jueves, 31 de diciembre de 2009

UN AÑO DIFERENTE

No, no, no, no ha sido un año más. El calendario ha marcado las mismas semanas y los mismos meses, pero esos artilugios no saben nada del paso del tiempo y de lo que este hecho lleva en sus entrañas. Para mí el año ha tenido dos largos meses y nada más.

El primero duró hasta abril. Todo el cielo era oscuro y en él ya se esperaba el día de la tormenta irremediable. Nosotros procurábamos cuidar con todo el mimo y el cariño a aquel ser que se iba, que ya estaba muy lejos de nosotros. Creo que lo hicimos bien, con mucho amor, con atención continua, con mimos y con besos, con paseos mirando el horizonte desde aquel pasillo inmenso, con despedidas tiernas y siempre dolorosas.

Tenía que haber estado allí pero un cambio azaroso me dejó aquella tarde en mi casa. Y sucedió otra vez como hacía años en ocasión semejante. Fue mi hermana pequeña la que rompió en sollozos. Y lo comprendí todo. Y yo también rompí mis diques y me dejé anegar por la impotencia y deambulé de un lado a otro por mi casa y miré al horizonte y no vi nada y quise razonar y no podía y me dejé caer en la desesperanza y lloré, lloré mucho, como lloro ahora mismo, y comprendí que somos pasto de alguna inercia que nos lleva, elementos sumisos de algún ciego destino. Y eché la vista atrás y quise aún más a mi madre. Después sucedió todo lo que no quiero revivir por doloroso.

Fue aquel largo mes todo para ella; no había ningún cuidado que no mirara a ella. Y hoy me duele su ausencia, o acaso su presencia. Su recuerdo me habita porque el tiempo se ha quedado dormido entre sus brazos.


Pero el tiempo no dio tregua y yo le agradecí y le agradezco ahora su actividad febril. Cuando apuntaba todo hacia el calor de junio, nació Sara en Ávila. Fue a principios de mes, el día dos de junio. Ávila estaba sumida entre las nubes y el invierno se estaba despidiendo. Llovió un poco aquel día. En aquel altozano vio la luz esta niña. No fue sencillo el parto y algo se resistió, pero, a eso de media tarde y después de algún susto, la vimos de cuerpo entero en su cunita con el amor tierno de su madre y la mirada inocente de mi Miguel Ángel. Yo no diré cómo era la mía, solo que andaba un poco temblorosa. Cuando llegó la niña en su cunita a la habitación de su madre, exigí que dejáramos solos a los padres y a la niña. Era su primer encuentro. No podíamos robárselo. Después todo fue fiesta, cuidados amorosos, mimos, requiebros, besos.

Y este mes se ha alargado hasta hora mismo. Me gustaría que fuera aún mucho más largo y gozoso. Pero el tiempo es el tiempo y nadie sabe lo que guarda en su camino.
Lo demás es pequeño y perdonadme todos. También yo me perdono por no mirarme más.


Al lado de estos tiempos tan pequeños pero tan intensos, siguen girando los grandes espacios y los grandes tiempos. En ellos se sonríen las estrellas. Yo intentaré saludarlas de nuevo esta noche después del asunto ese de las doce uvas.

Porque el tiempo pasa, que es lo que siempre pasa. Un año más, un año menos; un diario más que finaliza aquí y otro nuevo que se abrirá mañana y que nos irá contando los detalles que configuran esta vida, la vida de un cualquiera que anda con otros cualesquiera por esos caminos de la vida y de la muerte. Al lado de todos los otros ha sido mi camino; a mi lado el de los otros. Es la vida. No hay más. Feliz año.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

!!¿¿PACTO EDUCATIVO??!!

Pues vuelvo a traicionarme en menos de veinticuatro horas. Es que hay temas que me duelen y que no me dejan quieto.

Como un Guadiana que aparece y desaparece a su antojo, el asunto de la educación se vuelve a poner al día. Oigo y leo que los diversos grupos sociales encuentran posibilidades de ponerse de acuerdo para alcanzar un pacto escolar.
En cuanto oigo algo de esto me aterro y me echo a temblar. Puede parecer un disparate; tal vez lo sea, pero tiemblo.

Llevo casi toda mi vida en este trabajo, hermoso trabajo y hermosa profesión que me ha interesado y me interesa, que me ocupa y me preocupa, aunque tampoco en este asunto, del que debería conocer algo, nadie me pide opinión para nada. Y ya no habrá demasiadas ocasiones porque cualquier día me voy a ir de él, un poco cansado y desilusionado.

Nadie pude negar que un pacto en este sentido sería algo extraordinario, pero ¿con qué coste? De cualquier manera no, por favor, sería una irresponsabilidad imperdonable.

Si no nos ponemos de acuerdo en que el principal activo de una sociedad son sus propios ciudadanos, mejor es no seguir. Pero no caigamos en la trampa, por favor. Una buena educación haría progresar a la sociedad en todos los sentidos, nos ahorraría abogados porque fomentaría la resolución de conflictos desde el sentido común, nos ahorraría médicos porque, también desde el sentido común, tendríamos unos hábitos más saludables, la convivencia diaria sería más rica y participativa, y así hasta el infinito.

Habrá que ponerse de acuerdo, por tanto, en qué entendemos por ciudadanos formados. ¿Son los que controlan muchos contenidos de matemáticas o de lengua? Por supuesto. ¿Solo eso? Ni mucho menos. Si no nos ponemos de acuerdo en ello y cedemos ante los de solo la instrucción, es mejor no seguir adelante, plantarse y dar la batalla con las fuerzas que cada cual posea.

Nuestra enseñanza solo se salvará si es capaz de educar ciudadanos críticos, con una escala de valores bien definida en la que la razón y no otros productos esotéricos sea la base en la que apoyarse, con una conciencia social muy a flor de piel y con el compromiso de que sus posibilidades son las de todos los demás. Si no es así, por favor, que no sigan adelante en ningún acuerdo, al menos con mi asentimiento.

¿Cómo se pude diseñar un sistema educativo sin un bien trabado tejido ideológico detrás? ¿Acaso esto es un juego entre el ratón y el gato? Lo voy a esquematizar una vez más: Primero se exige un sistema de ideas; este sistema de ideas tiene que cristalizar en un sistema pedagógico, en un sistema político, y este sistema político en una aplicación social. Luego vienen los elementos de segundo y de tercer nivel (cargas lectivas, conciertos o no conciertos, autoridad (¿qué será eso?) del profesorado, distribuciones administrativas y todas las variantes que se quieran apuntar. Pero, una vez más, por favor, sepamos jerarquizar y no nos engañemos ni engañemos a los demás.

El sistema educativo no se puede agotar en sí mismo, como no se puede agotar en sí mismo un campo del saber, ni una especialidad médica, ni nada. Felizmente, el ser humano es algo más complejo y rico. Existe un sistema educativo porque existen ciudadanos, y el sistema tiene que estar a su servicio, lo mismo que los propios profesores, que solo son trabajadores “que trabajan con otros a España”. Se instruye y se educa PARA ALGO. Y alguna vez habrá que dar un manotazo sobre la mesa y gritar qué clase de ciudadanos queremos. Nos jugamos un modelo de sociedad u otro bien diferente. ¿Cómo no va a haber enfrentamientos entre unos grupos sociales y otros en estos asuntos? Lo extraño es que no los hubiera. Y ahí es donde hay que hacerse fuerte y tratar de convencer a los demás de la necesidad de aplicar un sistema que está al servicio de la sociedad en conjunto o que se agota en sí mismo y que viene a servir a los de siempre. En esto hay que batirse el cobre con todas las fuerzas.

Lo otro, lo de la autoridad del profesorado, lo de las tarimas y todas esas minucias hay que dejarlo para las personas que no pueden alcanzar otras metas que las de ser presidentas de alguna comunidad. Pobrecillas.

Ojalá ningún ministro caiga en la tentación de “pasar a la Historia” como aquel que consiguió no sé qué pacto educativo a costa de dejar todo peor de lo que ya estaba. Veremos.

martes, 29 de diciembre de 2009

ME QUEDA...

Lo malo es que ahora ya es por la tarde y, como estaba programado, Sara ya se ha marchado. Y con ella también se han ido Miguel Ángel y Merce. Estas pequeñas cosas, de ámbito más familiar y privado, son las que anoto en mi agenda como aquellas que más me llegan y que más me mueven en un sentido o en otro.
Los últimos días -casi una semana- han girado para mí de una manera diferente, con un ritmo propio y con una intensidad distinta. Qué fácil me ha resultado ponerme unas vallas para quitarme las vistas exteriores, para oír menos el ruido de todo lo que sigue circulando y de todo lo que ya hoy ha vuelto a zumbarme fuerte en los oídos.

Creo que cada vez con más intensidad me concentro en asuntos más cercanos o doy vueltas a ideas de aplicación general; no reniego de lo que sucede a mi alrededor pero me veo absolutamente impotente para poder modificar nada o casi nada, y me refugio, como defensa personal, en aquello de los extremos que o me afecta de cerca o, por lo genérico, se puede considerar para muchas situaciones a la vez. ¿Qué podría yo decir, por ejemplo, de la huelga de controladores aéreos desde esta ventanita? ¿En qué podría yo modificar la situación? En nada, por supuesto. ¿Para qué hablar, entonces? Así las cosas, si algo me interesa, a partir de ese hecho concreto, es la consideración de la desigualdad de poder que en nuestras sociedades tienen los distintos grupos de trabajadores, las presiones que desde ellos se pueden ejercer, el control que se consigue, las tendencias sociales y políticas que acompañan a esas personas… Todo general. O, por la otra esquina, tratar de aplicar el ejemplo a lo que sucede a mi alrededor entre grupos de personas conocidas, o incluso con lo que a mí mismo me ocurre. Por eso, repito, el refugio en lo más inmediato y en lo personal. Porque sigo sintiendo la llamada de todo lo que anda por ahí, pero cada día me siento más poca cosa e incapaz de ejercer ninguna influencia.

Además, en mí se produce claramente una dificultad añadida que resulta casi insalvable. No creo en el sistema de vida que nos hemos dado, casi todo me parece un despropósito y, en cuanto echo la mirada a paseo, mis ánimos se vienen abajo pues mis consecuencias son demasiado negativas. Y sobre el sistema aún puedo actuar mucho menos.

Me queda mi mundo más cercano, me queda esta ventana en la que dar pregones que a nadie le interesan pero que a mí me desahogan, me queda este ratito de respiración y de ejercicio para no amodorrarme del todo, me quedan mi familia y las personas que me rodean… Me queda la palabra. Y un atasco febril que me acobarda.

SIGO CON MI LECTOR DIGITAL

Sigo como sin creerme lo que esconde este aparatejo de 20 centímetros por doce y por dos. No es más que una agenda cualquiera en tamaño, incluso más delgada, y yo no salgo de mi asombro. Toda una biblioteca en sus entrañas. Me parece tan improbable como el hecho de que un avión despegue del suelo. Aprendo poco a poco el funcionamiento, porque yo no soy precisamente un manos finas, pero creo que lo importante no está en el número de funciones sino en la capacidad de almacenamiento y en la versatilidad que ofrece.

Ya digo que es como una fina agenda que cierra con un mecanismo magnético. El lector va engastado en una funda negra que se dobla y permite leer como si fuera solo media cuartilla. Lo apoyo en cualquier sitio y con una mano lo puedo controlar, y, si no tengo ganas, él solo reposa sobre mis piernas. Una figura del Quijote -no está mal como logo- aparece en cuanto pulso la tecla de encendido. Un doble pulsador me permite continuar abriendo el índice de todo este almacén. Me han codificado los contenidos en doce o catorce apartados. Simplemente pulsando un numerito me aparece el apartado que quiera. Si busco, por ejemplo, novela clásica, o filosofía, ahí se despliega toda una batería de obras, que ordeno como me parece, siempre desde una numeración sencilla. Sea el caso que busco alguna obra de Galdós, pues paso páginas y casi todo Galdós al aparato. Con la misma numeración, que no supera los diez símbolos, vuelvo a seleccionar la obra elegida y, con los botoncitos de avance y retroceso, a leer. Y, si no me interesa un tipo de letra, pues a aumentar o a disminuir según conveniencias. A partir de ahí, siempre con los dichosos botoncitos, pasando y pasando páginas.

Pero no siempre se puede leer un libro de un tirón. Pues a descansar. Otro numerito para desplegar un menú desde el que se puede pedir que se marque la página. De ese modo, cuando se quiera volver, ya tendremos seleccionada la página en la que dejamos la lectura.

Y todo un ejército de libros en la biblioteca. Qué estupendo. El fondo mate de la pantalla hace agradable a la vista la letra y no cansa como un ordenador. A la hora de pasar página me sucede estos primeros días como cuando se estrena un coche con cambio automático, que instintivamente se te va la mano sin darte cuenta de que lo que hay que hacer aquí es pulsar un botoncito. Ah, y ese sentimiento del papel en las manos y el paso suave de las páginas… Bueno, pues no es para tanto; sobre todo pensando que durante mucho tiempo van a convivir los dos sistemas. Yo puedo decir que nunca me he llevado mal con el papel pero que los botoncitos y la pantalla no me han recibido mal. Veremos qué enseña la costumbre.

No todo son ventajas, que nadie ha dicho que esto sea el paraíso. Por ejemplo, las obras que se han digitalizado no siempre son las mejores ediciones; la paginación no siempre existe, las obras más accesibles no son precisamente las más actuales, hay que seleccionar, anular y aumentar los fondos con criterios personales…

Todo parece que se puede mejorar en cuanto a la calidad de los textos. Pero esto se va a subsanar en muy poco tiempo. Solo hace falta que algunas grandes compañías se pongan a ello. Y algunas ya están por la labor. Mientras tanto, en internet existen obras de todo tipo y se pueden descargar gratis.

Me parece fantástico poder estar en el Calvitero y poder acercarse a la vez a Baudelaire o al Manifiesto Comunista, a Machado o a Kant. Y todo de manera simultánea y con algo tan simple en tamaño como una delgada agenda.

Siempre he ido por detrás de casi todo el mundo en aparatos tecnológicos. Por una vez ando en la vanguardia. Y estoy contento.

N.B. Pero hasta mañana por la mañana estoy mucho más contento con Sara, que me sigue sonriendo y echando los brazos como una muñequita encantadora.

domingo, 27 de diciembre de 2009

MI BIBLIOTECA ELECTRÓNICA

Ya pasan los turrones y las copas, se asientan los espacios para los coches con la vuelta a casa de los visitantes, y el frío nos habita y nos encoge. Bueno, muy bien, más se perdió en Cuba. Hasta la próxima semana, que dará despedida y bienvenida a todo un año.

Pero sigue mi Sara con nosotros y todo se me va en ella y en sus sonrisas tiernas. Coño, que yo también soy familia y no sé nada de Rouco ni de sus manifestaciones en Madrid. Y creo que de verdad quiero bastante a mi familia. Yo diría que hasta mucho.
He repudiado en muchas ocasiones las fiestas que considero comerciales más que otra cosa, y más propiedad de El Corte Inglés que de ningún otro ciudadano. Pero esta vez andaba yo como con capricho incorporado. Había dejado oír que me apetecía un libro electrónico y aquí que está en mis manos como regalo de vacaciones. No han querido aguantar en mi familia a las posibles rebajas de enero.

El libro electrónico yo creo que va a tener mucho más éxito que otros artilugios de este tono. Llevo casi toda mi vida -desde que me solté a la lectura de libros, cuando andaba por mis buenos añitos- manejando y manoseando páginas de libros, mis ojos empiezan a estar cansados de mirar tantos miles de páginas. Sigo en el intento, en la afición, en la costumbre. Veremos hasta cuándo. De momento escondo en un espacio físico muy pequeñito -en este libro electrónico- más de mil quinientos libros, toda una biblioteca casera. Es evidente que tengo que seleccionar, que tengo que incorporar y que tengo que ordenar. No soy precisamente ningún perito en lunas (quiero decir manitas en asuntos técnicos) pero la costumbre me ayudará. Calculo que durante mucho tiempo -tal vez ya siempre- se mezclarán en mis manos el libro de papel y el electrónico. De momento me siento bastante raro al pensar que llevo entre mis manos toda una biblioteca andante, que la tengo para cualquier lugar y que puedo consultar muchos textos casi simultáneamente. ¿Aligerará esto mi ritmo de lectura?, ¿cambiará alguna forma de leer?, ¿me retirará de esta costumbre ya casi genética en mí?

Hace no demasiados meses pensé en la posibilidad de anotar los nombres de los libros que, de manera completa, leía; quería ser una forma de revisar en qué asuntos había ocupado parte de mi tiempo. Nada más. ¿Lo seguiré haciendo ahora con el libro electrónico?

Dejaré dicho aquí que comencé con dos textos cortos esta nueva lectura: Las Rimas de Bécquer, y las Coplas de Manrique. Después repasé los textos de San Juan, alguna carta de Voltaire y varios textos de Larra. Y ahí ando, aprendiendo lentamente a manejar este aparatito tan extraño, que soy un manazas.

Ahora daré noticia en este diario-ventana de los títulos de los últimos libros del formato papel:

.- Electra; Esquilo. Teatro 08/31
.- Edipo en Colono; Sófocles. Teatro 09/01
.- Áyax; Sófocles. Teatro 09/01
.- Zalacaín el aventurero; Pío Baroja. Novela 09/02
.- Descalzos sobre las brasas; Juan Carlos Pajares. Poesía 09/04

.- Romancero; Edic. Paloma Díaz-Mas; Poesía 09/09
.- Antonio Machado: Fragmentos de biografía espiritual; Juan José Coy. Ensayo 09/17
.- Béjar Reseña al Vapor de sus hechos políticos pasados y presentes; Juan Muñoz Peña 09/21
.- Prosa Completa; Antonio Machado 09/26
.- Rimas humanas y otros versos; Lope de Vega. Poesía 09/ 29
N.B. De este libro se han seleccionado para la lectura poemas. No se he leído todas las composiciones.
.- Crátilo; Platón. Ensayo 10/06
.- Nunca seré tu héroe; María Menéndez-Ponte; Novela 10/06
.- El gen egoísta; Richard Dawkins. Ensayo 10/13
.- Conversaciones con máscara; Luis Manuel Pérez-Boitel. Poesía 10/13
.- La iniciación en el sendero del escarabajo; Manuel Arduino. Novela 10/15
.- El pulgar del panda; Stephen Jay Gould. Ensayos (selección) 10/20
.- Pantalones blancos de franela; Inmaculada Mengíbar. Poesía (relectura) 10/21
.- Los días laborables; Inmaculada Mengíbar. Poesía (relectura) 10/21
.- Dientes de leche; Luis Felipe Comendador. Poesía 11/02
.- Néctar, ambrosía y unas gotitas de humor; Javier Gómez Molero. Relatos mitológicos. 11/03.
.- El aprendiz de brujo; Fernando Lillo. Relatos mitológicos. 11/04
.- Madera de un solo árbol (Cuaderno de Nepal); Antonio Orihuela (Poesía). 11/05.
.- Nuestra especie; Marvin Harris. Ensayo 11/06.
.- Muchacha en la playa; Miguel Aguilar Carrillo (Poesía) 11/08.
.- Los confines; Andrés Trapiello (Novela) 11/09.
.- Poesías completas; Antonio Machado (Edición Manuel Alvar y Pilar Celma) 11/12.
.- Otoño y otras luces; Ángel González (Poesía) 11/12.
.-El amor, las mujeres y la vida; Mario Benedetti (Poesía) 11/15.
.-Introducción a la antropología general; Marvin Harris (Ensayo) 11/16
N.B. De una parte he leído los ensayos completos; de otra, los resúmenes finales.
.- Vacas, cerdos, guerras y brujas: Marvin Harris (Ensayo) 11/17.
.- Constantes vitales; Javier Almuzara (Poesía) 11/18.
.- Los días laborables (otra vez); Inmaculada Mengíbar (Poesía). 11/19.
.- Antología poética; Estrella Arroyo de Guedes (Poesía. Perú)). 11/22.
.- No me pides que cante cuando vengas; Vicente Martín (poesía) 11/23.
.- Poemas humanos; César Vallejo (poesía) 11/24.
.- Constantes vitales; Javier Almuzara (Poesía) Relectura. 11/27.
.- Caín; José Saramago (Novela) 12/1.
.- El mundo es ansí; Pío Baroja (Novela) 12/11.
.- Aires de mi tierra; M. Curros Enríquez (Poesía) 12/15.
.- Áyax, Sófocles (Teatro) 12/16.
.- Electra (Sófocles (Teatro) 12/17.
.- La mitad del alma; Carme Riera (novela) 12/24.
N.B. Para que nadie entienda cosas raras, aclaro que se señala la fecha en que se finaliza la lectura.

jueves, 24 de diciembre de 2009

UN FUERTE ABRAZO DESDE ESTA TERRAZA

Hoy cedo la palabra a Ángel González. Me siento solidario con él en este poema de amor tan polisémico y que, me parece, tan bien puede venir al caso en estas fechas. Con él quiero dejar mi sentido de amistad para con todo el mundo. Un abrazo.

MUERTE EN EL OLVIDO

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.

Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita…

N.B. Hay tan poco que cambiar para hacerlo todo propio…

"UNA DERECHA MEDIÁTICA EN PLENA FORMA"

Acabo de leer en El País un artículo de opinión que me parece de un alcance extraordinario. Se titula “Una derecha mediática en plena forma” y lo firma Ignacio Muro. Reflexiona el autor sobre el vuelco que cree que se ha producido en el marco de opinión. En esa evolución es la derecha la que ha crecido y la que ha arrastrado a una parte de intelectuales aparentemente de izquierdas.

Con independencia de los ejemplos españoles, en los que se recrea el autor, el asunto es de aplicación generalizada y uno, hasta donde le alcanzan las antenas, cree que algo similar sucede realmente en todo el mundo.

Analizar las causas tiene acaso algo más de alcance que salir a comprar unos regalos para Navidad o a encargar una cena para la Nochevieja. No es el lugar el de mis escasas líneas, pero sí me llega para llamar la atención acerca de su importancia y de las múltiples variables que lo explican. Esto sí que es realmente un bosque y no solo un árbol; esto sí que es la luna y no solo un dedo.

Se hacen conjeturas acerca de la propiedad de los medios de comunicación, verdaderos cauces para la expresión pública y armas poderosísimas para la creación de opinión. La derecha más extrema de este país, que da la impresión de ser muy numerosa, asegura que casi todos los medios de comunicación están al servicio de la izquierda. Y lo afirman repetidamente y sin ningún rubor. ¿Pero cómo se puede ser tan cafre y tan mal nacido? ¿Hace falta demasiada perspicacia para saber en manos de quiénes están las acciones, y por tanto la línea editorial, de todos esos medios de comunicación? A ver si ahora los multimillonarios nos están saliendo de izquierdas y el PSOE o izquierda Unida ganan en el Barrio de Salamanca? ¿Por qué insultan al sentido común? Así que, primer y fundamental elemento de análisis, el de la propiedad de esos medios. Y está tan claro… A partir de este, todos los demás. Por favor, jerarquicemos ideas y no confundamos ni manipulemos.

Creo que se analiza todavía muy poco la importancia y la relevancia que está adquiriendo la propagación de ideas desde la individualidad. Pienso sobre todo en la modalidad de los blogs de Internet. Creo que con este formato nos hallamos ante una aproximación un poquito mayor entre la opinión pública y la opinión publicada.
Existe un número de periodistas y de grupos de presión organizados que se someten sin poder de réplica a las organizaciones que los acogen y que, desde una relación laboral, “ya saben dónde se meten y lo que tienen que hacer”, ellos solos se imponen la censura.

Y, además, uno cree ver cómo se crecen muchos periodistas que, en sus manifestaciones orales o escritas, van muy por delante de las organizaciones políticas de la derecha. No hay más que ver sobre todo televisiones o leer columnas de periodistas que parecen supervisadas por el director de algún periódico, o alegatos de cualquier llamado contertulio que se apunta a cualquier bombardeo con tal de disparar.

Que se confronten ideas solo puede resultar beneficioso para la convivencia. Que se haga desde la desigualdad resulta escandaloso y manipulador, que se acuda a la igualdad numérica y que para alcanzar esa igualdad se dé paso a voceras y personajillos cuya única capacidad parece la de levantar la voz y dar juego al morbo y a la tontería y a la exageración es una forma vergonzosa de los medios para azuzar el negocio y la venta del producto.

A algunos nos cuesta pensar que la cultura esté en la derecha. A mí desde luego. Pienso que en la derecha lo que anida son los intereses y la mirada alicorta y egoísta. Me baso en mi valoración del sentido común, en alguna lectura que ya amaso a estas alturas de la feria y sobre todo en la experiencia vital.

Pero algo no funciona y en algo o en mucho yo también tengo que estar equivocado porque la cosa está como está y la afirmación genérica del principio, a día de hoy, es difícil de rebatir. Habrá que seguir razonando serenamente. También en estos días de lluvia y de ocio.

martes, 22 de diciembre de 2009

UNO SE PUEDE IMAGINAR

¿Quién se puede imaginar una sociedad en la que todos sus componentes cumplan todas las normas escritas? Sería insufrible: todos sus esfuerzos se dedicarían a conocer tales normas para después poder aplicarlas y, al final, todos estaríamos en la cárcel. Sin embargo, en todas las sociedades modernas, las relaciones se rigen precisamente por todo ese ingente código que van generando las leyes y la jurisprudencia.

Ocurre que hay asociaciones que se desgastan cumpliendo, hasta en los menores detalles, todas las cuestiones formales. Con demasiada frecuencia, todo se va en ello y los asuntos de contenido pasan al rincón del olvido.

Uno puede imaginarse una reunión de unas veinticinco personas que dura tres horas, que casi todo el tiempo lo acapara una persona en el uso de la palabra, que el resto se lo adjudica una segunda, que los demás asisten al pimpampum sin poder aportar sus propias opiniones para no alargar aquello hasta la hora del alba, que los que consiguen decir algo apenas tienen noción de lo que significa aportar algo que sea pertinente, que al cabo de tanto tiempo se dejen apartados importantes sin tratar por desistimiento, que más de uno salga de allí con la sensación de un tiempo perdido en casi nada, que… Uno se lo puede imaginar, pero es mejor que no lo haga: se puede poner de mal humor. Doy fe.

Qué importantes son el sentido común y la buena voluntad.

He dicho.

lunes, 21 de diciembre de 2009

LA ESCUELA DE BÉJAR

Vengamos a lo de aquí, “cómo en un punto s´es ido e acabado”.

Leo en un periódico provincial (siempre que se cita a estos periódicos hay que hacer la salvedad de que se trata de datos y no de opiniones) lo siguiente:
Escuela Técnica de Béjar: Año 1999/2000: 1617 alumnos; año 2009/2010: 483 alumnos.
Y describe algunas especialidades: I. Técnica Textil: de 107 a 9 alumnos; I. Técnica Electrónica: de 512 a 94 alumnos; I. Técnica Eléctrica: de 416 a 110 alumnos.

Apabullan estos datos para esta ciudad estrecha, que se estrecha cada día más en demasiadas variables. Incluso sería interesante conocer las circunstancias de algunas de esas matrículas.

No tengo capacidad para describir ni para analizar todas las razones que han conducido a esta lamentable situación, aunque se me ocurren varias. No es difícil comprender que son muchas y que las responsabilidades hay que repartírselas entre todos, pero, una vez más, si no empezamos por reconocer la situación, será difícil que le pongamos remedio. Incluso reconociendo la necesidad de echarle optimismo al asunto, algo casi obligatorio en los tiempos que nos toca vivir.

Pero hay deducciones que se imponen por sí solas. La primera, sin duda es la de considerar que esta realidad no se pude mantener demasiado tiempo. Sin unos mínimos criterios de rentabilidad, no es posible seguir pensando en que esta realidad se siga teniendo en pie. La educación de estos estudiantes en cualquier institución del mundo, en buenos hoteles y hasta con gratificación, nos saldría mucho más barata que con el modelo actual.

La segunda es la de analizar serenamente y sin conjeturas ni cabezas de avestruz qué es lo que cada cual puede aportar para que todo mejore, y siempre desde unos parámetros de verosimilitud, no siendo que nos toque también aquí tener que fabricar todos los días nieve porque nos falta siempre. Y hay bastantes variables que considerar: realidad demográfica, realidad del profesorado, situación de la ciudad, necesidades sociales y de mercado…

No es agradable ver cómo una realidad tan floreciente en otros tiempos se ve ahora languideciendo en cuanto al número de alumnos, sus principales activos. Los suyos y tal vez también los de la ciudad.

No estoy seguro de que los representantes políticos sean los que más pueden hacer. Cada cual sabrá en qué medida puede aportar soluciones. Se necesitan ya. Si es que aún hay tiempo.

domingo, 20 de diciembre de 2009

¿MI CORAZÓN EN TIERRA?

Terminan sin éxito los trabajos para localizar los restos de Lorca. Los comentarios y las conjeturas no se han hecho esperar. Repasar alguna de estas manifestaciones es echarse a llorar, o a temblar.

¿Qué cuerpo toman ahora las negativas de la familia a estos intentos? La imaginación se dispara y tiene el campo abonado para ello. ¿Qué pudo hacer el régimen de Franco con un cadáver que tan molesto le resultaba para su propaganda? Ojo a este dato. ¿El asunto de la memoria histórica carece de sentido como afirman bastantes al hilo de este fracaso? ¿Hay que seguir buscando? ¿Lorca somos todos? Y así, tirando del hilo, hasta que se acabe la madeja.

Al final creo que tenemos que volver a preguntarnos, como en la historia aquella, qué es lo realmente importante. En la historia alguien tuvo que cortar las conjeturas y soltar el exabrupto: “¿Pero es puta o no es puta?” Lo demás tal vez importa menos y diluye nuestra atención.

Lorca fue un ser sensible en un grado que es difícil de hallar y esto ya sería bastante. Sufrió una vida a la que él le prestó alegría y sinergias positivas a raudales. Tomó partido por unos grupos sociales determinados: los marginados (él lo fue, y mucho) y por la legalidad republicana. Cuando estalló la rebelión militar estaba donde tenía que estar, o sea con la democracia y no con los pistoleros. Nadie puede dudar de que fue vilmente asesinado y de que lo fue por razones sociales y políticas, sin ninguna acusación formal y sin ninguna defensa. Que el asesinato se produjera en un lugar o en otro no aporta nada importantes, salvo la vileza de aquellos que tal vez hasta cambiaran el cadáver de lugar para ahorrarse críticas y vergüenzas. Como personaje público y reconocido, Lorca puede muy bien representar a todos aquellos que como él fueron eliminados y quedaron en cualquier lugar, al amparo del sol y de los tiempos. Nada, nada, absolutamente nada rebaja este fracaso en la búsqueda de sus restos ni el valor de su obra ni el símbolo de sus persona, ni la maldad de sus asesinos, ni la villanía del levantamiento militar, ni, por encima de todo, el valor de toda su obra.

Porque a Lorca realmente hay que seguirlo buscando en la obra, en sus poemas, en sus textos teatrales, en su vida intensa, en sus manifestaciones, en todo lo que configuró una vida realmente extraordinaria. Todo eso supera el valor del tiempo y del espacio, ese espacio que alguien quiere acotar en unos metros cuadrados y que se expande hasta cualquier lugar en el que exista un texto o un recuerdo del poeta y del dramaturgo. A todos los que parecen alegrarse con este casual “fracaso” hay que darles con los versos del Romancero Gitano en las narices y en la cabeza para ver si es posible que se les ablanden un poquito y se les vuelvan más sensibles y comprensivas.

No es fácil: en este país parece que la sensibilidad y la misericordia con los demás no generan beneficios ni sirven para ganar elecciones. Y ya se sabe que, por aquí, por desgracia, lo que no son cuentas son para algunos solo cuentos. País…

En 1919 escribía Lorca este poema:

ÁRBOLES

¡Árboles!
¿Habéis sido flechas
caídas del azul?
¿Qué terribles guerreros os lanzaron?
¿Han sido las estrellas?

Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros,
de los ojos de Dios,
de la pasión perfecta.
¡Árboles!
¿Conocerán vuestras raíces toscas
mi corazón en tierra?

sábado, 19 de diciembre de 2009

"...NI EN LA ÁSPERA MONTAÑA"

Qué frío el de estas mañanas que anuncian el invierno pero con aquella fórmula latina de aparecer de golpe, “in medias res”. Coño, que hay que dar un tiempo para acostumbrarse y acomodarse con calma en el sillón, ponerse la bufanda que anda por ahí perdida, encasquetarse si se tercia la gorra bilbaína y montarse la capa para lucir palmito por las calles de esta ciudad estrecha.

El caso es que hoy también hacía mucho frío. Y Manolo no me había esperado, seguro de que no acudiría a la cita mañanera de nuestros sábados por el monte. Razones tenía para ello pues lo dejé anoche con la palabra caída al teléfono.
Pero algo me sucede que me levanta y no me deja en el colchón lo que a mí me gustaría. Get up, colega, que son las ocho y media. La mañana está clara y el cielo despejado. Tan solo apunta la “vaca” bejarana cerca de la Covatilla. El viento parece que se ha calmado de los envites nocturnos y acaso se ha dormido. A la calle.

Tengo que subir en coche hasta Llano Alto; hasta allí se ha encaramado ya Manolo, que ha salido andando media hora antes. La estrecha carretera que asciende hasta el Castañar deja brillar una finísima capa de hielo, tan fina como brillante. Se podría esperar algo más escandaloso y visible pero seguramente el propio viento y la sequedad del ambiente no han permitido que se haya posado en el suelo nada más.

Desde Llano Alto se divisa esta mañana todo el paisaje serrano. Apenas otra finísima capa de hielo en lo alto de la loma de la sierra, esa loba que este año no carga sus ubres de leche blanca ni a tiros. Miro a la Covatilla y me imagino a la gente deseosa de esquiar y con las ganas pendientes de que algún día se puedan desfogar.

Pero hoy no hay materia, qué le vamos a hacer. Mientras tanto, los mentirosos -he dicho mentirosos- periodistas seguirán proclamando que vienen miles de esquiadores y que estamos en tierra de Jauja. ¿Por qué mienten? ¿A quién benefician? ¿Qué consignas obedecen? Está bien el optimismo, pero la mentira continuada en mí produce enfado.

Decidimos subir hasta la Peña de la Cruz, pero hace frío y propongo hacerlo por el camino llamado de los Registros. Y por allí, entre árboles desnudos ya, vamos ascendiendo, un poco más resguardados del viento. El trayecto se hace corto pues el frío invita a andar de prisa y sin pausa. De modo que en poco tiempo nos ponemos arriba. El refugio que hay en lo alto tiene las puertas cerradas y nos engaña pues nos hace pensar que no hay nadie en él. No es verdad. Empujamos un portón y llega hasta nosotros el calorcito que desprende una todavía humilde lumbre que arde al amparo de una chimenea.

Hoy no habíamos subido viandas, esas que tan buenos momentos nos hacen pasar otros sábados, y nos surtimos de las que nos sirven en el pequeño bar. Al cobijo de la lumbre charlamos, bebemos, comemos un poco y dejamos pasar el tiempo. Demasiado tiempo. Acaso el frío no nos invitaba a salir de nuevo a la intemperie.

Pero lo hacemos, y con prisa, sin detenernos apenas a contemplar el infinito paisaje que desde aquella cota se divisa. Ahora el viento nos da de cara y yo lo soporto peor. Así que a caminar en busca de mejores sitios. No los conseguimos hasta que el coche en Llano Alto nos vuelve a ofrecer su refugio y su calefacción. En él descendemos lentamente de nuevo hacia la ciudad. Hoy el paseo ha sido corto pero cada día ofrece su oportunidad y hay que entender que no siempre se puede hacer todo lo que uno quiere.

Qué alegría llegar a casa (get home, que hoy estoy inglés) y meterse debajo de la ducha caliente (have a hot shower) y aparraplanarse (que también puedo sentirme extremeño) en el sillón. No cumplo con menos que con tomar en mis manos un libro de fray Luis de León y dejarme llevar por algunas de sus composiciones, traducciones e imitaciones de Virgilio o de Horacio: “Tityre, tu patulae recubans sub tegmine fagi silvestrem tenui musam meditaris avena…” Tú, Títiro, a la sombra descansando, / desta tendida haya, con la avena / el verso pastoril vas acordando. / Nosotros, desterrados; tú, sin pena, / cantas de tu pastora, alegre, ocioso, / y tu pastora el valle y monte suena // TÍT: Pastor, este descanso tan dichoso / dios me lo concedió, que reputado será de mí…”

En toda mi habitación suena un concierto barroco (Albinoni, Vivaldi, Bach, Pachelbel, Monteverdi… Mi sillón me acoge y me acuna. Mi imaginación se pierde de nuevo por los versos de otra composición: “No siempre descendiendo / la lluvia de las nubes baña el suelo; / ni siempre está cubriendo / la tierra el torpe yelo, / ni está la mar salada / siempre con tempestades alterada. // Ni en la áspera montaña / los vientos de continuo haciendo guerra, / ejecutan su saña…” No siempre… No siempre… Aquí no… “Mi trabajoso día / hacia la tarde un poco declinaba, / y libre ya del grave mal pasado / las fuerzas recogía, / cuando, sin entender quién me llamaba, / a la entrada me hallé de un verde prado, / de flores mil sembrado…”

Y el calorcito… Y el sueño placentero…

viernes, 18 de diciembre de 2009

UN POCO MÁS ACADÉMICO

Estos días son un poco más académicos si cabe. Tengo acaso demasiados frentes abiertos y ando con ciertas prisas en todo: las clases de la mañana, las clases de la UNED, las clases que recibo de inglés, los exámenes… Pero ahora se cierran algunos por bastantes días.

Por si acaso, también mis lecturas son algo más clásicas desde ayer. Y hasta mis cartas.

Recibo carta de vuelta de Pepe Asencio, que hoy mismo deja su rectorado en la Universidad de Salamanca. Le noto animado ante lo que le espera ya fuera de las obligaciones del cargo. Tampoco él se podía mostrar de otra manera, pero me parece que es sincero y que, a partir de ahora, sus gramáticas, sus alumnos y sus escritos se lo agradecerán. Tengo para mí que no resulta nada sencillo “bajar” en la escala de cargos sociales y que muy bien haríamos todos si aprendiéramos que todos los cargos son temporales y que todos tienen su dignidad. El día que un rector pase a sus clases con normalidad o que el Presidente de Gobierno se convierta en un militante activo como los demás de su partido habremos dado una zancada enorme en la normalidad social. No es fácil, o al menos no es frecuente. Ojalá en este caso se produzca.

Y se me han pegado a las manos las obras de fray Luis (ando académico y clásico también en las lecturas). Lo hago en una edición crítica preparada por Antonio Ramajo Caño, otro profesor de la USAL al que conocí hace demasiados años.
Hay que ver la cantidad de elementos que se pueden incluir en las ediciones de un texto. Ramajo parece tener en cuenta casi todo. El resultado es brillantísimo, pero me pregunto una vez más hasta qué punto un lector los va a tener en cuenta. Incluso me cuestiono en cuántas ocasiones sobrepasa el crítico la visión y la propia preparación del autor. En esta edición se tienen en cuenta todas o casi todas las variables: fecha de composición del poema, todas las posibles fuentes que utilizó (se rastrean fuentes, fuentecillas, arroyos, arroyuelos y todo elemento que huela a húmedo: quiero decir que casi cada imagen se hace proceder de alguna otra existente en textos bíblicos, clásicos o teológicos; como si al autor no le quedara nada más que el valor de la imitación, tan importante en el Renacimiento, pero no tan absorbente), tipos de composición estrófica, distribución formal y disposición significativa (dispositio)según los modelos clásicos, variantes según familias de ediciones, autores contemporáneos que tratan en mismo tema y hasta la misma imagen… Demasiadas cosas. Parece, repito, que a fray Luis solo le queda ser un extraordinario lector y un excelente imitador.

Pero todo esto, con tiempo y con alguna base de conocimientos de la época y del asunto poético, resulta de una hondura extraordinaria. Así que aquí me siento, aquí me abstraigo, aquí me evado, aquí me encierro, al amparo de estos muros, con esta “mesa de paz bien abastada” que me basta y me redime de estos intensos fríos que se han apoderado de las sierras y de los valles.

jueves, 17 de diciembre de 2009

MIRADAS PELIGROSAS

Me sorprende el espejo del pasillo
-al fondo, a la derecha:
será que paso siempre cabizbajo y con prisas-.
Hoy me ve desde el fondo la mirada
de una figura vieja, cansada y taciturna,
cargada con el peso de la vida.

Le pido amablemente que se aparte.
Me obedece y, en plano secundario,
me saluda otro anciano de edad indefinida,
despojado del manto de su piel.
Lo reconozco en sus quebrados huesos
y trato de abrazarlo en su esqueleto.

Me dice con ternura que todo es imposible,
que tras él pide paso otro espacio vacío,
una casa deshecha, un sepulcro sin tiempo,
el hábitat continuo de oscuros animales
que inician la cadena de otro proceso eterno.

Aún queda como el eco de una sombra
en un espacio denso, oscurecido.
Y sueño su presencia
aunque mis ojos ya no divisan nada.

Me voy como prendido en esa sombra,
el último refugio desgastado,
la luz definitiva del mundo del olvido.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

"BELLA SERÍA SI FUERAS PRUDENTE"

En la tragedia de Sófocles “Electra”, hablan Crisótemis y la propia Electra:

Crisótemis: ¿No te cuidas de tu vida?
Electra: Ciertamente mi vida es bella y admirable.
Cris.: Bella sería si fueras prudente.
Elec.: No me enseñes a hacer traición a mis amigos.
Cris.: No te enseño eso sino a someterse a los más fuertes.
Elec.: Halágales con tus palabras; lo que dices no está en tu carácter.
Cris.: Sin embargo, es bueno no sucumbir por imprudencia.
Elec.: Sucumbiremos, si es preciso, habiendo vengado a nuestro padre.

Resulta frecuentísimo en la tragedia griega este enfrentamiento entre la fuerza de cierta razón “productiva” por una parte y cierto impulso arrollador por otra. Al trasluz de este episodio en el que las dos hermanas presentan una visión tan diferente de lo que hay que hacer para vengar la muerte de su padre, mi mente se me viene “a lo de ayer” y a lo de hoy mismo.

La vida está llena de decisiones que se mueven entre el impulso de la teoría y el impulso que exigen las vísceras, entre aquello que pide el cuerpo y lo que dicta una visión más reposada y tal vez más egoísta. No es sencillo aquel equilibrio que proclamaba el poeta: “piensa el sentimiento, siente el pensamiento”.

En las islas Canarias existe un buen escaparate estos días de este dilema, con la imagen de la activista saharaui que enseña sus impulsos, seguramente no muy bien calculados, frente a otras posibles opciones a las que la llevaría acaso la razón. ¿O acaso es una foto muy bien razonada presentada en forma de impulso y de pasión? Porque, con este aparente empuje de pasión, lo cierto es que ha conseguido ya más conciencia internacional que tantos años de languidez diplomática en torno del Sahara.

Si traslado el binomio a mi vida más próxima, se me llenan las manos de ejemplos en los que la pasión se tiene que embridar con el reposo de la razón y aquellos en los que la razón se me vuelve mármol frío, como el hielo de las calles de esta misma mañana, y tengo que tirar por la calle del medio y pasar a la acción suceda lo que suceda.

Quizá es que el fin no justifica cualquier medio sino solo aquellos que mejor se ajustan a los fines que se quieren conseguir y dentro de un proceso que, en alguna manera, podamos dominar.

Salvo que “nos pongamos estupendos” y nos dé por razonar en busca del sentido tanto de la pasión como de la razón. Entonces nos podemos quedar en el abismo. Y hoy sigue haciendo frío.

martes, 15 de diciembre de 2009

TAN SOLO POR UN RATO

TAN SOLO POR UN RATO

Reconociendo el fin de todo anhelo
en los predios del reino del olvido,
decido desistir de mis impulsos
y dejarme llevar por las mareas
que arrastran a la playa mis despojos
-al fin todo es inútil,
todo grano de arena, polvo, nada-.

Vivir más densamente certifica
solo un tránsito público
hacia un ayer vacío y olvidado.

Sería morir dos veces
y está la vida en crisis
y el entierro es muy caro.

lunes, 14 de diciembre de 2009

EL PRETEXTO DE CURROS ENRÍQUEZ

A veces llegan a mis manos libros de manera peregrina y azarosa. Hace un par de días me hice con un libro del poeta gallego Manuel Curros Enríquez. Catalogaba al autor entre los de aquella generación de poetas, sobre todo regionalistas, que tuvieron su importancia en la segunda mitad del S XIX, en diversas regiones de la Península.
Nunca había leído nada de él, al menos que yo recordara.

Abrir las páginas de “Aires de mi tierra” ha supuesto para mí la sorpresa de encontrarme con un tipo de poesía que no me gusta nada (que el poeta me perdone), pero sobre todo el reencuentro con algunos días de mi adolescencia en los que oí hablar de él por primera vez.

En un montículo desde el que se divisaba la ciudad de Leganés, entonces un poblachón que en poco se parecía a la ciudad actual, se alzaba un convento de frailes agustinos. Allí se recogían estudiantes de muy diversas partes de España. Entre esos frailes se encontraba uno de edad avanzada, de tez oscura y voz grave, que se encargaba de darnos las clases de literatura. Ya entonces sospeché que leía a escondidas y a su aire obras que para el momento no debían de ser políticamente correctas. De ellas nos daba noticias y alguna vez nos ofrecía la lectura de algunas páginas. De su voz timbrada y recia salían aquellos nombres que a mí nada o casi nada me decían y que yo conservo seguramente más por la mella que en mí dejaba la voz del profesor que las evocaciones del autor.

Y desde la lectura, tediosa y extraña por la falta de calidad de los versos (que el autor me vuelva a perdonar), mi mente se ha echado a volar hacia aquellos años lejanos y distantes en casi todo. Y venían hacia mí imágenes de otros profesores menos llamativos que el de nuestra literatura. Aquel Chinchurreta vasco que admitía verdaderos haces de hierba en sus clases con tal de que los alumnos se aficionaran en algún modo a las Ciencias Naturales, el pianista de las manos ocres por la presencia del tabaco, o el extraño director que a punto estuvo de dar con mis huesos en casa antes de la cuenta por asuntos tan graves como dar voces en algún partido de baloncesto, o aquellos aspirantes a místicos a los que se les iba el alma a los cielos cada vez que se enfrentaban con una consagración.

Qué mundos tan difusos y tan alejados de ahora mismo. Quiero entenderlos desde el contexto de aquellos años y me cuesta. No está mal que me conforme con evocarlos y con tratar de reconocer que, a pesar de tantos pesares, anacronismos y sinsentidos, algunos valores sí creo que cuajaron en mí y que se han mantenido hasta ahora mismo. Para bien y para mal.

Sigo en la lectura, tan poco atractiva, de Curros Enríquez y dejo que mi mente vaya y venga, con este pretexto, hacia aquellos años en los que todo el futuro se me ofrecía completo. Ahora ese futuro se me aparece más cuarteado y en una invitación a mirar también hacia el pasado. Voy a seguir con ello. Ciao.

domingo, 13 de diciembre de 2009

SOLO CREAR SI ES VIVIR

¿Cuándo se puede intentar la creación? Respuesta absoluta: Siempre. ¿Cuáles son las mejores condiciones? Ese ya es otro asunto más complejo. No siempre merece la pena.

Este fin de semana ha estado con nosotros Sara. ¿Qué otra cosa mejor podía yo hacer que mostrarle mi cariño y estar atento a sus antojos y a sus necesidades? Resultado: ni una sola palabra en esta ventana. La vida superaba cualquier imaginación en intensidad y en plasticidad. A media tarde nos ha dejado solos y mi mente ya tiene otra perspectiva distinta, las imágenes que me invaden son ya más diversas y apuntan en diversas direcciones. Con ella se han ido sus padres y también Juan Pablo. Juntos hemos compuesto una piñita durante un día y medio. ¿Para qué más? Ahora, a estas horas, ya es diferente.

¿Cuándo escribe mejor un músico sus canciones? Me resulta curiosa la apreciación de que se utiliza más, según entiendo, el verbo escribir que componer para la creación de canciones. Creo que las condiciones más favorables son comunes para cualquier rama del arte e incluso para cualquier tipología dentro de las ramas del arte.

Hay que escribir más canciones de desamor que canciones de amor; hay que escribir poemas de desamor y no poemas de amor, hay que construir con encarnadura y no solo pensando en situaciones idílicas y facilonas…, hay que crear en la dificultad y en la falta de normalidad.

No creo que lo anterior signifique que en el arte deban ocupar solo plaza preferente los elementos marginales; lo que quiero decir es que el tono emocional no puede ni debe ser nunca el de traje de diario, el de la situación monótona e insulsa, el del momento repetido que se agota en sus propios límites. Todo tiene que poseer la capacidad de llegar un poco más allá de lo que “razonablemente” se podría esperar en una situación “común”. Por eso, todo lo que suba a la creación lo tiene que hacer con la servidumbre de lo especial, de lo llamativo, de lo reflexivo, de lo que sobresale por encima de la tapia del horizonte continuo.

¿Y la forma? ¿Tiene que ser también especial? Respuesta absoluta: También. Ser especial en este caso significa simplemente que, sea cual sea el tono formal, tiene que dejar detrás de él un tufillo de fuerza y de encarnadura diferentes.

Acaso la teoría no sea demasiado difícil. En lo que a la creación literaria se refiere. Primero lo obvio: se trabaja con palabras y hay que dominar su uso, sus relaciones y sus posibilidades. En segundo lugar, aspirar a controlar esa clave del uso diferente en cuanto a la forma de los elementos de la creación (no resulta ni sencillo ni frecuente). Y tercero, la encarnadura significativa: todo tiene que aspirar a conseguir ese grado de extrañeza y de admiración que deja al lector o al oyente “colgado” del contenido que le llega a través de las palabras.

Los dos primeros apartados sirven tanto para situaciones positivas como para momentos de reacción en la sensibilidad ante algo que se entiende negativo. La última parte es la que creo que se consigue mejor en los momentos destructivos, en esas burbujas en las que una mente se enfada y, desde la nostalgia o desde el enfado, se vuelve al pasado o enfrenta el futuro con una mirada nueva y con los deseos de que esa realidad se modifique.

Si tal fuera verdad, ¿a qué tipología de personas nos lleva la creación? Pues no a la de los más conformistas ni a los más serenos y complacientes. Qué le vamos a hacer.

Y ni esto me resulta absoluto. Hay algún apartado que se me escapa a este embridamiento. Sobre todo el de los elementos de trascendencia, por ejemplo religiosa. Quizás porque, también en esos casos de aparente complacencia, la sensibilidad anda del todo alterada y buscando realidades tan diferentes que, por ser ajenas a los parámetros humanos, de aquella manera, también ocupan al creador de manera alterada.

Así que, si se vive, olvídese la creación. Salvo que la creación resulte otro modo de vida más intenso y personal, que es a lo que tendría que aspirar siempre. Y créese con el sentido del cambio y de la mejora, con el cuchillo entre los dientes para que nuestra nueva realidad sea nueva o intente mejorar la más evidente.

A mí este fin de semana me ofrecieron Sara y el resto de mi familia mucho más que cualquier palabra. El resultado fue el silencio.

viernes, 11 de diciembre de 2009

LA VIDA ES ANSÍ

Claro que la vida es ansí. Lo dice Baroja en una de sus novelas. Y yo, desde mis limitaciones, lo compruebo y lo corroboro.

La vida tiene límites difusos, aunque en el tiempo parezca que los tiene bien precisos. Porque nacemos con una etiqueta en la que cuelga una fecha pero nadie nos pidió opinión para que aquel suceso se produjera ni tuvimos noticia ni consciencia del hecho real. Y, si pensamos en el límite final, también lo imaginamos con fecha bien concreta pero será difusa su manera y sus últimos momentos no nos corresponderán seguramente. Y hasta es mejor que no nos correspondan.

Así que todo es el discurrir del tiempo, el espacio que media (qué situación tan rara usar espacio para hablar de tiempo) entre el principio y el final, ese día a día y ese momento a momento que nos va arrastrando y al que oponemos alguna resistencia o por el que nos dejamos llevar tal vez porque nos puede la desidia o acaso porque nos asustan las fuerzas exteriores, tan apabullantes ellas y tan formidables.

Dice Baroja lo siguiente: “!El mundo es ansí! Es verdad. Todo es dureza, todo crueldad, todo egoísmo. ¡En la vida de la persona menos cruel, cuánta injusticia, cuánta ingratitud!... El mundo es ansí.”

Qué tipo tan pesimista. ¿Tendrá razón acaso? La naturaleza de las cosas las empuja siempre en el sentido de la supervivencia y, en el camino, arrastran todo lo que encuentran con tal de conseguir ese propósito. Olvidarlo no es inteligente y, sobre todo, no nos sitúa en la realidad. Pero acaso esa lucha tan egoísta anda organizada de tal modo que su propia supervivencia dependa precisamente de cierto grado de solidaridad y de igualdad entre sus miembros. El mundo capitalista no puede, por ejemplo, permitirse el lujo de desprenderse de los obreros porque son los consumidores de sus productos. Lo mismo le sucede a la persona, que no puede dar un paso sin la presencia de los otros, esos a los que tanto desprecia en demasiados casos y de los que se alejaría en demasiadas ocasiones.

Seguramente, cuando los contrastes son más dolorosos es cuando comprobamos que tal vez producimos el mayor daño entre las personas más próximas a nosotros, aquellas a las que también dispensamos los mejores cuidados y a las que entregamos los mejores momentos. Es mejor no pensar en hacer alguna suma de hechos de este tipo para no desanimarnos. Menos mal que también entre los más próximos actúa con más eficacia el resorte de la reconciliación.

El mundo es ansí, lleno de momentos para tirar a la basura. Pero lleno también de momentos que merece la pena conservar y repetir.

jueves, 10 de diciembre de 2009

HAY TIEMPOS DIVERSOS, PERO...

Hay tiempos universales y hay tiempos limitados, tiempos fríos y tiempos calentitos, períodos de calma y períodos de zozobra, ratos en los que todo parece blanco y ratos en los que cualquier cosa apaga el arco iris y se funde en blanco, tiempos que corren en aceleración continua y tiempos en los que manda la calma chicha, semanas de siete días y semanas que se van en un suspiro, meses que suman los días y meses que los multiplican, y años que se estiran frente a otros que parecen con menos meses en el calendario…

Quiero decir que esto del tiempo siempre va por barrios y depende de demasiadas variables, tantas como personas y momentos. Por eso, aunque hay hitos temporales que parecen comunes para todos los seres, hay otros, casi todos, que se mueven según el impulso personal o el empujón al que cada cual esté sometido.

Tal vez por eso sería razonable comprender a todos aquellos que modifican su visión de las cosas según el paso del tiempo y según las influencias que en cada momento reciban, y sería muestra de tolerancia tratar de entender que esa visión sea diferente y que los momentos de ánimo no son siempre los mismos.

Pero no sería menos razonable que sacáramos la enseñanza de que en todo momento debemos dar salida emocional a lo que nos pida ese momento y a la vez tener en cuenta que la realidad y el tiempo son también cosa del futuro y, sobre todo, asunto de toda la comunidad, y que cada uno de nuestros actos adquiere su sentido pensando en la comunidad y no en una unidad aislada y momentánea. La unidad aislada funciona si funciona la suma de los individuos de la colectividad, aunque su mejor aportación sea la de cumplir honradamente con su trabajo y con sus obligaciones sociales, con su preparación y con su discurso, con sus ideas y con sus interpelaciones, con sus silencios y con sus actividades, con su escala de valores y con su discreción.

Vuelvo a querer decir que somos uno y todos, y que somos tiempo presente y futuro a la vez.

He querido decir y he dicho.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

¿DIONILÍNEO?

Tal vez nadie como Nietzsche se haya ocupado de estos dos conceptos tan amplios y tan llamativos: lo dionisíaco y lo apolíneo. Extraordinario conocedor él del mundo griego, sobre todo de su tragedia (él afirma que con la tragedia lograron armonizar las dos tendencias), asegura que hasta Sócrates y Platón predomina la visión dionisíaca y que, a partir de ese momento, se impone la visión apolínea, que nos ofrece la claridad, la luz, el orden, la perfección, la medida, el equilibrio y todo aquello que de su cultura más florida ha llegado hasta nosotros. La visión dionisíaca se manifiesta en la confusión, la deformidad, el caos, el instinto, la irracionalidad, la aristocracia, la libertad… Piensa que esta versión es la que recogieron el idealismo, el cristianismo, el judaísmo y, más modernamente, la ciencia positiva y el socialismo. Y se opone rabiosamente a ella.

Controvertidísimas estas afirmaciones que, en alguna medida, andan en la base de excesos como ese que después fue el nazismo, entre otras cosas.

Toda la historia se puede interpretar en un balanceo entre ambos extremos, en un intento por equilibrar y volver a desequilibrar lo anteriormente equilibrado. Es la teoría del péndulo en la historia y de las modas y los cánones en la creación artística.

Afirmaciones de este calibre seguramente necesitan matizaciones en sus partes más esquinadas, pero no es mi intención. Hoy solo quiero dejar la puerta abierta para pensar en el modelo de vida que mi sociedad ha elegido y la diferencia que se pueda observar en los individuos pensados de uno en uno.

En el nivel de la tribu, uno tiene la impresión de que existe una mezcla extrañísima de elementos de razón con elementos instintivos. Así, a los esfuerzos por ordenar la sociedad, se suman las exigencias por cumplir sensaciones e instintos inmediatos por parte de los que se olvidan de la vida en comunidad y por parte de aquellos que, en el sistema social, andan fuera del poder y consideran que su única misión es la de oponerse por oponerse, o por parte de aquellos cuya estructura ideológica consiste en cumplir lo inmediato y salir del paso pensando que mañana ya se hará lo que haya que hacer.

En el nivel individual, me parece que lo dionisíaco se impone con más fuerza y el beneficio inmediato manda sobre todo, de manera que dejamos a los demás lo que pueda suceder más tarde descargando responsabilidades individuales.

¿Qué tiene de cortapisa para el impulso lo apolíneo y en qué medida lo dionisíaco nos impide planificar e idear lo presente y lo futuro? Las variantes que se ofrecen son demasiadas y nada sencillas. Parece que un equilibrio entre ambas fuerzas se debería imponer. Saber alcanzarlo en cada momento y en cada contexto no es sencillo.

¿Qué pasa si esta oposición la trasladamos al arte? ¿No estamos tentados a imaginar que el arte tiene que ser exceso e instinto? Pero entonces ¿qué decir de toda la cultura griega, tan apolínea ella y tan equilibrada? ¿Y la de todos los períodos clásicos? ¿Y qué hacemos con el romanticismo y todos sus similares, por el contrario?

Ni sobrio ni ebrio, sebrio. Ni apolíneo ni dionisíaco, ¿dionilíneo? Pero nunca equidistante.

martes, 8 de diciembre de 2009

CANSADO Y FELIZ

He vuelto de Málaga cansado y feliz. Feliz por la amistad, feliz por mis amigos todos, feliz por la acogida, feliz por el sol eterno del Mediterráneo, feliz por las actividades que no me han dejado ni un minuto quieto, feliz por ese lujo de mar y de cocina a su misma orilla, feliz por las charlas sobre todo, feliz por nuestra Leti que sigue tan pitufa y tan resalada, feliz por la queimada con embrujo, feliz por la certeza repetida del valor de la amistad real, feliz por demostrarme que la amistad crece sola pero que es buena cosa regarla con mimo, feliz por ese clima que nos puso en la calle todo el día, feliz por la pastorada espontánea en la noche de la ciudad, feliz porque la vida me ofrece tanto bueno, feliz por casi todo.

Y cansado por el viaje y por el no parar, por lo vertiginoso de las cosas, porque el paréntesis dura lo que dura, porque uno en el fondo se asegura mejor en sus cuatro paredes personales.

Hoy nuestros recuerdos y nuestros agradecimientos, los de Nena y los míos, tienen nombres propios: Antonio, Mercedes, Jesús, Sinda, Leticia.
Hoy dormiré feliz porque vengo feliz. Buenas noches.

sábado, 5 de diciembre de 2009

NUESTRA LETI

Hoy mi ventana se viste de fiesta y de mar. Tiene la voz Leticia, nuestra Leticia, que ha dejado el siguiente mensaje:

"Mañana van a salir de Cáceres Antonio Merino y Mercedes hacia Arroyo de la Miel, y de Béjar, por la tarde noche, vienen Antonio Gutiérrez y Nena. También para pasar allí con nosotros unos días. Y vamos al Quitapenas, que lo dice Mercedes, a comer. Y yo me voy a encargar de la cena y todo para ellos. Para Gutiérrez que haga unas sopas de ajo, una tortilla de patatas con una ensalada mixta y de postre arroz con leche con canela, que lo hago yo sola en la termomix. En el salón voy a poner, en la mesita baja, el mantel de la navidad y pongo los mantecaditos para comerlos, y en el sótano, en la camilla, pongo bandejas con copas de champán y ron para beber. En la otra mesa pongo las galletas que le gustan a Antonio Gutiérrez, sobaos, magdalenas, sobres de azúcar, colacao y café con leche y unos tes morunos y los vasitos y la tetera.

Os estamos esperando con paciencia.

Papá quiere deciros que os dará un libro que se llama Viajes literarios sobre Málaga.

Os quiero.

Y yo voy a estar en la calle esperándoos a vosotros para daros la bienvenida a nuestra casa."

Vaya lujo de página y qué beso tan fuerte se merece nuestra Leti.

viernes, 4 de diciembre de 2009

ACASO NIEVA ESTA TARDE

Acaso nieva en esta tarde de diciembre. De pronto, como si el cielo tuviera permiso para todo y no se le ocurriera llamar a la puerta, todo lo alto se ha puesto gris y ha comenzado a dejar caer sobre nosotros, de manera especialmente suave, una lluvia finísima de copos que, en pocos minutos, han puesto el suelo blanquecino.
Las últimas hojas de los árboles, esas que siguen empeñadas en no ceder sus vuelos a la tierra y en no bajar del árbol, aumentan su volumen y se cubren de una capa blanca que encierra las esencias de todo el ciclo del agua hasta quedarse en cueros y en cristales. Primero son las partes más altas, después las ramas bajas, hasta llenar de blanco reluciente toda la planta. También las plantas bajas y sus flores se han llenado de nieve. Cada copo es un mundo en miniatura y todos juntos semejan en pequeño el universo.

He fijado mi vista en una flor que recuerda, ya de manera muy pálida, los aromas del verano en lo alto de un arbusto. Ahora pesa y se arrice, sostiene un manto blanco que la viste de fiesta y parece que estuviera festejando por anticipado las navidades. El parque es un campo de nata y espuma.

Una bandada de pájaros vuelve, como cada tarde, a irrumpir en la soledad del paisaje. Sus vuelos se convierten, como por ensalmo, en vida repentina, en movimiento rápido y cadencioso, en fiesta múltiple. Tan pronto se posan en los árboles como ensayan figuras por el cielo, sin que ninguno sufra daño en tan atrevidas acrobacias. Ahora les ha dado por trazar círculos perfectos al compás de la nieve. Todo parece como un cometa iluminado en su camino por el espacio. Yo me paro a contemplarlos y me dejo empapar por la nieve, que también me va cubriendo la cabeza.

El parque estaba vacío pero una cuadrilla de niños, acudiendo a la llamada de la nieve, se ha apoderado del parque y juegan a su antojo, sin preocuparles nada, rojos en sus caras y alegres en sus expresiones.

La tarde se alarga contemplando la nevada. La noche se retrasa, o acaso anda pidiendo por ahí paso y yo no me he dado cuenta de ello. Tan enmimismado ando con el espectáculo de la nieve en esta tarde fría de diciembre.

De pronto, todo vuelve al silencio y a la calma. Ya no oigo a los niños, ni los pájaros atraen mi atención. El arco iris es ahora monocolor y blando. Mis pasos se pierden de vuelta hacia mi casa. También mis pasos son blandos y lentos. En ellos llevo la sensación contenida de la nieve, de mi persona blanca y de mi tiempo indefinido.

jueves, 3 de diciembre de 2009

NO PASA NADA, PEPE

Hace solo un par de días que se ha celebrado la segunda vuelta de las elecciones para elegir Rector en la Universidad de Salamanca. En ella me formé (o algo así), allí pasé unos años como alumno, en ella conseguí unos títulos de esos que firma el Jefe del Estado, allí di clases durante unos cuantos veranos, allí estuve a punto de quedarme si mi posición económica hubiera resistido una magrísima ayudantía, y de allí me vine hasta estas tierras serranas a ejercer en este asunto de la educación.
Sigo muy de lejos lo que ocurre en esa institución pero me parece que sigue siendo fundamental para la vida de la ciudad e incluso para la de la provincia. Me faltan datos para opinar con suficiente solidez y por eso tengo que callarme casi todas mis opiniones.

Esta vez era candidato Pepe Gómez Asencio, Rector en funciones, antiguo compañero y tipo listo él. Comenzamos la andadura laboral juntos en una institución que se llamaba Colegio de España, hace ya demasiados años. Después coincidimos en Cursos Internacionales. Más tarde, cada uno siguió su propia senda y se acomodó donde la vida lo puso. Muy de tarde en tarde lo veo y lo recordamos.

Pepe parecía candidato favorito, pero se quedó en el camino. En la segunda vuelta perdió las elecciones. Supongo que el hombre andará reponiéndose del susto y haciéndose a la idea de volver poco a poco a su vida normal en la cátedra de Gramática. Ayer mismo le mandé unas palabras de ánimo en una carta.

Me hubiera gustado tener un Rector de Letras en esa casa. Hace demasiado tiempo que no hay gente de estas ramas. Y lo curioso es que, en la Historia de la institución, todo el mundo se arrima a las figuras del humanismo: fray Luis, Unamuno.
Es fácil suponer que juegan muchos elementos en la elección y ya he dicho que no cuento con todos los datos. Pero tengo opinión. Y creo que el asunto de Letras y Ciencias sigue contando, que la sociología de Salamanca es la que es y no da para otra cosa, que hasta el asunto del nativo y del foráneo también cuenta, que el mundo en general sigue contando con los cuerpos y con los estereotipos, y que el punto de partida, después de la salida en falso del anterior Rector, no era el más claro.

En fin, que es este un episodio importante para estos lugares en los que anda uno, que nada puede uno hacer si no es considerarlo de manera genérica y teórica, como sucede con casi todo lo demás. Así que uno lo mira y no lo toca, se vuelve a sus pequeños cuarteles de invierno (y de todas las estaciones) y sigue viendo pasar el tiempo, que es lo que siempre pasa. C´est la vie.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

HOY CUMPLE SARA SEIS MESES

Hoy cumple Sara seis meses. Medio año de vida. Cada día me ponen al corriente de todas sus aventuras. Cada día sé cómo han transcurrido su extrañeza y su asombro ante todo lo que va descubriendo. Ahora mismo anda con la aparición de los primeros sabores de los alimentos, despegándose poquito a poco de la presencia absoluta de su madre y reconociendo objetos nuevos cada día.

¿Qué sentirá mi niña cuando sus manitas toquen cualquier objeto? ¿Y cuando lo acerque a su cuerpecito? ¿Cómo irá dividiendo la realidad? ¿De qué manera se le irán apareciendo los contornos de las cosas? Tiene que ser un milagro continuo.

A mí me gustaría ser uno de esos objetos que ella tiene que descubrir y ante el que tiene que sentir sobre todo cariño, relajación y ayuda. Por eso me encantaría estar más tiempo físico con ella. Para ver sus ojitos, para mirar su carita, para observarla toda, para sentirla cerca, para mandarle besos, para acariciarla mucho, para que ella me sonría, para que sus manitas se me ofrezcan, para ver su carita sonriente y feliz, para estar más seguro de que crece contenta y segura, para notar cómo sus primeros dientes se van haciendo fuertes también ante la vida, para decirle con mucha fuerza que la quiero mucho.

Hoy brindo por ella y brindo por mí mismo, por mi suerte y por la suya, porque quiero querer y que me quieran y estoy seguro de que ella me va a querer mucho, porque confío en los ratos en los que voy a procurar decirle cosas y contarle historias, porque ella dará fe de cómo la vida sigue su camino, porque quiero verla crecer con toda su energía, porque Sara es una princesa, mi princesa.

martes, 1 de diciembre de 2009

CUÁNDO SE LEE UN LIBRO

Hace ya bastantes años (¡ay la vida!), circulaba un libro de Fernando Lázaro Carreter, el mayor empresario textil (de sacar pelas de libros de texto) del país y tipo listo. Se llamaba “Cómo se comenta un texto” y sirvió de guía para varias generaciones a la hora de enfrentarse con un escrito y tratar de controlar sus entresijos. Yo mismo lo he usado muchas veces y le guardo respeto y agradecimiento. En realidad, creo que, en esencia, sigue siendo válido porque el fin sigue siendo el mismo y el camino no varía demasiado.

Me ha venido este recuerdo pensando en la forma (tiempo y forma) de leer un libro de creación, hecho al que yo me enfrento con bastante frecuencia -he mirado el recuento y, en el mes de noviembre, me aparecen diecisiete ocasiones-. Parece esta empresa mucho más ardua que la de dibujar un esquema para un escrito más corto. A pesar de ello, en la red existen mil fórmulas que ofrecen consejos y caminos para realizarlo. Y no tengo esto nada claro porque me parece que las variables de libros, de lectores y de situaciones de estos son prácticamente infinitas y, sin conjuntar estas tres variables, no veo la forma que sea solución universal. Así que a leer tocan y cada cual verá por dónde se maneja.

Mi última experiencia ha sido la lectura de la novela de Saramago “Caín”. Ayer por la tarde y esta mañana la han visto. Por la mañana pedí que la compraran para el centro en el que doy clases. ¿Qué me llevó a ella? Algo que no suele fallar demasiado: la confianza que me ofrece el autor y las obras que de él han pasado por mis manos. Me falló el encargo y fui yo mismo quien pasó por la librería para recogerla. Me sobraban unos veinte minutos para la hora de la comida y ya aproveché para acercarme a las primeras páginas. Lectura fluida, personaje central, el Paraíso con Dios, Adán y Eva, primeras ironías e interpretaciones. Aquello prometía.

Pero hay que comer y recuperarse de la actividad de la mañana. Unos largos minutos de siesta reparadora me vienen muy bien cada día. Hasta que llega Nena y va acabando el telediario y esa afición nacional y acaso universal que se llama la predicción del tiempo.

Arriba, que hay mucho que hacer. Por ejemplo corregir exámenes. Qué tortura esta actividad. ¿Para qué vale? ¿Alguien aporta algo nuevo en unos papeles escritos con nervios y con apresuramiento? Qué necedad esto de los exámenes. Los dejaré para otro rato, que no hay tanta prisa y me llaman otras aficiones y reflexiones. Al libro de nuevo.

Pongo música de Bach (Baggg, como Zurich-Zuriggg) de fondo y vuelvo a Caín. Y aparece el personaje. Y empiezan las reflexiones y los sinsentidos. ¿Este buen hombre no tiene derecho a enfrentarse a Dios si ha observado que su conducta ha recibido castigo mientras que la de su hermano ha recibido todos los premios y halagos? Pues se enfrenta, claro que se enfrenta, con dos bien puestos. Y me lo expulsan del Paraíso, claro, al mi pobrecito. Y empieza su recorrido, en tiempos de ida y vuelta por hechos del Antiguo Testamento.

Pero es que no tengo demasiado tiempo. El lunes es el día en el que dedico la tarde a mis alumnos de la UNED. De seis a nueve tengo clase y repaso el esquema de trabajo para esta tarde. . . ¿Habré llegado a las cincuenta páginas? No lo recuerdo.

Cuando vuelvo a casa, me siento cansado y con la garganta protestando. A cenar y a ver algo de humor. Procuro no perderme un programa que se llama El Intermedio: me parece una bocanada de aire fresco. Pero es que enseguida se me llegan las diez y casi media. Tengo que volver a las páginas; además, debo hacer un hueco de casi media hora para escuchar un par de temas en inglés, y tengo que escribir algo en mi diario ( suerte con un poema breve que no me disgusta, aunque habría que pulirlo algo más). En fin, llegó el rato de seguir las correrías de Caín por el mundo: Abraham, Gomorra… Me duermo entre las páginas del libro y considerando, como lo hace con sorna Saramago, la cantidad de barbaridades que encierran los libros del Antiguo Testamento: no quiero ningún libro si no me sirve para sentir y para pensar.

La mañana me despierta con oscuridad y noche cerrada (cómo noto el paso del tiempo en el ya escaso número de horas que necesito para dormir). Mi horario de clases está hoy agujereado y tiene huecos. Los aprovecho para seguir en la lectura, ya engolfado del todo en las coordenadas formales y temáticas del libro. Incluso hay una sesión en la que tengo que atender a unos alumnos que no asisten a clase de Religión. Que estudien, que no es mala sustitución. Aprovecho para continuar. Ya no puedo pararme.
El estilo claro y jocoso, además de la línea de pensamiento, que comparto totalmente, me atrapan.

¡Estoy casi al final del libro! Y aún me queda otro hueco sin sesión de clase. Pues eso, a la una menos cuarto ya doy vista a la última página. Me sobran unos minutos para considerar las ideas que en él se encierran, agradezco a Saramago que se enfrente a ellas con coraje y gallardía y echo una ojeada mental a todo lo que me rodea. Cuando andaba en ello, me llaman para mi última clase. Casi doscientas páginas de las que me queda un poso de cierta tristeza y la confirmación compartida de los disparates que acompañan a algunos fondos de vida que siempre nos han propuesto. Pero eso, para otro día.

¿Cuándo y cómo se lee un libro? Y yo qué sé. Yo he leído este de esta manera. ¿Y el próximo? Qué preguntas tan raras…