Cómo no dedicar unas líneas de reflexión a los resultados de las elecciones locales y autonómicas. Me lo pide el cuerpo, pero me lo exige también la cabeza.
Me marché a Ávila después de dejar mi voto en las urnas. Allí pasé el día con mi familia, ese reducto que me solaza y que me hace ver la vida con alegría y con el sentimiento de que merece la pena. Volví por Salamanca para dejar a Juan Pablo y, en la carretera de Béjar, me enteré por la radio de los resultados locales en esta ciudad estrecha.
Sabía que el río bajaba revuelto pero nunca creí que las aguas fueran tan turbias. Porque, si los resultados de casi cualquier lugar son los que son, los de Béjar los
empeoran hasta casi el infinito para el PSOE.
No me apetece un análisis, ni siquiera somero, porque me llevaría mucho rato y muchas páginas. Solo anotaré algunas ideas.
El principio de que unas elecciones más que ganarlas se pierden no debería olvidarse, pese a todos los turbiones y ventiscas.
Critiqué en público la forma de elección del candidato del PSOE porque no me parecía la más equitativa y, desde entonces, apenas me he significado en nada que tuviera que ver con estas elecciones. Por favor, que nadie me pida entusiasmo. Pero eso no quiere decir que no piense que yo no he perdido las elecciones; claro que las he perdido, y por goleada. Me siento solidario con aquellos que creo que están un poquito más cerca de mis pensamientos y que defienden -con acierto diverso- algunas de las cosas en las que creo.
Algo, sin embargo, se tiene que haber hecho rematadamente mal para que en todos los lugares, y en todas las mesas, la derrota del PSOE haya sido incontestable. Se hace inevitable un análisis sereno y con consecuencias para que se clarifiquen esos posibles errores y se subsanen en el futuro. Ojalá se haga y se haga en estas condiciones; en otras no tiene ningún sentido, salvo el de ver fantasmas en todas partes y el de mantener las mismas caras impasibles frente a los primeros calores de la derrota.
Sigo pensando que la izquierda necesita hacer más visible una suma de ideas que sustenten su quehacer diario. Si con esa cesta de ideas (a eso hay que llamarlo ideología) se pierden unas elecciones, al menos la conciencia sigue tranquila y estudiando si lo que fallan son esas ideas antes de sentirse mal porque hayan fallado los votos.
Creo que a la vista está que el PSOE también gestiona el capitalismo, aunque con una cara más amable que la derecha, y que, en los momentos actuales, además, le ha tocado bailar con la más fea del baile, de tal manera que ha parecido y parece el patrón más despiadado. Y ojo, que puede que le esté dejando el campo limpio de la peor paja al PP que se adivina en el futuro. Si así fuera, tendríamos PP para varias décadas y el sentimiento (a mi juicio radicalmente equivocado) de que el socialismo es sinónimo de pobreza y de paro.
Parece claro que la gente ha votado en clave nacional y que los asuntos aquellos de primum vivere, deinde philosophare los ha entendido a la perfección y solo en el sentido literal y más egoísta. Tal vez al PSOE le ha faltado tener un poco más de coraje a la hora de reconocer públicamente que sencillamente no puede con los mandatos de los mercados y que sus fuerzas son las que son.
¿Cuándo este partido va a analizar sin tapujos la actuación de los medios de comunicación y la influencia que ejercen sobre los ciudadanos?
¿Cuándo va el PSOE a proceder ante la opinión pública como un colectivo que busca la explicación de las ideas y no casi exclusivamente la victoria en elecciones?
¿Para cuándo algún lavadito de democracia interna que no cumpla solo los requisitos formalistas sino los criterios de la democracia real y la participación de todos en igualdad de condiciones? Esto es aplicable a todos los partidos, pero a mí hoy me interesa el PSOE.
¿Por qué tengo impresión de que casi todos los esfuerzos se realizan en clave electoral?
¿Para cuándo la promoción de discusiones, de análisis de la realidad, de coloquios sobre la evolución de las sociedades…?
¿Habrá que recordar una vez más que los partidos no son más que un instrumento al servicio del desarrollo de unas ideas y no el acomodo de nadie ni de eternos aspirantes a no se sabe qué?
Estoy convencido de que los componentes del Equipo de Gobierno del ya antiguo Ayuntamiento han prestado sus mejores esfuerzos en pro de la ciudad y que su trabajo respondía a un modelo de ciudad y no a impulsos inmediatos ni instintivos. ¿Ha respondido ese equipo a las inquietudes de los componentes de la agrupación que los sustentaba, o se han aislado en actuación separada? Si fuera cierta la segunda opción, la carga de eso que llaman responsabilidad recaería sobre sus cabezas. ¿Se han explicado las acciones a los ciudadanos? ¿Qué se ha hecho con la emisora municipal?
Nunca quise ni alabar demasiado a los vencedores ni querría ahora denigrar a los perdedores. Al fin y al cabo, lo que tendría que contar es la buena voluntad y el criterio de honradez. Y seguro que estos se han aprobado. La vida sigue y los vientos van y vienen, como van y vienen las estaciones y los años, y nosotros con ellos.
Lo único que tal vez no deberíamos hacer es estorbar sus movimientos ni pensar que solo van a mojar nuestro tejado.
En fin, habrá otros lugares y otros momentos. A ellos me remito.
lunes, 23 de mayo de 2011
sábado, 21 de mayo de 2011
POR EL VAL DE LOS HORQUITOS
Allí viérades sus pasos,
sus bastones, sus mochilas,
todo lo que la semana
limpiar y olvidar quería.
Por el val de los Horquitos,
caminan los tres el día
en el que sueñan frescuras
y paisajes merecían.
Manolo, Jesús y Antonio,
ladera abajo y arriba,
arreglan todos los mundos
desde su voz encendida.
Hablan de las elecciones,
de las protestas surgidas
en tantos otros lugares
de esta España desvalida,
exigen que reflexiones
jamás puedan ser prohibidas,
echan de menos aquellos
tiempos en que ellos crecían,
contemplan el cielo limpio
que tan azul relucía,
ienten de la primavera
los aromas, la campiña,
el agua de los regatos,
la eterna pajarería.
A las once, sudorosos,
llegan, cruzando una umbría,
a la finca La Francesa,
donde descansar querían.
Cruzan cancela de hierro,
que alguien despejado había,
y encuentran sombra y sosiego
al pie de una fuente fría.
Es esta finca un paraje
donde las mejores vistas
de la ciudad bejarana
se contemplan cada día.
Allí comen, allí beben,
allí mucho rato miran
las faldas de las montañas
que del cielo descendían,
allí proponen sus cuitas,
allí expresan sus porfías.
Como remotos pastores
que poblaran la campiña,
o los viejos caballeros
que sus espadas afilan
mientras cuentan sus batallas
y sus hazañas amplían,
así pasan más de una hora
entre tragos y entre risas.
Comen quesos, beben vino
y de la rica chacina
dan cuenta sin otra cuenta
que holgar y pasar la vida.
Las anchoas, los gazpachos,
que fresquitos parecían,
las frutas, el aguardiente,
aromado a maravilla,
el vino en bota y en boca,
contra el cielo y boca arriba,
los panes y algunos dulces
que sus fuerzas reponían.
Manolo, Jesús y Antonio,
a su alrededor veían
los árboles que, frondosos,
daban sombra y esparcían
los sentimientos que entonces
hasta sus mentes venían.
El sauce lloraba triste
mientras el tilo decía
desde sus ramas y hojas
serenidad y armonía,
los arces velaban luces
que el sol hasta allí traía
y un cerezo ya mostraba
sus frutos en demasía;
solo la fuente manaba
agua trasparente y fría
y el aire llevaba trinos
de infantil pajarería.
Manolo, Jesús y Antonio
ni hacer tiendas requerían
pues entre tilos y sauces,
entre aromas de bebidas,
entre recuerdos de antaño,
entre bocados y risas,
las cabezas y los vientres
muy satisfechos tenían
y hasta algún delirium tremens
pensaron que aparecía.
Era la hora del regreso ,
el sol desde el cielo hería,
cuando los tres caminantes
hacia su casa volvían.
Con la pesadez a cuestas,
ladera abajo y arriba,
sin prisas, dando cobijo
al contento y a la risa,
viérades cómo se pierden
satisfechos de otro día.
sus bastones, sus mochilas,
todo lo que la semana
limpiar y olvidar quería.
Por el val de los Horquitos,
caminan los tres el día
en el que sueñan frescuras
y paisajes merecían.
Manolo, Jesús y Antonio,
ladera abajo y arriba,
arreglan todos los mundos
desde su voz encendida.
Hablan de las elecciones,
de las protestas surgidas
en tantos otros lugares
de esta España desvalida,
exigen que reflexiones
jamás puedan ser prohibidas,
echan de menos aquellos
tiempos en que ellos crecían,
contemplan el cielo limpio
que tan azul relucía,
ienten de la primavera
los aromas, la campiña,
el agua de los regatos,
la eterna pajarería.
A las once, sudorosos,
llegan, cruzando una umbría,
a la finca La Francesa,
donde descansar querían.
Cruzan cancela de hierro,
que alguien despejado había,
y encuentran sombra y sosiego
al pie de una fuente fría.
Es esta finca un paraje
donde las mejores vistas
de la ciudad bejarana
se contemplan cada día.
Allí comen, allí beben,
allí mucho rato miran
las faldas de las montañas
que del cielo descendían,
allí proponen sus cuitas,
allí expresan sus porfías.
Como remotos pastores
que poblaran la campiña,
o los viejos caballeros
que sus espadas afilan
mientras cuentan sus batallas
y sus hazañas amplían,
así pasan más de una hora
entre tragos y entre risas.
Comen quesos, beben vino
y de la rica chacina
dan cuenta sin otra cuenta
que holgar y pasar la vida.
Las anchoas, los gazpachos,
que fresquitos parecían,
las frutas, el aguardiente,
aromado a maravilla,
el vino en bota y en boca,
contra el cielo y boca arriba,
los panes y algunos dulces
que sus fuerzas reponían.
Manolo, Jesús y Antonio,
a su alrededor veían
los árboles que, frondosos,
daban sombra y esparcían
los sentimientos que entonces
hasta sus mentes venían.
El sauce lloraba triste
mientras el tilo decía
desde sus ramas y hojas
serenidad y armonía,
los arces velaban luces
que el sol hasta allí traía
y un cerezo ya mostraba
sus frutos en demasía;
solo la fuente manaba
agua trasparente y fría
y el aire llevaba trinos
de infantil pajarería.
Manolo, Jesús y Antonio
ni hacer tiendas requerían
pues entre tilos y sauces,
entre aromas de bebidas,
entre recuerdos de antaño,
entre bocados y risas,
las cabezas y los vientres
muy satisfechos tenían
y hasta algún delirium tremens
pensaron que aparecía.
Era la hora del regreso ,
el sol desde el cielo hería,
cuando los tres caminantes
hacia su casa volvían.
Con la pesadez a cuestas,
ladera abajo y arriba,
sin prisas, dando cobijo
al contento y a la risa,
viérades cómo se pierden
satisfechos de otro día.
viernes, 20 de mayo de 2011
"ESPAÑA, UN ENIGMA HISTÓRICO"
Me pilla la tarde entre páginas de “España, un enigma histórico”, aquel, este, libro de Claudio Sánchez Albornoz que trata enjundiosamente de dar claves para una interpretación correcta de los avatares de esta cosa tan rara y tan apasionada que llamamos España. Como lo hacía también la obra antónima de Américo Castro “España en su historia”, en aquella osca rivalidad que acaso siga en nuestros días.
Y me pilla la lectura en el último día de campaña y no en el último día de acampada de tantos miles de españoles, que siguen en las plazas de las ciudades (es donde el testimonio tiene visualización efectiva), o que explotan en las páginas de internet.
Como el mismo historiador afirma, los cronistas describen los datos de la actualidad mientras que los “historiadores” se ocupan de cribar y analizar sucesos de tiempos más lejanos. Los primeros serían algo así como los que toman nota de lo que ven y oyen, mientras le ponen todo su empeño y toda la pasión que exigen los hechos inmediatos de los que uno se puede sentir más solidario o más alejado.
Es en este sentido en el que todas estas páginas, escritas o visuales, que se están escribiendo estos días muestran la realidad concisa y apretada, densa y rabiosa, de los sucesos vistos por sus propios protagonistas. Después vendrá la calma y los hechos se harán más reposados, la visión de los mismos tendrá enfoque más lento y estos tendrán un sumidero que solo conseguirán pasar los datos más neutros y más fríos.
Cada forma de mirar los hechos tiene sus ventajas pero también incorpora sus inconvenientes. A mí, para estos hechos, sin duda que me apetece ser cronista antes que “historiador”, aunque la crónica sea parcial y no siempre escrita. Me siento al lado de tantos y tantos que gritan la necesidad de orientar esta vida de otra manera, que no se callan ante las formalidades, que están hasta el cogote de que sean los dineros, o los representantes del dinero - que en muchas ocasiones están en los medios de comunicación- los que dicten todos los mandamientos. No quiero volver sobre las variables que están en cualquier ventana pública y que yo mismo he resumido hace un par de días. Tengo para mí que esta ha sido, con mucha diferencia, la mejor aportación de la campaña, la única de calado, la que se salva de la hoguera de las vanidades y de los insultos, la que ha plantado cara al rígido y bobalicón esquema de los medios de comunicación, siervos de quienes son siervos.
¿No querían día de reflexión? Pues ahí tienen una semana entera. Ya he dicho que soy pesimista en lo que se refiere su continuidad. Tampoco estoy seguro de que fuera lo mejor. Pero el aldabonazo ya está dado. A pesar de los pesares y de todo el poderosísimo ejército enemigo, cargado de dineros y de medios, miope y egoísta.
Tengo la sensación de que estos días se escribe otra página lúcida de ese enigma llamado España. Este tipo de reflexión, en lugar de ser prohibido, tendría que ser impuesto.
Y me pilla la lectura en el último día de campaña y no en el último día de acampada de tantos miles de españoles, que siguen en las plazas de las ciudades (es donde el testimonio tiene visualización efectiva), o que explotan en las páginas de internet.
Como el mismo historiador afirma, los cronistas describen los datos de la actualidad mientras que los “historiadores” se ocupan de cribar y analizar sucesos de tiempos más lejanos. Los primeros serían algo así como los que toman nota de lo que ven y oyen, mientras le ponen todo su empeño y toda la pasión que exigen los hechos inmediatos de los que uno se puede sentir más solidario o más alejado.
Es en este sentido en el que todas estas páginas, escritas o visuales, que se están escribiendo estos días muestran la realidad concisa y apretada, densa y rabiosa, de los sucesos vistos por sus propios protagonistas. Después vendrá la calma y los hechos se harán más reposados, la visión de los mismos tendrá enfoque más lento y estos tendrán un sumidero que solo conseguirán pasar los datos más neutros y más fríos.
Cada forma de mirar los hechos tiene sus ventajas pero también incorpora sus inconvenientes. A mí, para estos hechos, sin duda que me apetece ser cronista antes que “historiador”, aunque la crónica sea parcial y no siempre escrita. Me siento al lado de tantos y tantos que gritan la necesidad de orientar esta vida de otra manera, que no se callan ante las formalidades, que están hasta el cogote de que sean los dineros, o los representantes del dinero - que en muchas ocasiones están en los medios de comunicación- los que dicten todos los mandamientos. No quiero volver sobre las variables que están en cualquier ventana pública y que yo mismo he resumido hace un par de días. Tengo para mí que esta ha sido, con mucha diferencia, la mejor aportación de la campaña, la única de calado, la que se salva de la hoguera de las vanidades y de los insultos, la que ha plantado cara al rígido y bobalicón esquema de los medios de comunicación, siervos de quienes son siervos.
¿No querían día de reflexión? Pues ahí tienen una semana entera. Ya he dicho que soy pesimista en lo que se refiere su continuidad. Tampoco estoy seguro de que fuera lo mejor. Pero el aldabonazo ya está dado. A pesar de los pesares y de todo el poderosísimo ejército enemigo, cargado de dineros y de medios, miope y egoísta.
Tengo la sensación de que estos días se escribe otra página lúcida de ese enigma llamado España. Este tipo de reflexión, en lugar de ser prohibido, tendría que ser impuesto.
"!SUÉÑANOS, DIOS DE NUESTRO SUEÑO!"
Hoy solo haré de amanuense, o sea, de notario. No cobraré ni un euro. Estoy cansado y es media noche. Me hago fedatario de la idea que sustentan estas palabras de Unamuno en su obra “Vida de don Quijote y Sancho", aunque no le haga la venia a todos los elementos: Hay poema en escorzo. Ya ha habido otros. Pero eso será otro día. Anoto:
“!La vida es sueño! ¿Será acaso también sueño, Dios mío, este tu Universo de que eres la Conciencia eterna e infinita? ¿Será un sueño tuyo?, ¿será que nos estás soñando? ¿Seremos sueño, sueño tuyo, nosotros los soñadores de la vida? Y si así fuese, ¿qué será del Universo todo, qué será de nosotros, qué será de mí cuando Tú, Dios de mi vida, despiertes? ¡Suéñanos, Señor! Y ¿no será tal vez que despiertas para los buenos cuando a la muerte despiertan ellos del sueño de la vida? ¿Podemos acaso nosotros, pobres sueños soñadores, soñar lo que sea la vela del hombre en tu eterna vela, Dios nuestro? ¿No será la bondad resplandor de la vigilia en las oscuridades del sueño? Mejor que indagar tu sueño y nuestro sueño, escudriñando el Universo y la vida, mejor mil veces obrar el bien,
Pues no se pierde / el hacer bien, aun en sueños.
…!Suéñanos, Dios de nuestro sueño!"
Y ahora, al sueño biológico. ¿O acaso es también otro sueño más?
“!La vida es sueño! ¿Será acaso también sueño, Dios mío, este tu Universo de que eres la Conciencia eterna e infinita? ¿Será un sueño tuyo?, ¿será que nos estás soñando? ¿Seremos sueño, sueño tuyo, nosotros los soñadores de la vida? Y si así fuese, ¿qué será del Universo todo, qué será de nosotros, qué será de mí cuando Tú, Dios de mi vida, despiertes? ¡Suéñanos, Señor! Y ¿no será tal vez que despiertas para los buenos cuando a la muerte despiertan ellos del sueño de la vida? ¿Podemos acaso nosotros, pobres sueños soñadores, soñar lo que sea la vela del hombre en tu eterna vela, Dios nuestro? ¿No será la bondad resplandor de la vigilia en las oscuridades del sueño? Mejor que indagar tu sueño y nuestro sueño, escudriñando el Universo y la vida, mejor mil veces obrar el bien,
Pues no se pierde / el hacer bien, aun en sueños.
…!Suéñanos, Dios de nuestro sueño!"
Y ahora, al sueño biológico. ¿O acaso es también otro sueño más?
jueves, 19 de mayo de 2011
SI NO NOS DEJÁIS SOÑAR... NO OS DEJAREMOS DORMIR
Casi como de rondón, se nos han colado en la campaña electoral las manifestaciones de un incipiente movimiento ciudadano llamado “Democracia real, ya”• Y enseguida he visto a los de la ley y el orden ponerse de los nervios y alzar el grito hasta el cielo. Una vez más, los medios de la derecha, que venían reclamando a voz en grito la presencia de los ciudadanos en las calles, para protestar contra el Gobierno, se encuentran con que la protesta se hace general contra el sistema que abarca la escala de valores que nos gobierna y que nos tiene como nos tiene. Ahora parece que les interesa menos pues las encuestas reman a favor y lo mejor en estos casos es sencillamente dejar correr el tiempo y recoger las nueces ya caídas en el suelo.
Me resulta absolutamente vergonzoso que se la cojan con papel de fumar y que, en nombre de sí se sabe qué, se escandalicen con lo que ocurre. Ya le están buscando vueltas para ver cómo fuerzan alguna interpretación oscura y conspiratoria de esas a las que nos tienen acostumbrados.
¿Por qué no se ponen de una vez a analizar lo que significa el lema de los convocantes? ¿Es lo mismo una democracia formal que una democracia real? ¿De qué sirve, por ejemplo, el concepto de libertad si no se puede realmente ejercer? ¿Es un antisistema aquel que quiere que el modelo, el sistema, se cambie? Yo me declaro, entonces, antisistema: ¿Pasa algo por ello? ¿Por qué no se analiza qué se quiere cambiar del sistema en lugar de descalificar tan alegremente a los manifestantes?
¿Cómo se puede hablar de democracia real desde el dominio absoluto de los poderosísimos medios de comunicación que son altavoz casi infinito para crear opinión y para acallar cualquier discrepancia sin que esta pueda explicarse y defenderse? ¿De qué tipo de democracia hablan estos tiparracos imbéciles de tres al cuarto?
Democracia real es acaso cumplir igualdad de oportunidades en la niñez de cada uno de nosotros. Democracia real es tal vez gozar de una educación libre e igual. Democracia real es tal vez pedir del que más tiene que dé más al que menos tiene. Democracia real es tal vez distribuir los medios entre todos. Democracia real es tal vez tener las mismas posibilidades de decidir sobre los bienes de la comunidad. Democracia real es tal vez tener las mismas oportunidades de encontrar la forma de trabajar y de rendir para la comunidad. Democracia real es tal vez no concentrar casi todo el poder en manos de tan solo unos pocos, que deciden en la práctica por todos los demás. Democracia real es tal vez una organización distinta del día a día de todos nosotros. Democracia real es tal vez que todos podamos llegar a fin de mes en condiciones similares. Democracia real es tal vez que los derechos de sucesiones no condicionen la vida de las generaciones siguientes de manera tan escandalosamente desigual. Democracia real, por poner ejemplos más inmediatos, es tal vez que un farmacéutico no se forre solo recogiendo recetas y expendiendo medicamentos. Democracia real es tal vez que los funcionarios tengan un puesto para toda la vida y los demás ciudadanos estén expuestos a la zozobra de qué pasará mañana. Democracia real es tal vez que notarios (palabra que solo significa que saben tomar nota), registradores y semejantes no se forren de manera tan obscena. Democracia real es tal vez que los médicos no se llenen los bolsillos en sus consultas privadas después de salir descansados de sus trabajos públicos. Democracia real es tal vez que los trabajadores públicos no se crean los reyes del mambo sino simplemente unos intermediarios al servicio del ciudadano. Democracia real es tal vez que los partidos empiecen a tener un poquito de democracia interna y que no ofrezcan siempre las mismas caras como si fueran escopetas de repetición. Democracia real es tal vez que no haya nada por encima de los derechos de cualquier ser humano por el hecho de serlo. Democracia real es tal vez aprender a vivir en un sistema en el que lo que impere sea la razón y no otros valores oscuros e inhumanos. Democracia real es tal vez mil cosas más que vemos como normales cada día por el efecto anodino de la repetición pero que, si tuviéramos reaños para pararnos a pensarlas, nos avergonzarían y nos harían saltar del asiento. Cualquiera puede poner los ejemplos que le pillen más cerca y que le ilustren mejor.
Me dan risa los que exigen, con criterios legales, que los que quieran modificar el sistema lo hagan desde el mismo sistema, que se presenten a las elecciones, que creen sus partidos políticos, que convenzan a los demás por los cauces establecidos.
Y los muy espabilados encima tienen razón. Razón formal, claro. ¿Les dejan explicar sus concepciones en las mismas condiciones que las que tienen todos los de la ley y el orden? ¿No están las fuerzas existentes fundamentalmente al servicio del orden establecido? ¿Cómo se va a cambiar entonces el sistema desde el mismo? ¿No habrá al menos que reconocer que de vez en cuando es comprensible que se le hinchen las narices a cualquiera y que tenga salidas no encorsetadas en artículos legales o en versículos de los otros? ¿Pero por qué nos quieren engañar tan burdamente? ¿Acaso no están alfabetizados, o nos quieren tomar por imbéciles?
Porque democracia real no es cobrar setecientos euros al mes; eso es esclavitud. Democracia real no es estar en el paro; eso es esclavitud. Democracia real no es fiar todo a la cuenta de beneficios; eso es de nuevo esclavitud. Democracia real no es vivir en un mundo virtual cuando unos pocos viven en un mundo de comodidades y de excesos continuos. Democracia real no es disfrutar solo de deseos mientras que algunos nadan en la abundancia. Democracia real no es… Claro que no es. También por vía negativa se puede uno crear un rosario de perlas engastadas con ejemplos diarios de lo que no es democracia real.
¿Por qué no se analizan las razones últimas y más consistentes de estos movimientos? Ahora resulta que les estamos buscando justificaciones manipulatorias para salvar versículos de una ley que nos interesa porque la interpretamos con nuestra legión de leguleyos.
Sé que estos movimientos no son consistentes porque resultan muy difíciles de articular y, sobre todo, de mantener en el tiempo, pero me da ánimos constatar que, al menos de vez en cuando y aunque sea de manera tan heterogénea, hay gente que grita que así no podemos seguir, que tiene que haber otros modos de organizar la convivencia entre gente civilizada, que se indigna y grita.
Ha quedado grabado en mi mente el texto de una pancarta que he visto en un medio de comunicación. Era este: “SI NO NOS DEJÁIS SOÑAR, NO OS DEJAREMOS DORMIR”. Ojalá.
Me resulta absolutamente vergonzoso que se la cojan con papel de fumar y que, en nombre de sí se sabe qué, se escandalicen con lo que ocurre. Ya le están buscando vueltas para ver cómo fuerzan alguna interpretación oscura y conspiratoria de esas a las que nos tienen acostumbrados.
¿Por qué no se ponen de una vez a analizar lo que significa el lema de los convocantes? ¿Es lo mismo una democracia formal que una democracia real? ¿De qué sirve, por ejemplo, el concepto de libertad si no se puede realmente ejercer? ¿Es un antisistema aquel que quiere que el modelo, el sistema, se cambie? Yo me declaro, entonces, antisistema: ¿Pasa algo por ello? ¿Por qué no se analiza qué se quiere cambiar del sistema en lugar de descalificar tan alegremente a los manifestantes?
¿Cómo se puede hablar de democracia real desde el dominio absoluto de los poderosísimos medios de comunicación que son altavoz casi infinito para crear opinión y para acallar cualquier discrepancia sin que esta pueda explicarse y defenderse? ¿De qué tipo de democracia hablan estos tiparracos imbéciles de tres al cuarto?
Democracia real es acaso cumplir igualdad de oportunidades en la niñez de cada uno de nosotros. Democracia real es tal vez gozar de una educación libre e igual. Democracia real es tal vez pedir del que más tiene que dé más al que menos tiene. Democracia real es tal vez distribuir los medios entre todos. Democracia real es tal vez tener las mismas posibilidades de decidir sobre los bienes de la comunidad. Democracia real es tal vez tener las mismas oportunidades de encontrar la forma de trabajar y de rendir para la comunidad. Democracia real es tal vez no concentrar casi todo el poder en manos de tan solo unos pocos, que deciden en la práctica por todos los demás. Democracia real es tal vez una organización distinta del día a día de todos nosotros. Democracia real es tal vez que todos podamos llegar a fin de mes en condiciones similares. Democracia real es tal vez que los derechos de sucesiones no condicionen la vida de las generaciones siguientes de manera tan escandalosamente desigual. Democracia real, por poner ejemplos más inmediatos, es tal vez que un farmacéutico no se forre solo recogiendo recetas y expendiendo medicamentos. Democracia real es tal vez que los funcionarios tengan un puesto para toda la vida y los demás ciudadanos estén expuestos a la zozobra de qué pasará mañana. Democracia real es tal vez que notarios (palabra que solo significa que saben tomar nota), registradores y semejantes no se forren de manera tan obscena. Democracia real es tal vez que los médicos no se llenen los bolsillos en sus consultas privadas después de salir descansados de sus trabajos públicos. Democracia real es tal vez que los trabajadores públicos no se crean los reyes del mambo sino simplemente unos intermediarios al servicio del ciudadano. Democracia real es tal vez que los partidos empiecen a tener un poquito de democracia interna y que no ofrezcan siempre las mismas caras como si fueran escopetas de repetición. Democracia real es tal vez que no haya nada por encima de los derechos de cualquier ser humano por el hecho de serlo. Democracia real es tal vez aprender a vivir en un sistema en el que lo que impere sea la razón y no otros valores oscuros e inhumanos. Democracia real es tal vez mil cosas más que vemos como normales cada día por el efecto anodino de la repetición pero que, si tuviéramos reaños para pararnos a pensarlas, nos avergonzarían y nos harían saltar del asiento. Cualquiera puede poner los ejemplos que le pillen más cerca y que le ilustren mejor.
Me dan risa los que exigen, con criterios legales, que los que quieran modificar el sistema lo hagan desde el mismo sistema, que se presenten a las elecciones, que creen sus partidos políticos, que convenzan a los demás por los cauces establecidos.
Y los muy espabilados encima tienen razón. Razón formal, claro. ¿Les dejan explicar sus concepciones en las mismas condiciones que las que tienen todos los de la ley y el orden? ¿No están las fuerzas existentes fundamentalmente al servicio del orden establecido? ¿Cómo se va a cambiar entonces el sistema desde el mismo? ¿No habrá al menos que reconocer que de vez en cuando es comprensible que se le hinchen las narices a cualquiera y que tenga salidas no encorsetadas en artículos legales o en versículos de los otros? ¿Pero por qué nos quieren engañar tan burdamente? ¿Acaso no están alfabetizados, o nos quieren tomar por imbéciles?
Porque democracia real no es cobrar setecientos euros al mes; eso es esclavitud. Democracia real no es estar en el paro; eso es esclavitud. Democracia real no es fiar todo a la cuenta de beneficios; eso es de nuevo esclavitud. Democracia real no es vivir en un mundo virtual cuando unos pocos viven en un mundo de comodidades y de excesos continuos. Democracia real no es disfrutar solo de deseos mientras que algunos nadan en la abundancia. Democracia real no es… Claro que no es. También por vía negativa se puede uno crear un rosario de perlas engastadas con ejemplos diarios de lo que no es democracia real.
¿Por qué no se analizan las razones últimas y más consistentes de estos movimientos? Ahora resulta que les estamos buscando justificaciones manipulatorias para salvar versículos de una ley que nos interesa porque la interpretamos con nuestra legión de leguleyos.
Sé que estos movimientos no son consistentes porque resultan muy difíciles de articular y, sobre todo, de mantener en el tiempo, pero me da ánimos constatar que, al menos de vez en cuando y aunque sea de manera tan heterogénea, hay gente que grita que así no podemos seguir, que tiene que haber otros modos de organizar la convivencia entre gente civilizada, que se indigna y grita.
Ha quedado grabado en mi mente el texto de una pancarta que he visto en un medio de comunicación. Era este: “SI NO NOS DEJÁIS SOÑAR, NO OS DEJAREMOS DORMIR”. Ojalá.
lunes, 16 de mayo de 2011
SE DESVANECE EL MUNDO DE NOSOTROS
SE DESVANECE EL MUNDO DE NOSOTROS
Era la tarde lenta y solitaria,
con la sonrisa azul del horizonte
y algún aroma púrpura y celeste.
No supe los caminos ni los tiempos
en los que me perdí completamente.
Los aires no sonaban ni las plantas
se acordaban de mí. No oía mi nombre,
aquel que en otras tardes salmodiaban,
ni mis brazos sellaban la distancia
entre mi corazón y el dulce encanto
de lo que me acogía entre sus brazos.
Y fue la hora exacta en que, en sigilo,
se desvanece el mundo de nosotros.
Ya nadie me miraba ni me oía,
el aire no tocaba los poros de mi cuerpo
ni gustaba el olor de mi desnudo.
Qué olvido en el olvido del olvido,
qué desvanecimiento cruel y bárbaro,
qué sensación de cero inexistente.
Fue la hora del ansia y de la angustia,
fue el vértigo en hoguera y en cascada,
fue la zozobra intensa y el tormento.
¿Por qué, naturaleza, me olvidaste?,
¿por qué ahoyaste la nada en mis despojos
y no fuiste siquiera ni mi aliento?
Acógeme en tus ecos nuevamente,
sé conciencia de mí, dame un espacio
pequeño y escondido en el reposo
de la eterna quietud del universo.
Era la tarde lenta y solitaria,
con la sonrisa azul del horizonte
y algún aroma púrpura y celeste.
No supe los caminos ni los tiempos
en los que me perdí completamente.
Los aires no sonaban ni las plantas
se acordaban de mí. No oía mi nombre,
aquel que en otras tardes salmodiaban,
ni mis brazos sellaban la distancia
entre mi corazón y el dulce encanto
de lo que me acogía entre sus brazos.
Y fue la hora exacta en que, en sigilo,
se desvanece el mundo de nosotros.
Ya nadie me miraba ni me oía,
el aire no tocaba los poros de mi cuerpo
ni gustaba el olor de mi desnudo.
Qué olvido en el olvido del olvido,
qué desvanecimiento cruel y bárbaro,
qué sensación de cero inexistente.
Fue la hora del ansia y de la angustia,
fue el vértigo en hoguera y en cascada,
fue la zozobra intensa y el tormento.
¿Por qué, naturaleza, me olvidaste?,
¿por qué ahoyaste la nada en mis despojos
y no fuiste siquiera ni mi aliento?
Acógeme en tus ecos nuevamente,
sé conciencia de mí, dame un espacio
pequeño y escondido en el reposo
de la eterna quietud del universo.
viernes, 13 de mayo de 2011
PALABRAS PARA ENRIQUE HUERTAS
He asistido esta tarde al homenaje que el IES Ramón Olleros ha dedicado en memoria de nuestro compañero Enrique Huertas Talón, fallecido hace algún mes. Me hubiera gustado que todo hubiera quedado circunscrito al ámbito académico. No fue así y elementos sociales y con ribetes políticos (son días de campaña y elecciones) lo llenaron todo de gentes a las que yo no veía en su sitio natural. Cada cual sabrá lo que hace. Sé también que no era fácil, por parte de los organizadores, acotarlo de otra manera. En todo caso, quien importaba era Enrique y su recuerdo. Yo le dejé en público estas palabras que siguen.
PARA ENRIQUE HUERTAS,QUE SOLO SE DEJÓ VENCER CON LA LUZ DEL DÍA
Se ha anunciado la luz y sé que tú la esperas, como el náufrago aguarda la marea que lo acerque a la orilla salvadora. Y sé también que tienes el empeño de no dejar que la oscuridad te pueda y te anegue en una nube gris y eterna. Las noches te pillaban en vigilia por no querer dar tregua ni ventaja al extraño dominio de lo oscuro. Sé, porque me lo han dicho, que hiciste un gran esfuerzo tantas noches por sentirte despierto, y que tan solo hallabas el reposo cuando estaba contigo la luz de cada día.
Era la luz los días de inocencia, de marchas por las matas y senderos, de pedaladas fuertes en la bici, de bufandas al viento cuando tu equipo levantaba los brazos en forma de victoria, en esas citas tontas -permite que lo diga- que tanto te ocupaban y de las que también sé que un día te desdijiste para dejar la fiesta en calma chicha, en tranquilo contento. Eran la luz los días de instituto, las mañanas en medio de la lluvia o de la voz al viento de todos los alumnos, del taller de tu planta, de aquella planta baja que casi hiciste tuya, de aquellas nuevas aulas en las que tantas horas dejaste dibujadas.
Acaso la luz se atenuaba cuando ibas a la sala, con tantos profesores, donde tu voz bajaba decibelios y se mostraba tenue e incluso se apagaba dejando abierto el paso a los ruidosos ecos de otras voces y daba curso a aquellos crucigramas y sudokus que hacían sitio al silencio de lo que el aire alzaba a algarabía.
Tal vez fuera la luz esos intentos tenues de trasladar ideas o intenciones hasta algunas personas, tan lejos de mí mismo, tan lejos mis ideas de ti mismo. Y, sin embargo, nada producía ni ruidos estridentes ni malas caras nunca ni divisiones fuertes entre las dos miradas.
Era la luz saber que nuestras clases eran solo instrumento para formar personas en esa extraña lucha de la vida, que poco te importaban las sanciones en forma de suspensos o aprobados ni clasificaciones, siempre extrañas, en hacer vencedores o vencidos.
La luz cuajó sus sombras cualquier día sin aportar razones y te obligó a dejar espacios libres, a ocupar los días y las noches en la conciencia lenta de que el camino estaba en cuesta abajo. Y dejaste los claustros, y dejaste los campos, y la luz se quejó desde tu ausencia, y tú siempre quisiste ser amigo de la alta claridad.
Lo demás fue ya más tuyo y menos nuestro, más de propia conciencia y de luchar sin tregua por mantenerte libre en el camino, más de encuentros de entornos familiares, de dolor más patente, de conciencia más clara de que todos los tramos se hacían más angostos.
Y así, en un amanecer como otros tantos, esperando la luz desesperadamente, negándote a marcharte sin la conciencia clara de los días, tranquilo en tu certeza, te dejaste por fin, te hiciste nada.
No olvides que el olvido es otra cosa, que hay otra luz muy nítida, que los demás ponemos con los ojos lo que veló una fecha tu presencia. La muerte es el olvido y la certeza, es la separación, es la ruptura.
Hoy es prueba de todo lo contrario, de que tú estás presente en el recuerdo, de que habitas un sitio donde no tiene fuerzas el olvido. Hoy nosotros pensamos en tu ausencia, en el lugar oscuro que nos aguarda a todos. Y hoy es tarde de luz, también hoy es tu luz, la luz que con angustia reclamabas, pues solo con la luz estuviste dispuesto a darte por vencido. En ese vencimiento iluminado te quiero recordar en esta tarde, pues serás en la luz y la luz será en ti como un barco que sigue el horizonte y se pierde en la tarde, buscando cualquier mundo.
Un abrazo y recuerda también que nuestras luces serán refugio fiel de nuestros sueños.
PARA ENRIQUE HUERTAS,QUE SOLO SE DEJÓ VENCER CON LA LUZ DEL DÍA
Se ha anunciado la luz y sé que tú la esperas, como el náufrago aguarda la marea que lo acerque a la orilla salvadora. Y sé también que tienes el empeño de no dejar que la oscuridad te pueda y te anegue en una nube gris y eterna. Las noches te pillaban en vigilia por no querer dar tregua ni ventaja al extraño dominio de lo oscuro. Sé, porque me lo han dicho, que hiciste un gran esfuerzo tantas noches por sentirte despierto, y que tan solo hallabas el reposo cuando estaba contigo la luz de cada día.
Era la luz los días de inocencia, de marchas por las matas y senderos, de pedaladas fuertes en la bici, de bufandas al viento cuando tu equipo levantaba los brazos en forma de victoria, en esas citas tontas -permite que lo diga- que tanto te ocupaban y de las que también sé que un día te desdijiste para dejar la fiesta en calma chicha, en tranquilo contento. Eran la luz los días de instituto, las mañanas en medio de la lluvia o de la voz al viento de todos los alumnos, del taller de tu planta, de aquella planta baja que casi hiciste tuya, de aquellas nuevas aulas en las que tantas horas dejaste dibujadas.
Acaso la luz se atenuaba cuando ibas a la sala, con tantos profesores, donde tu voz bajaba decibelios y se mostraba tenue e incluso se apagaba dejando abierto el paso a los ruidosos ecos de otras voces y daba curso a aquellos crucigramas y sudokus que hacían sitio al silencio de lo que el aire alzaba a algarabía.
Tal vez fuera la luz esos intentos tenues de trasladar ideas o intenciones hasta algunas personas, tan lejos de mí mismo, tan lejos mis ideas de ti mismo. Y, sin embargo, nada producía ni ruidos estridentes ni malas caras nunca ni divisiones fuertes entre las dos miradas.
Era la luz saber que nuestras clases eran solo instrumento para formar personas en esa extraña lucha de la vida, que poco te importaban las sanciones en forma de suspensos o aprobados ni clasificaciones, siempre extrañas, en hacer vencedores o vencidos.
La luz cuajó sus sombras cualquier día sin aportar razones y te obligó a dejar espacios libres, a ocupar los días y las noches en la conciencia lenta de que el camino estaba en cuesta abajo. Y dejaste los claustros, y dejaste los campos, y la luz se quejó desde tu ausencia, y tú siempre quisiste ser amigo de la alta claridad.
Lo demás fue ya más tuyo y menos nuestro, más de propia conciencia y de luchar sin tregua por mantenerte libre en el camino, más de encuentros de entornos familiares, de dolor más patente, de conciencia más clara de que todos los tramos se hacían más angostos.
Y así, en un amanecer como otros tantos, esperando la luz desesperadamente, negándote a marcharte sin la conciencia clara de los días, tranquilo en tu certeza, te dejaste por fin, te hiciste nada.
No olvides que el olvido es otra cosa, que hay otra luz muy nítida, que los demás ponemos con los ojos lo que veló una fecha tu presencia. La muerte es el olvido y la certeza, es la separación, es la ruptura.
Hoy es prueba de todo lo contrario, de que tú estás presente en el recuerdo, de que habitas un sitio donde no tiene fuerzas el olvido. Hoy nosotros pensamos en tu ausencia, en el lugar oscuro que nos aguarda a todos. Y hoy es tarde de luz, también hoy es tu luz, la luz que con angustia reclamabas, pues solo con la luz estuviste dispuesto a darte por vencido. En ese vencimiento iluminado te quiero recordar en esta tarde, pues serás en la luz y la luz será en ti como un barco que sigue el horizonte y se pierde en la tarde, buscando cualquier mundo.
Un abrazo y recuerda también que nuestras luces serán refugio fiel de nuestros sueños.
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