, desde que surgió el ser humano, cuatro edades se han sucedido en la tierra.

La Edad de Oro, sin guerras ni castigos, sin murallas ni leyes porque no eran necesarias, con frutos permanentes y con eterna primavera. Y eso que Saturno devoraba a sus hijos. Júpiter, sin embargo, huyó de la quema.

La Edad de Plata, época del dominio de Júpiter sobre el resto de los dioses. La primavera tuvo que compartir el año con otras estaciones menos favorables y el ser humano tuvo necesidad de refugiarse y de cultivar la tierra.

La Edad de Bronce, más cruel y ya con inclinación a la violencia.

La Edad del duro Hierro, que vio la desaparición de la honradez, de la verdad y de la justicia, sustituidas por el engaño, la injusticia y la violencia, la tierra fue dividida y se apoderó del hombre la pasión por la posesión, el ser humano penetró en el interior de la tierra para robarle sus tesoros y fabricar con ellos armas mortíferas, y la guerra se adueñó del universo.

Han pasado dos mil años desde que el poeta escribió esta majestuosa obra. Desde entonces, centenares y centenares de historiadores se han dejado los sesos en investigaciones enjundiosas y complicadas. ¿Para qué? ¿No lo tenían ya todo aquí? Todo, salvo que queramos seguir añadiendo edades para rebajar la valía de los metales.

A partir de esta introducción, el autor se dedica a reproducir mitos en los que la esencia es la metamorfosis que los protagonistas sufren, las transformaciones fraudulentas en las que la naturaleza va dejando la huella de tanta falta de verdad, de tanto desasosiego, de tanta mentira apenas encubierta, de tanta sinrazón, de tanta pasión y de tanto ajetreo humano y divino.

Me alegro de que hace solo unos años tuviera la osadía de reinterpretar poéticamente todas las metamorfosis de Ovidio. Quedé satisfecho del trabajo. Y casi agotado. Tal vez habrá que ponerlo en circulación y sacarlo del cajón porque sigo confiando en su valor.

Por cierto, en la obra se trata, como se ve, todo el Génesis, pero también toda la creación del hombre, el diluvio universal y tantos otros hechos después recogidos por los textos del Libro y que han servido de base para las religiones monoteístas.

Estamos en tiempos de límites, de cambios de año, de balances, de propósitos y de planes. Aquí hay un gran índice del que echar mano. Desde nuestro siglo, por supuesto. Y desde el sentido común.

1 comentario:

Gelu dijo...

Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:

"...Se hace camino al andar"

Desde luego que tiene que sacar a la luz sus trabajos. El tiempo que se emplea a conciencia no puede ser tiempo perdido.

Iba a ponerle música de Benjamin Britten, para oboe, pero no me ha convencido lo que he encontrado.

Saludos.

P.D.: ¡Qué suerte tener un amigo y fotógrafo particular, como Manuel Casadiego!.