martes, 30 de octubre de 2007

VIAJE

Creo que era Alberto Moravia el que decía algo así como lo que sigue: "La amistad es más difícil y rara que el amor. Por eso hay que salvarla y conservarla."
Salgo mañana, a buena hora, para Málaga. Me aguarda la amistad, esa que yo tengo que cultivar para salvarla y para conservarla. Es verdad que hay cultivos agradecidos y feraces a poco que riegues la tierra en la que se siembra. Hay amistades que duran en el tiempo y que incluso se perfilan cada vez con más cimientos. Aunque digan que la distancia es el olvido. Así que brindaré con Antonio y con Jesús, con Mercedes y con Sinda, con Nena y conmigo mismo, con Chus y con Charo. Y alzaremos la copa en honor de nuestro Juan, que nos dejó y nos unió estos días en su recuerdo. El mar Mediterráneo acogerá nuestra presencia y nuestras charlas en sana compañía. ¿Hay algo que se pueda comparar a esto? A por ello.

lunes, 29 de octubre de 2007

EFEMÉRIDES

Además de los botellones místicos, ayer se celebró otro botellón con cerveza, vino, pastas y cocacola. Eran los veinticinco años de la primera victoria del PSOE, aquella de la mayoría absoluta del año 82. Unos cuantos nos reunimos durante un rato en torno de unas palabras sencillas y de unas bebidas para recordarlo.
La realidad es una vorágine que apenas permite la perspectiva, y muchos menos cuando tenemos unos medios de comunicación -otra vez los medios de comunicación- a los que sencillamente les interesa el resultado inmediato, el levantamiento y el ahorcamiento casi instantáneo de héroes, el cultivo del morbo y el aumento de publicidad. No sé cuando, porque creo que ya se tenía que estar haciendo en los medios académicos y yo no lo veo por ninguna parte, se revisará la transformación que sufrió este país en los años ochenta y noventa. Me parece ´que, por resumirlo, se puso en la modernidad y en un camino de progreso que, desde entonces, y apesar de tanto imbécil y esclavo agradecido, no ha parado. Apenas doce o catorce años de gobierno socialista en la historia de España, tan solo esos y qué cambios tan radicales en los elementos sociales: sanidad, pensiones, educación, ocio, participación... Los focos interesadamente se han puesto en los grises pero existen muchísimos colores luminosos, como los habrá en la revisión de la presente legislatura, cuajada de medidas sociales y de aumento de libertades. Yo brindé alegre por la efeméride porque mi visión, a pesar de todos los pesares, es muy positiva. Ay si se hubiera acertado en el campo de la administración y en el de los cargos.
He vuelto a visitar a mi madre en Valero. Otra efeméride más emocional. Allí me la encontré, al amparo de una sombrilla tomando el sol, como si estuviera cerca de la playa. Con sus años a cuestas, con sus manías a la espalda, con el mundo en perspectiva, con mi cariño intacto, con el suyo también, con mis hermanos cuidándola y dándole todo su cariño, con sus arrugas marcadas en la cara, con su abrazo final emocionado, con mi pesar por dejarla de nuevo lejos, con el contento de que su vida se alarga, con la vitalidad que la acompaña, con la idea de que el mundo se le va reduciendo en parámetros y en geografías, con el beso fuerte que desde aquí le mando.

domingo, 28 de octubre de 2007

BOTELLÓN MÍSTICO

Me llama mi cuñado Francisco un poco alterado y me anima a que vea por televisión el espectáculo que han montado, en la Plaza de San Pedro, con la beatificación de casi 500 asesinados en la llamada Guerra (In)Civil. Tenía pensado pasarme por esas imágenes algunos minutos pero, al final, me detuve hasta el final.
Que los católicos ensalcen, con el beaterio o con la santidad, a los que consideran sus héroes no tendría que tener nada de especial y parece lo normal. El análisis quizás tiene que venir de la consideración acerca de si esos héroes lo son también para los demás, y qué caso tienen los otros que hacer a estas manifestaciones.
Una muerte no se justifica con nada, ni estas ni ninguna. Alzarse en armas contra la legalidad establecida para montar una guerra que iba a acarrear centenares de miles de muertes se justifica mucho menos y es sencillamente una salvajada indescriptible. Mi condena a los que quitaron la vida a estas personas es total y sin paños calientes exculpatorios. Mi condena a los que, desde el otro bando, asesinaron a miles y miles de personas en condiciones y en tiempos menos convulsos, también cuando oficialmente había terminado la guerra, también es total y absoluta. Matar en nombre de cualquier idea es deshumanizarse y ninguna idea vale una vida. Ninguna. Cuidado: NI LA DEL MARTIRIO.
Por lo demás, hay toda una cadena de ideas que no me encajan. ¿Cómo y quién ha incoado esos expedientes y los ha terminado sancionando? En la justicia civil esos jueces serían todos recusados por parciales, todos. Vaya unos tribunales que son jueces y parte. ¿Qué es eso de que fueron asesinados no por ideas políticas sino por defender una fe? ¿Es que defender una fe no es una manera de entender la polis y las relaciones humanas? ¿Pero por qué, de nuevo, degradan la política y la sociedad, siempre desde posturas de poder? ¿Los miles y miles de "republicanos" que murieron asesinados no lo hicieron defendiendo su propia fe en unas ideas republicanas? ¿Pero por qué insultan el sentido común y la alfabetización? ¿Por qué estos se merecen los altares y las adoraciones y los otros no se merecen ni siquiera una digna sepultura y el reconocimiento físico y amoroso ni de sus propios familiares? ¿Por qué unos van a los altares y otros siguen en las cunetas? ¿Por qué estos pueden tener un proceso público de reconocimiento y de alabanza y a los otros hay que buscarlos como a escondidas? ¿Acaso no se dan cuenta de que estos han tenido setenta años de luz y taquígrafos y los otros republicanos no han tenido más que sombra y tinieblas, desprecio y olvido? ¿No son estos del botellón místico en Roma los que se llevan las manos a la cabeza cuando se habla de la Ley de la Memoria Histórica? ¿No son estos los que fomentan las dos españas?
En el acto litúrgico leyeron la parábola del fariseo y el publicano. Pintiparada. Venía al pelo. Pero yo veía en ellos a los fariseos, pagados de sí mismos, engreídos, por encima de los demás, en una ceremonia que ellos dicen de perdón pero en la que no dejan participar a los demás, que fueron muchos más y murieron en las mismas condiciones.
Copio el testimonio final de un asesinado que no ha sido elevado a los altares ni en Roma ni en ningún otro sitio. El testimonio lo recoge el escritor bejarano José Luis Majada Neila. Es una carta de Adolfo Izcaray, con un mechón de pelo adherido a la misma: "Capilla, noche jueves, 31.12.1936. Queridísimo padre: Este nombre que es un consuelo en mis últimos momentos suena tan bien, que no puedo por menos de estamparlo como último recuerdo del ser que me engendró para morir de una manera tan fatídica. Por última vez, querido padre, le pido en esta carta, que va regada con mis lágrimas, que no olvide a mi pobrecita y desgraciada madre. No la deje pasar privaciones. Piense que no las merece ni las ha merecido nunca. Siempre tan buena, tan abnegada y tan generosa, tan amante de sus hijos y, sobre todo, tan sensible. !Pobrecita! !Cuánto sufrirá! !Qué golpe tan terrible para ella! Nunca se le borrará mi imagen de su memoria. Y no proseguiré insistiendo en una cosa que tengo tan segura. No tengo más que despedirme por última vez, deseándole mucha felicidad, si es que le es posible. Adiós, querido padre. Adolfo."
Para qué seguir haciendo comentarios.

sábado, 27 de octubre de 2007

CRÍTICOS

No conozco la crítica literaria que se ejerce en otros países, pero la que conozco de España no me gusta. Sin embargo, la creo necesaria porque su falta iría en claro detrimento de la existencia y de la expansión de la propia creación literaria. Para cualquier libro supone poner una pica en Flandes el hecho de que se le dediquen unas líneas firmadas en alguno de los suplementos literarios más extendidos. Ni todos merecen el bombo que se les da, ni todos son exactamente los que allí aparecen. Hay motivos comerciales, de amistad, de compadreo, de proximidad, de oportunidad y hasta de pura casualidad que explican la presencia o la ausencia de unos textos o de otros.
En realidad, suele existir una cierta guerra solapada entre el creador y el crítico basada, creo, en el hecho de que el crítico se permite clasificar y condenar o salvar un material del que no ha sido ni primer muñidor ni su mejor conocedor.
¿Qué es lo que realmente puede ofrecer un crítico de una obra? No poco pero no demsiado: Tal vez esto: a) Convencer al lector para que se acerque a una obra que antes no conocía; b) Mostrar el resumen de una lectura crítica pero desde la buena voluntad; c) Mostrar la relación de esta obra con otras del mismo período, de otras épocas, y con otras del mismo o diferente tipo; d) Hincarle el diente al proceso de elaboración de esa obra; e) Relacionar las ideas de esa obra con las que sustentan a la sociedad en la que ha sido creada. Y tal vez nada más que no es poco.
Suele haber dos tipos de críticos, los que hacen más hincapié en los elementos estrictamente filológicos y los que gastan más esfuerzos en indagar en las ideas que conforman o que suscita la obra. Los primeros parecerían más formalistas y como con menos ideas en su cabeza; los segundos, por el contrario, se afirmarían en el desarrollo de los contenidos, en sus implicaciones externas y en aminorar los elementos más típicamente lingüísticos.
Yo no veo demasiado ni de lo uno ni de lo otro. Las críticas que leo apenas sobrepasan los límites de un resumen y de una nota valorativa final. Ya sé que cuentan los espacios y que a la venta le interesa más la imagen que la palabra, pero el resultado me parece muy pobre. Lo ideal sería que la crítica mezclara equilibradamente elementos formales con criterios de ideas (y a mí me gustaría que, si hay que pasarse por algún lado, el crítico se pasara por este último), que se esforzara humildemente en hacer oflorar sugerencias de la propia obra: para lo demás está el texto original y la capacidad del lector. Y no estaría de más que el crítico empezara por reconocer que, normalmente, el autor sabe del texto más que él, aunque solo sea por las vueltas que le ha tenido que dar para ponerlo en pie. Digo casi siempre, no siempre, claro. Recuerdo una crítica de un texto mío en la que el autor de la misma si demostraba algo era un total desconocimiento hasta del tenor literal del mismo, no digo ya de sus posibles implicaciones y valores. Vamos, que el crítico tiene que cultivar un poquito más la humildad, lo mismo que el autor entender que, una vez creado el texto, este empieza a tener paternidades por todas partes.
Y, llegados a este punto, ¿qué hacemos con la crítica? Respetarla porque en ella va buena parte de la salud de la creación; situarla en su sitio: siempre por debajo de la creación; y alimentarla y creerla desde la solvencia del crítico individual. Como el boca a boca creo que no hay nada. La confianza que me puede dar una persona en cuya capacidad confío nunca me la va a ofrecer el artículo del más "solvente" crítico oficial. Claro que, para eso, tiene que haber personas que lean y que lo hagan críticamente. ¿Dónde están?

viernes, 26 de octubre de 2007

¿PRINCIPIO O FINAL?

En la comida de despedida por jubilación que hemos celebrado esta mañana, en honor de Aniceto, proponía a los que comían conmigo y le sacaban fruto a los muchos euros del coste del festejo si, a su juicio, la ciencia tiene ya conquistados todos los principios básicos o, por el contrario, andamos empezando en esto de la investigación. Si fuera verdad la primera propuesta, habría que entender que lo que falta son detalles y aplicaciones concretas de los principios básicos, por muchas que estas sean. Si venciera la segunda tesis, habría que pensar en un futuro desconocido que podría cambiar radicalmente nuestra visión de la vida y nuestra forma de pensar.
Aparentemente -ya he realizado la prueba otras veces- todos tendemos a pensar que andamos en mantillas y que a la ciencia le queda todo o casi todo por descubrir. Es algo así como si pensáramos en perspectiva y comprobáramos todo lo que se ha ido adelantando a lo largo de la Historia, y mucho más en los últimos años.
Pero no es tan sencilla la solución como a primera vista pudiera parecer. Para empezar, no parece descabellado defender que la ciencia y la mente humanas tienen que tener algún límite y que algún día se tendrá que llegar a él, aunque no se tenga claro cuándo puede ser. Por otra parte, los principios básicos -no las aplicaciones- ni son tantos ni mucho menos se descubren con facilidad, porque cada descubrimiento básico pone patas arriba casi todo el modelo de explicación del mundo. ¿Cuántos son los principios básicos, después de la teoría de la relatividad, que se han descubierto? Tal vez algo de física cuántica y nada más. No es sencillo. Es verdad que sabemos poco de la mente humana, pero cada día vamos poniendo al descubierto un poco más de esa masa encefálica que regula y da sentido a nuestra vida; y, aunque de momento todo nos produce estupor y anonadamiento al intuir lo maravillosa que es esa máquina y la red de conexiones que en ella se establece, no es menos cierto que esa máquina es finita, que dura lo que dura y que pierde funciones día a día y hora a hora. También podríamos pensar que esa mente puede ir evolucionando y mejorando. Cuán largo me lo fiáis. ¿La mente de Platón era inferior a la de los filósofos actuales? ¿En estos dos mil años ha crecido el número de células cerebrales y la densidad de las conexiones entre ellas? Esto, de producirse, se hace a una velocidad de tortuga enferma y sin patas, y, de hecho, uno tiene la sensación de que, aunque en aplicaciones técnicas avanzamos a marchas forzadas, en sentimientos y en mundo emocional andamos a la par de hace milenios.
De modo que uno no lo tiene nada claro, aunque, repito, alucino en cuanto leo algo que tiene que ver con la definición del cerebro y con su presunto funcionamiento. Acojonante, deslumbrante, qué maravilla, lo mejor de lo mejor, el one, el best.
Y nosotros tan burros y tan imbéciles.
En cualquier caso, en el comienzo o en el final, viva la ciencia. Pero sobre todo que viva Aniceto, que hoy se jubilaba, pasaba a la vida sin horarios. Nosotros -qué ocurrencias- le hemos regalado un reloj. Como si necesitara medir las horas. Qué mala leche. Enhorabuena.

jueves, 25 de octubre de 2007

LA ANALOGÍA

Una de las reglas elementales que tiene que regir el razonamiento humano es la de la analogía. Sin ella todo se vuelve arbitrario y hasta caótico. Pero uno tiene la impresión de que se trata muchas veces de una ley teórica que está puesta en papel de estraza y guardada como en museo, porque la realidad nos enseña que se practica solo de vez en cuando y de aquella manera.
No sé por qué tiene uno la manía de darle vueltas a algo que no puede arreglar y solo, si acaso, describir. Pero es que hay gente pa to y en algo hay que entretener el tiempo porque para otra cosa no le llaman a uno.
Vamos al caso de la analogía de hoy. Dos noticias. Una colea y engorda desde hace varios días: un desalmado ha agredido a una chica ecuatoriana en el metro de Barcelona. Ninguna lesión física notable en la agredida. El vídeo ha servido a los medios de comunicación para tirar del asunto durante varios días. A partir de él se ha cuestionado todo: se han rasgado las vestiduras por la evidencia de hechos racistas, se ha cuestionado la actuación de la justicia y terminarán pidiendo la dimisión del ministro correspondiente. La otra noticia habla de más de cincuenta desaparecidos en una patera en alta mar. Agunos en la misma patera y otros, la mayoría, como comida fresca para los tiburones. A esta segunda apenas se le ha concedido un minuto en algún telediario y se la ha dado de paso como quien se moja y a la vez le gusta la lluvia. !Más de cincuenta muertes frente a una agresión sin lesiones físicas! Por supuesto que hay que rechazar la "machada" del subnormal de Barcelona, pero habría que trabajar algo más para desenmascarar a las fuerzas que permiten y hasta alientan las posibilidades de las muertes en las pateras. Esas fuerzas y esas personas sí que merecen salir en los papeles para mofa y befa de todo el mundo. Seguramente los que al fin deciden unas estructuras u otras se sientan en buenos sillones y no viajan en metro nunca sino en coches de lujo y en yates propios con muchos metros de eslora. A estos, en cambio, los aplaudimos cuando escuchamos los beneficios que han conseguido en todos los ejercicios económicos, los admiramos cuando nos enteramos de que han abierto fábrica en no sé dónde con salarios por el suelo y producciones elevadísimas, y los jaleamos cuando se dejan ver en sus mansiones o asisten al acto social de no sé qué tipo. Si puede ser, hasta nos situamos cerca, como perros en celo, para lamerles la mano o para soltar un oh de admiración.
¿Dónde está la analogía, el comportamiento igual en situaciones similares? Todo es una impostura y contribuir a ella nos convierte en impostores. El mundo es una gigantesca impostura y una pasarela en la que se falsea todo, en la que todo es apariencia y en la que los medios de masas se inventan las noticias que regulan y moldean las conciencias de las masas. Y no actuar con analogía nos animaliza y nos degrada irremediablemente. Hasta llegar a pagar dinero por las palabras de los imbéciles, de este de Barcelona y de los otros que se citan también más arriba. Hasta llegar a dejarnos hipnotizar y dirigir por los que realmente tienen el poder. Este subnormal de Barcelona está bien amortizado desde el primer minuto; sacarles producto a los otros resulta tarea mucho más ardua, pero más importante.

miércoles, 24 de octubre de 2007

!¿CONSENSOS?!

En esta mañana que amenaza lluvia, sentado bien a gusto frente a esta pantalla que me abre al aire del mundo, vengo a reproducir un simple esquema que ya he glosado no hace mucho en algún otro lugar o foro público. Si no son las palabras, sí serán las ideas las que se repitan.
Durante toda esta legislatura se viene acusando al Gobierno de no tener en cuenta a casi media España (ya será menos pero eso dicen ellos), la representada por el PP, a la hora de aprobar leyes que vayan regulando las nuevas situaciones sociales. Argumentan con lo que sucedía en los primeros años de la transición; curiosamente, nunca lo hacen con ejemplos de las dos anteriores legislaturas en las que ellos estaban gobernando. Algo huele a podrido en Dinamarca. Aquí hay gato encerrado. Con la idea genérica del consenso como telón de fondo, quedan tan ricamente delante del público poco avezado y hasta aparecen con cara de cordero. Yo creo que esconden fauces de lobo feroz detrás de la careta. ¿Por qué? Voy a ello.
El consenso, así, en abstracto, es algo positivo que hay que perseguir y propiciar; los acuerdos suscritos por amplias mayorías tienen asegurada larga vida, como le sucede, por ejemplo, a la constitución. A por ellos, entonces. Pero alcanzar consensos implica cesiones por todas las partes, también por parte de las minorías, que tienen que estar en el gobierno pero en su sitio: en el permanente intercambio de ideas, pero perdiendo votaciones casi siempre también. Es verdad que quien más tiene debe ofrecer más, pero no a costa de tergiversar las promesas con las que se presentó a las elecciones generales. De modo que la falta de consenso tiene varios padres y cada uno con su parte de responsabilidad. Obsérvese lo curioso que resulta que, casi siempre, todos los partidos se ponen de acuerdo menos el PP, que tiene un no plantado en su frente y lo hace saltar como un resorte automático. Búsquese también su parte de culpa.
Pero hay algo mucho más importante que facilita y empuja esa oposición y ese, al fin, deseo de falta de consenso, a pesar de que se dediquen tantas palabras a echarlo de menos y a glosarlo. Este es el esquema: a) Cuando gobiernan los conservadores, las dificultades se hacen menores pues son escasas las propuestas legales de cambios sociales (son conservadores y buscan conservar lo que ellos poseen: el poder y la riqueza, a dejar correr la vida y a mantener el estatus); b) Cuando gobiernan los progresistas, todas son quejas porque dicen no ser respetados ni tenidos en cuenta para llegar al consenso; c) Siempre salen ganando los conservadores.
Si por lo menos aplicaran la misma medida cuando gobiernan que cuando están en la oposición. Repásese lo que sucedía hace ocho años, o seis, o cuatro, y se verá cómo se invocaba a la mayoría como ley fundamental de la democracia. Hoy para ellos todo es división, ruptura, caos, invasión, propuesta de objeción... ¿Qué han cedido en la renovación de los cargos de la justicia en una situación vergonzosa de ilegitimidad desde hace muchísimos meses cuando comprueban que tienen la sartén por el mango?
Vaya un ejemplo para el consenso. ¿A quién quieren engañar? Pues pienso que engañan y con relativa facilidad. Engañan sobre todo a las conciencias flojas y pendulonas que tienden al egoísmo y a la comodidad, al que me dejen como estoy a vale más lo malo conocido que lo bueno por conocer. La Historia demuestra que los mayores enemigos de los cambios no están siempre en los contrarios ideológicos sino en las conciencias adormecidas y comodonas, muchas entre los que podrían resultar más fovorecidos por esos cambios sociales. Por eso andamos con un pasito para delante y dos para atrás.
Pero eso no quiere decir que no se tenga razón, ni que la sociedad viva no sea siempre una comunidad en cambio y en adaptación permanente. El que tiene quiere conservar, y muchos de los que no tienen prefiern no despertar.
Solo hay una cosa peor que se esclavo, ser esclavo y además estar agradecido. Uffff.

martes, 23 de octubre de 2007

BÉJAR MIRA AL RIO

Una de las ideas estrella del programa con el que el PSOE se presentó a las elecciones en Béjar fue la de intentar desarrollar un amplio programa de recuperación de las márgenes de nuestro río. La idea yo creo que surgió un poco al azar e incluso no sé muy bien si los ciudadanos le prestaron mucha o poca atención en el momento de las elecciones. Tampoco importa demasiado. El caso es que la idea se ha ido incubando hasta buscar su hueco y su perfil. Leo que hoy ha estado entre nosotros Peridis -se pensó en él desde el principio- tomando las primeras muestras visuales y recogiendo los primeros datos a pie de obra.
El río ha sido históricamente el pulmón económico y vital de esta población; a su amparo ha crecido, ha trabajado, ha sufrido y ha gozado. La historia del ducado y de la población -siempre explotada por la nobleza- no se explica sin el río y sus trabajos. Los últimos cuarenta años han visto cómo se cerraban sus fábricas, cómo dejaban de rugir sus telares y cómo el río, desgastado en mil oficios a lo largo de su curso, se volvía hasta limpio por la falta de uso de sus aguas. La más reciente historia se ha escrito en Béjar no con el río sino contra el río. Ahora parece que se quiere volver a él.
Sus aguas se han domado ya en la base de la nieve con la presa de Navamuño; no más meses de escasez de agua, no más salas de espera para recibir las primeras lluvias y las primeras nieves del otoño. En la presa se ha engordado una vaca que da leche incolora a casi toda la sierra y la entresierra, en una liberalidad casi beatífica que algún día tendrá que poner coto y decir hasta aquí hemos llegado. Las centrales numerosas resultan buena prueba del beneficio que ofrece nuestra agua, a la comunidad en las públicas y a los de siempre en las privadas. Son muchas y todas rinden cuentas positivas. La depuración es el otro elemento que ha situado a nuestro río en condiciones de ser mirado, paseado, admirado y cortejado. Pasear por el camino que se ha abierto a su lado es siempre una delicia, sea cual sea la época en que se haga. Un pretendido museo textil eterno e ineficiente hasta ahora aguarda también adornar sus orillas.
El plan supongo que será tan ambicioso como largo en plazos de ejecución. Para ponerlo de largo tendríamos que contar todos, y contar con todos. Que no sea una extraña ocurrencia de nadie y que en su desarrollo no se vea la mano particular de ningún conseguidor espabilado sino las ilusiones de todos y el desarrollo de un plan ambicioso y razonable a la vez. A mí de momento nadie me ha consultado nada. Naturalmente no soy yo quien más puede aportar, la cita es a modo de ejemplo. Porque parece de sentido común que, o es con todos, o no es.
Leo que ahora se cita una de sus fábricas emblemáticas como posible ubicación del traído y llevado parador nacional. No lo veo en ese lugar, pero doctores tiene... En fin, pronto veremos un plan hermoso sobre el papel y echaremos nuestra imaginación a volar, miraremos con cariño al río y soñaremos en un futuro mejor. Que sea contando con todos y para todos: no hay otra forma.

lunes, 22 de octubre de 2007

MANO DE OBRA BARATA

"No hay mano de obra barata, sino productos baratos con alto coste de mano de obra. Cuesta salud, vidas..." Son palabras que leo de un opositor chino cuyo nombre poco importa. Es esta una de esas frases transversales cuyo contenido, si bien se mira, resulta de sentido común y afecta a toda la actividad vital y a un programa social y político completo. También en nuestros días y en nuestras ciudades se extiende como la pólvora el afán de privatizar todo con el señuelo de que resulta más barato. La misma razón es la que se esgrime para justificar la llamada deslocalización de las empresas y su traslado al tercer mundo. De allí, aparentemente, nos llegan los productos elaborados y más baratos, nosotros nos frotamos las manos, cerramos los ojos y a consumir, que son tres días. Cuando por aquí se defiende la privatización, el mecanismo para la argumentación es el mismo y los datos que se aportan son los que parecen mostrar costes más baratos y menor precio para el consumidor.
Y es que, cuando los esquemas se quieren cerrar y los ojos entornar o difuminar, nos sale lo que nos sale. Cualquier ejemplo nos puede servir para entender que no todo el monte es orégano ni oro todo lo que reluce. Sea el del abastecimiento del agua en Béjar. ¿Dónde está la rebaja de precios para el consumidor? Yo no la noto. ¿En qué ha mejorado el servicio? Que yo sepa, en nada. En cuanto se ofrece la más mínima duda, los arreglos se adjudican a los vecinos y, si quieres agua, arregla, y si no ya veremos. ¿Se han pagado ya las deudas contraídas con el Ayuntamiento, o sea, con todos nosotros? ¿Cuáles son los salarios que perciben los trabajadores de la empresa que se ha quedado con el servicio? ¿Cómo quedan esas familias? Sus posibles deficiencias económicas y sociales ¿quién las va a cubrir, la empresa o la comunidad? Porque, si es por dinero, los podíamos esclavizar y algo nos ahorraríamos, salvo en látigos. ¿Y la conciencia de pertenecer a una colectividad y la escala de valores que implica trabajar para el bienestar de tus propios convecinos? ¿Acaso se da con la privatización? ¿No será más bien que se favorece el individualismo, el egoísmo y el sálvese quien pueda? Si todo lo privatizamos, ¿dónde queda la comunidad, donde los deseos de mejora colectiva, dónde los elementos comunes, incluso los símbolos (lo digo por los patrioteros, que dicen amar a su país fomentando el egoísmo en vez de socializándolo)?
Hay miles de precios que nos se ajustan a los precios finales únicamente, pero que tienen que ser sumandos para que la suma no resulte trufada.
Y, a pesar de todo, tampoco hay que perder de vista esa jodida manía del ser humano que parece trabajar más cuando ve el beneficio para él antes que para los demás y cuando lo tiene delante de sus narices.
Qué verdad: "No hay mano de obra barata, sino productos baratos con alto coste de mano de obra. Cuesta salud, vida, valores, moralidad, proyectos, símbolos..." Mucho, mucho.

domingo, 21 de octubre de 2007

ME VALE ESTE POEMA DE AUDEN

Buen día de paseo el de ayer por las llanuras del Sangusín. El Sangusín, a día de hoy, sigue sin agua, sus riberas y su cauce son paso franco para mis pies y para los de Nena. Por ellos anduvimos, y por el camino llano y amplio que conduce desde la carretera hasta Valdehijaderos. El sol calentaba tibiamente el campo y nuestros cuerpos. Nadie prácticamente por aquellas llanuras, solo el cielo y nosotros, la luz y los peñascos, el sol y los sentidos. También ayer se nos iban con la memoria a Londres, al lado de Juanito y de su muerte súbita que tanto me ha golpeado.
Hoy sigue su recuerdo velando otras imágenes. Tantos años en Londres lo hicieron medio inglés. Él me permitirá compartir estos versos de uno de los grandes poetas ingleses del S XX, W. H. Auden. Cámbiese lo de amor por amistad y nada sobra:

"Detened los relojes, descolgad el teléfono,
Haced callar al perro con un hueso jugoso
Y silenciad los pianos; con tambor destemplado
Salga el féretro a hombros, desfilen los dolientes.

Den vueltas los aviones con vuelo inconsolable
Y escriban en el cielo las nuevas de su muerte,
Que lleven las palomas crespones en sus cuellos
Y los guardias de tráfico se enfunden negros guantes.

Era mi Norte y Sur, mi Oriente y Occidente,
Mi día laborable y mi domingo ocioso,
Mi noche, mi mañana, mi charla y mi canción;
Pensaba que el amor era eterno: fui un crédulo.

No queremos estrellas; apagadlas de un soplo;
Desmantelad el sol y retirad la luna;
Talad todos los bosques, vaciad los océanos;
Pues ya nada podrá llegar nunca a buen puerto".

Descansa en paz, amigo, compañero.

sábado, 20 de octubre de 2007

JUANITO, AMIGO, HERMANO

Pero cacho mamón, ¿cómome has hecho esto?, Juan Martín, John Martin, Juan, Juanito, Juanitín, Juan el de London. Esto no se hace a quien te quiere bien. También tú te me has muerto en esas tierras húmedas de Londres. ¿Pero no habíamos quedado en que nos faltaban muchas cosas por hacer? ¿O es que no lo recuerdas? En aquellos paseos junto al Támesis, por aquellos jardines con ardillas, junto a toda la historia de esa ciudad inmensa. O aquí, cenando juntos, paseando sin prisa por los estrechos carriles de nuestro parque. Esto no se me hace de esta manera. ¿Qué vas a hacer ahora con aquellos paseos programados junto al Mediterráneo? !Pero si te faltaban solo unos meses para tener todo el tiempo del mundo! !Y vas y los desprecias y no diceS adiós! Estas no son formas.
Sé que te estoy hablando y tú me escuchas desde tu posición horizontal de un frigorífico, solo, solitario, enmudecido y frío. Hasta ahí has ido en un recorrido que te veló la luz vete a saber de qué forma, y te quitó el sentido, espero que con buenos modales y sin ensañamientos. Y es que también tú te nos has muerto como del rayo y nos has dejado huérfanos para muchas cosas, para las atenciones en santos y cumpleaños, para las visitas y los ratos de charla (coño, Juanito, si no levantabas ni el palmo ni la voz y había que andar con el oído al loro contigo, ¿cómo no te vamos a echar de menos?), para entender qué hermoso es el valor de la amistad, para hacer presentes siempre a los amigos comunes, para arreglar el mundo, para sentir que nada es demasiado importante pero todo merece la pena, para poner en duda la supremaciá entre el amor y la amistad, para hacer bocetos y resúmenes de la historia de nuestro pueblo, para ilusionarnos con los años que nos quedaban y que tú ya veías próximos, para...
¿Por qué el gran hacedor de los cojones no nos ha permitido una última comida en la que despedirnos, bebernos un buen brandy de ese que te gustaba -escogido, que eres un escogido-, sentarnos un buen rato en mi terraza, o en tu casa de Arroyo, o en la de Jesús o en la de Antonio, que tanto monta, echarnos unas risas, con Sinda de anfitriona y Mercedes y Nena siempre atentas a todo? ¿Por qué ni un mal aviso de esos que te ponen en guardia, y no que, a la de tres, hala, hasta el otro barrio, como si esto se pudiera cumplir sin ninguna explicación?
Juanito, amigo, hermano, la vida es una línea punteada de horas que lleva sin remedio hacia la nada. Pero la nada implica el reino del olvido. Y en este reina el tiempo pero también nosotros. No puedo abrir la puerta de ese frigorífico en el que ahora reposas, pero escúchame bien, amigo Juan, te mando un abrazo muy denso y muy extenso. Se me muere un amigo, caulquier otro día la muerte se acordará de nosotros, de mí también, y nos iremos todos al limbo del recuerdo. Aguárdanos sereno. Para entonces seguiremos charlando lentamente, al son de tu certeza y de tu amparo. "Que tenemos que hablar de muchas cosas, / compañero del alma, compañero".
Pensaré mucho en ti, te lo prometo, pero tú no me olvides, amigo, compañero.

jueves, 18 de octubre de 2007

MEMORIA DEL 36

Ando un poco soltero y solitario pues no reconozco voces de por ahí fuera desde hace días. También de soledad se llena el tiempo, y de pequeñas cosas, de pasatiempos rápidos, de ocurrencias livianas, de actividades que entran en el saco de "diversas" y de "otras".
Después de una semana (tal vez algo más), he vuelto a releer páginas de la larga Antología del 36, editada por Cátedra. Hay expresiones y gustos para todos. Creo que en este caso se ha elegido la línea menos dolorosa. Todos esperamos que los autores se sitúen en las cunetas del enraizamiento o del desarraigo. La realidad mostrada por esta antología es muy edistinta y muy diversa. Es verdad que a estos autores les cuesta (mucho más a los que viven aquí, claro, o sea, a los vencedores y asimilados)bajar a los asuntos del día, a las situaciones sociales y particulares, a los casos que se pueden pesar y medir; a cambio, se quedan con más facilidad en los conceptos y en los generales del asunto: así la vida, la muerte, el amor, la decadencia, la religión, el futuro... Pero se echa en falta la concreción de esta vida, la que tiene un protagonista con nombre propio, esta muerte, la del amigo o la del enemigo, este amor, este futuro, esta injusticia. El grupo del 36 siempre se nos ha quedado ahí, a medio camino entre el Grupo del 27, tan antologado y tan festejado, y las generaciones del 50 y las posteriores. Tampoco ha tenido demasiado éxito en lo que a mantenerse en la memoria se refiere. Incluso entre los "allegados" a la poesía y entre los profesionales de la crítica y de la enseñanza literaria. No creo que la vayan a tener ya nunca. Como les ocurrirá y les ha ocurrido a tantos. !Cuidado, también a muchos actuales que llenan las nóminas de amigos, antólogos de toda estirpe y jurados de toda especie! El tiempo es un cedazo ineludible e implacable. Qué le vamos a hacer. ¿Quién trata hoy con estos nombres?: Juan Gil-Albert, Arturo Serrano Plaja, Ramón Gaya, Rafael Dieste, Germán Bleiberg, Ildefonso Manuel Gil, Enrique Azcoaga, José Antonio Muñoz Rojas, Agustín de Foxá, Guillermo Díaz Plaja, José Ramón Arana, José Herrera Petere, Lorenzo Varela, Vicente Carrasco... Todos dejaron versos aprovechables, poemas positivos, bolsitas de emoción y de encuentro con las palabras, otras formas personales de enfrentarse con la realidad, emociones y sensibilidades... Ahí están, camino del olvido y de la nada. O de la casi nada. En nada quita valor a sus esfuerzos este paso del tiempo; solo nos muestra lo que resulta inevitable: el paso de los años, la endeblez de la línea del recuerdo, el escuálido número de las personas que de verdad se sienten a gusto en el mundo de las palabras, la inmensidad de los que tienen su atención puesta en otros mundos, la inanidad de todo. O de casi todo. Tal vez los que quieren borrar todo de la memoria -todo lo que les molesta y les alude- también quieran eliminar a esta pléyade de poetas y de creadores. Tal vez. Y, sin embargo, nos queda la palabra.

miércoles, 17 de octubre de 2007

AL SOL QUE MÁS CALIENTA

Hay días en los que mis horarios laborales me conceden algunas horas libres en esas horas de la mañana en las que todo el mundo ha tenido ocasión de dar los buenos días a la vida en forma de trabajo o de paseo. Es mediodía. Luce un sol espléndido, tan espléndido, que dudo de si no volverán las tormentas por la tarde, en esa especie de acción reacción provocada por las buenas temperaturas y la humedad. Me acerco por el Parque a una entidad bancaria: tengo que hacer un "mandado". En cuanto termino, decido darme un paseo por un soleado parque municipal. La Corredera y el interior están poblados de gentes que deambulan sin rumbo fijo y que dan la sensación de que lo tienen todo hecho. Y es que realmente lo tendrán todo hecho. La población de Béjar está envejecida y esto se nota en los horarios, en las constumbres, en las vestimentas, en los usos, en los abusos, en los ritmos, en... Hay gente aposentada en los bancos soleados que dan frente a la Caja de Ahorros; otros hacen largos en el parque en comandita, con la serenidad y la tranquilidad del que parece que puede arreglar el mundo pero tiene todo el tiempo y ninguna prisa para llevar a cabo su propósito. Me fijo en muchos detalles, pero me detengo más en uno. ¿Os habéis fijado en lo bien que viste buena parte de esta gente? Algunos lucen trajes impecables. Me parece que muestran los restos de aquella ciudad pañera que fue nuestra ciudad estrecha y las apariencias en las que muchos andan instalados. Porque nuestra ciudad padece de un déficit y de una distorsión entre la realidad económica y la apariencia. Tal vez mi observación sea equivocada. Ojalá. Pero me parece ver restos de aquellos educados y educandos salesianos que después iban a poblar las oficinas de las fábricas textiles, que eran despachados con unos semanales en los que buena parte del salario era fraudulento y bajo cuerda, con detrimento para las arcas generales, y que, cuando llegaron a la vejez, se encontraron compuestos y sin novia, con una paga magra y escuálida con la que ir tirando. Pero había que seguir pareciendo otra cosa e ir tirando millas con las mejores apariencias externas. Ahí anda el desajuste.
Los salesianos, que marcaron, para bien y para mal, toda la historia bejarana del siglo veinte, se marcharon hace ya bastantes años, pero me parece que esta impronta permanece entre nosotros.
Todavía recuerdo la reconvención de un encargado de bar, recientemente inaugurado y con buena pinta, que se comprometía conmigo a una buena invitación pero que me recordaba la conveniencia de aparecer con otro aspecto externo (era verano y el chandal o el pantalón corto eran mi indumentaria, no recuerdo).
Uno tiene también la suerte de tener quien le compre ropa lo suficientemetne lustrosa como para no desentonar, pero de ahí a lo que narro hay algún buen trecho.
El sol seguía en lo alto cuando terminé de dar mis dos largos completos al recinto. Las cuadrillas seguían en su empeño rectilíneo: una para allá, otra para acá. Allí los dejé con su sosiego y con su calma. Es una de las estampas de nuestra Béjar, de la ciudad donde también yo gasto mis pasos, aunque a esas horas y por esos pagos muy escasas veces. Que lo disfruten.

martes, 16 de octubre de 2007

VANITAS, VANITATIS

¿Para quién escribe el creador? La creación, por más que la discusión comunicación-conocimiento no tenga fin, es un acto undividual, pero también es un acto de comunicación, colectivo. Quiero decir que se genera en soledad, pero se genera en complicidad con alguien, aunque ese alguien sea el mismo creador desdoblado. De tal manera que no existe creación salvable si no es desde el momento que ha complacido al creador, que se convierte en su primer censor y en el primer degustador de lo bueno y de lo malo de aquello que haya sido creado. De hecho, seguramente la mayor satisfacción tiene lugar en ese reconocimiento de lo bueno y de lo malo, de las limitaciones y de las sugerencias, de las posibles interpretaciones y del limbo casual del que salen muchas veces las palabras, los colores, las notss o los planos. Cuando el autor se siente a gusto con la obra, corre el riesgo hermoso de verse recompensado por el hecho de que a otras personas también les guste.
Hay autores que, en la hora de la creación, sientan a su lado a un arquetipo imaginario de lector, de receptor de la creación. Tal receptor se convierte, entonces, en coautor de lo que se va tejiendo con palabras o con cualquier otro material creativo. Con el referente al lado, se eliminan elementos o se encauzan ideas que terminan desarrollándose al cobijo de lo que diga el tal espectro.
¿Cuál de las dos fórmulas es la mejor? Yo no tengo una respuesta definitiva. Parece más honrado satisfacerse a uno mismo con independencia de lo que pueda llegar a pasar con los demás. Al menos se duerme más tranquilo y -ya lo he dicho- seguramente termina uno encontrando algún similar que se identifique o que se aproxime en gustos a lo que allí se manifiesta. De modo que, si hay que pasarse por algún lado, que sea, sin dudarlo, por este. Pero la obra aspira a ser considerada y, en elmundo en el que vivimos, no hay obra de arte sin el receptor. Quiero decir sin al menos un segundo receptor pues el primero es el mismo creador. Y ahí están ya el maldito mercado, las modas impuestas, las tendencias, el canon y hasta el kilo de arroz que hay que comprar con los escasos réditos del arte. De modo que,aunque me venzo sin ambages hacia la primera opción, no seré de los que pongan muchas pegas a los que se les ve el plumero en la otra opción. Eso sí, que se sepa al menos disimular.
Existe una inteligencia analítica y académica, pero también existe otra inteligencia práctica y comercial. Porque, cito a Sternberg a través de Eduardo Punset: "Primero hay que tener la idea, luego hay que ver si esta idea funciona y, finalmente, señoras y señores -lo siento muchísimo-, hay que venderlo". El que tenga necesidad de venderlo, se entiende, que ni Fray Luis ni San Juan vendieron nada y ahí están.

lunes, 15 de octubre de 2007

GENIOS

Genio, genial, genitivo, gen, ingeniero, ingenioso, gentilicio, genital... Genio y genital, !qué cerca!, hermanos de leche, de la misma familia. ¿El genio nace o se hace? El "genital" nos lleva a nace, pero una visión más amplia nos convence de que al menos también se hace. ¿Quién puede negar que hay personas predispuestas a la creatividad, que siempre andan imaginando cosas nuevas, que enseguida le encuentran tres pies al gato y que desnudan al santo rápidamente creando una figura diferente?La base está en una mirada diferente y en unas sensaciones distintas que las del común de los mortales. El genio ve mezcla de colores donde los demás no llegan más allá de los colores puros, genera sensaciones a partir de las impresiones que no se codifican en otros cerebros y, finalmente, produce sentimientos de otro color distinto. ¿No conocéis casos en los que todos los miembros de una familia parecer estar especialmente dotados por ejemplo para la música? ¿Y familias que controlan algo tan importante como es el sentido del ritmo? ¿O que tienen unas "manitas" celestiales que arreglan todo lo que se les ponga por delante?
¿Por qué no "explotamos" serenamente a todos estos individuos en beneficio de la comunidad? ¿Por qué no los damos a conocer y los valoramos?
Pero si el genio también se hace, el valor de lo que da la naturaleza tendrá su justa medida y su serena valoración. En un esquema racional, no tiene mucho sentido que saque pecho quien está naturalmente dotado para algo. Si no hay alguna relación mesurada entre esfuerzo y valoración final, esto puede ser la jungla. Y la vida está llena de soluciones inmediatas que no ven más allá del resultado final, de lo que nos ofrecen, con independencia de que sea el resultado del esfuerzo o de la selección natural. ¿Cómo tendríamos que valorar a un buen tenor, dotado por la naturaleza de unas cuerdas vocales y de un timbre especiales? ¿Qué se nos ocurre opinar acerca de un deportista cuya anatomía se preste al desarrollo especial de un deporte? ¿Cómo es posible que pongamos en el séptimo cielo a no sé qué actor o actriz por la belleza natural heredada y no demos valor a su formación? ¿Hasta dónde la selección natural y no el esfuerzo y la razón? Pueden parecer preguntas para un tratado filosófico y, en realidad, no son más que apreciaciones que tienen cabida en la realidad de cada día y de cada momento. Y en nuestra manera de comportarnos.
Aquí se aboga por no despreciar los genios, pero también por valorar sobre todo los esfuerzos como componente esenciales de los resultados. Aunque so sean estos los mejores. ¿Qué se opina por ahí?

domingo, 14 de octubre de 2007

LA MAYORÍA

Uno de los tópicos con los que más trabajamos para la comunicación y para la supervivencia es el de la mayoría. En su nombre decidimos y actuamos a cada momento. Un adolescente suele pedir a sus padres que le alarguen la hora de vuelta a casa porque la mayoría de sus compañeros vuelve más tarde; solemos ir de vacaciones a tal lugar porque mucha gente lo hace; y hasta la lengua ha fosilizado aquello de que "cuando el río suena agua lleva", o, "algo tendrá el agua cuando la bendicen. Pero calculamos fatal. La desviación adquiere ya tintes preocupantes cuando a esa mayoría se llega desde la manipulación consciente o inconsciente.
De nuevo vuelvo mi atención a los medios de comunicación y me salen resultados desastrosos; me parecen unos instrumentos de manipulación gigantescos desde su poder de crear opinión, y, según creo, también noticias que no lo son. Los ejemplos surgen como las setas en otoño y solo hace falta prestar un poco de atención. ¿Cuántas páginas y horas se le dedican a los muertos en actividades terroristas? Innumerables; la mitad de la energía de este país se diría que se ocupa de este asunto. ¿De cuántos muertos reales se trata (aunque cualitativamente uno solo sea mucho)? En los últimos años, de dos o de tres, según los cálculos. ¿Qué grado de atención se le dedica a los muertos en carretera? Infinitamente menos. Pues estamos hablando de miles de personas que dejan su vida por ahí cada día y cada semana. ¿Es esto manipulación o no lo es? A mí me parece que lo es, y espantosa.
Vivimos al ritmo que nos marcan desde algunos vértices, dominados por accionistas y, en algunos casos concretos, al dictado de pequeñas camarillas que marcan la pauta. Y lo peor es que encima creen que realizan una labor encomiable. De hecho hasta les dan premios importantes por ahí y presumen de hijos predilectos y cosas así. Incluso predican semanalmente con éxito y en el mercado arrasan.
El tópico de la mayoría resulta muy peligroso si no se atempera con el cedazo del sentido común y de la buena voluntad. En nombre de mayorías formales se han cometido tantas berbaridades...
Pero es que, además, la selección de la mayoría es muchísimas veces inexacta e irregular. ¿Quién puede decir, por ejemplo, que la elección de los líderes de los partidos obedece a criterios realmente democráticos? Pero si los silencios y se-da-por-hecho funcionan por todas partes. Hasta en IU, y eso que ahora parece que van a elegirlo por correo. ¿Alguien cree que no hay cientos de personas con las mismas capacidades que los números uno de las formaciones? Y si bajamos a puestos intermedios, la certeza se nos convierte en guasa y en evidencia de lo contrario casi siempre.
Alguien decía que "Leer, escribir y entender el significado de las estadísticas: estas tres cosas deberían servirnos para movernos en este mundo". Entender el significado, no su sentido literal, tan engañoso tantas veces.
En un restaurante, dos personas se comen un pollo. Tocan a medio pollo cada uno. Pero uno de ellos se lo jala entero y el otro se queda a dos velas mirando cómo se lo come el de al lado. Pues eso, cuestión de estadísticas y de mayorías.

sábado, 13 de octubre de 2007

OTRA VEZ LA EDAD

Alguien me recordaba que mi generación anda en estos momentos enzarzada entre padres que se van, hijos que a duras penas se van y nietos que atan y reatan. Es verdad que cada edad tiene sus condicionantes. Aunque lo de los nietos no me ocupe, miro a mi alrededor y constato que las generaciones piden su relevo, que todo el mundo empuja y que, de manera constante todo va mudando de piel y de sujetos. Hoy mismo hemos dado sepultura a Paula, cualquiera por ahí me cuenta cómo anda su madre o su padre y los cuidados que necesita, otros no pueden si siquiera contarlo, y todos llenamos el tiempo de una manera o de otra en paradoja evidente entre el tiempo libre del que podríamos disponer y el escaso del que realmente disponemos.
A Paula la recuerdo con su sonrisa socarrona y con su guiño cómplice que guardaba el amor por sus hijos y la recoña que le daba porque le hubieran salido de derechas (uno más que otro). Yo siempre le devolvía el guiño y ambos lo tomábamos como quien ve llover y entiende que hay cosas mucho más importantes. Hoy parece que la veo con el mismo guiño y con la misma sonrisa. Y con una emoción muy grande por la despedida pública de su hijo mayor Antonio. Me siento orgulloso de tener amigos con esa punta de sensibilidad y de emoción en su corazón y en su boca. Un abrazo.
Cuando aún no han pasado ni tres horas, nos comunican la noticia del fallecimiento de Tomasa. ¿Pero esto qué es? ¿Las lunas, los equinoccios, la caída de la hoja? Necesito urgentemente superponer imágenes alegres que me velen las más tristes. Hay que ir a ello. Hoy seré forofo ocasional de la selección española de fútbol, y beberé algo para festejar los goles, y pensaré que hay gente fantástica por ahí, y que mañana será un día estupendo... Y que engañarme es algo justo y necesario. Vale.

viernes, 12 de octubre de 2007

ESPAÑAZOS

Hay que ver hasta qué punto se ha caldeado este llamado día de la fiesta nacional, día de la raza (tiene bemoles) y día de la hispanidad. Me parece que por todas partes nos vamos a matar a españazo limpio. Salgo de mi casa, ya casi mediodía, para dar un paseo que va desde la fábrica de pan hasta la Fuente del Lobo, La Cantena y Santana. Apenas veo una bandera colgada en un balcón de la calle Colón. Y eso que se trata de la barriada de los pudientes. Y los ricos, en su inmensa mayoría, son de derechas; y, si no, que se revisen los resultados electorales. Vaya fracaso el de Rajoy invitando a extender colgajos en las ventanas. No sé qué dirá hoy o mañana. Por supuesto que esto no obedece a la realidad de los sentimientos (seguro que hay más gente que habría expuesto la bandera si no se lo hubieran pedido en estas circuntancias). Lo que pasa es que hasta esto lo ha estropeado este usurpador por un día de puestos que no le pertenecen y exaltador de pasiones barriobajeras. Lo que podría ser una celebración serena y sin estridencias lo convierten en un pimpampum lleno de bilis.
Porque vamos a ver. Uno nace donde nace por puro azar. Esto es algo que a todos nos tendrían que recordar con alguna frecuencia para que nos sirviera de terapia imaginarnos con taparrabos y dando vueltas al caldero en el cuarto muno, o encima de una patera con los cocodrilos esperando cualquier descuido. ¿Que nacimos aquí? Pues muy bien, pero nada más, como si hubiéramos nacido en otro lugar: purito azar. ¿Será bueno entonces asumir la larga historia que lleva a sus espaldas esta comunidad? Por supuesto: son nuestros antepasados. Pero sin estridencias porque ni yo exploté a los indios ni luché contra los romanos; ni formé parte de los tercios en Flandes ni luché en ningún bando de la guerra incivil; ni ensanché el imperio por ninguna parte (para qué querrá la gente ensanchar las naciones y los imperios) ni fui de los últimos de Filipinas. De modo que a mí que me registren. Demasiado tengo con responder razonablemente de mi vida y de intentar mejorar un poco la de aquello que me rodea. Pero ¿en nombre de qué vienen estos españazos, estas alharacas y estos vítores impulsivos e irracionales? Nos queda la verdad de la experiencia; y esta no es precisamente positiva: cada vez que la derecha grita viva España hay que echarse a temblar.
Por la otra parte de la soga andan los nacionalistas, algunos de los cuales para el día de hoy han propuesto, en lugar de día de fiesta, un día de trabajo y de huelga a la japonesa. Como si una parte de la familia se dedicara a arreglar las calles cuando otro miembro celebra esponsales. O sea, jodiendo la marrana, y perdón por la expresión. Me parece que realizan una interpretación sesgada de la Historia y que no ponen de su parte ni una pizca de buena voluntad.
Es difícil que una familia crezca en armonía con tanta oveja negra. No se adivina un porvenir feliz para el invento. En medio de todo esto está el Gobierno, que recibe palos por todas partes y que anda apagando fuegos cuando se le reproducen incendios por doquier.
Menos mal que buena parte, casi todos, de los españoles se dedica a pasear al sol tibio del otoño, a gozar del cielo luminoso de Béjar o a dejarse inundar en el Levante. O sea, a pasar serenamente el tiempo, coño.
Los símbolos son solo eso: símbolos. Hay que trabajar para que unan y no para que separen. Y no conviene esgrimirlos ni enarbolarlos; y menos contra ningún grupo de la comunidad al que también tedría que acoger. Los americanos los enseñan en una epidemia apestosa que nada me gusta; los europeos del oeste los vemos como con indiferencia y hasta con desprecio, en una actitud que tampoco me complace. ¿No podríamos aspirar a un término medio que no molestara demasiado a ningún miembro de la comunidad? El señor Rajoy ha hecho estos días más contra la bandera que decía defender que un ejército en retirada; en unos por pudor, y en otros por rechazo.
"De todas las historias de la Historia / la más triste, sin duda, es la de España / porque termina mal, como si el hombre / harto ya de luchar...".

miércoles, 10 de octubre de 2007

TENGO QUE ESTAR EQUIVOCADO

No puede ser de otra manera. Así lo dicta el tópico de la mayoría. Me explicaré. Los tiempos muertos de mis mañanas los ocupo en parte en revisar la prensa provincial y nacional. Si los titulares de El Mundo y del ABC tienden siempre a ser personales, de tal modo que lo que les interesa es crear dianas con nombres y apellidos para disparar sin compasión, la prensa provincial me deleita con la antología del disparate todos los días. Hace escasas fechas un periódico le dedicaba prácticamente la contraportada a una foto con este titular: "Nos visitan los consuegros de Tita Cervera", o acaso decía de la varonesa Tyssen, que tanto da. Ayer había varias páginas de fotografías dedicadas a destacar unos desfiles de moda de creadores salmantinos y se loaba hasta la adoración la "originalidad" de un creador que presentaba su desfile con tías en pelotas y con serpientes rodeándoles el cuerpo. !En un desfile de modas!!!! Pero, ¿se presenta ropa o se presentan serpientes?, ¿se alaba la calidad de los tejidos y de los colores o los cuerpos de las modelos, más propicios al fornicio que a ninguna otra cosa?, ¿es este otro cuento del emperador?
No he oído a nadie levantar la voz ni extrañarse por ello sino más bien aplaudir hasta gastarse las manos. También y sobre todo a las mujeres, tratadas como mercancía de lujo, como carne de primera. Como sucede tantas veces, seguramente la costumbre nos ha inmunizado contra ello. ¿Sabe la gente la cantidad de subvenciones que se lleva este mundo de la moda salidos de mis impuestos?, ¿sabe la gente quién se va a poner esos amagos de vestidos que son cualquier cosa menos ropa?, ¿nos hemos parado a pensar qué escala de valores es la que se fomenta con estas imágenes? Podría parecer pacato y encogido. No me gustaría parecerlo, pero confieso que las del Retiro y las de la calle de la Montera me parecen mucho más sinceras y honradas que todas estas. Yo las prefiero y contra ellas no tengo nada; sí contra estas que encima son soporte de los adalides de la moral y de la mogigatería.
Repito que tengo que estar equivocado porque la inmensa mayoría aplaude con las orejas y no hay personaje público que no pierda el culo por asistir a tal desplante de carne humana y de trata de blancas. Y de blancos. Pues así estamos, y con mis alumnos pendientes de ejercitarse en asuntos gramaticales y léxicos. ¿Cómo voy a luchar yo contra estos gigantes sociales de la estulticia? Estos sí que son gigantes y no los de don Quijote. Me cago en la madre que parió a tanta puta, a tanto puto, a tanto falso rescocido y salido, a tanto moralista de pacotilla y a tanto fingidor de orgasmos. Y luego estos negociantes oblicuos y escondidos del sexo son los mismos que se oponen a la Educación para la Ciudadanía. Con toda la que ellos necesitan.

martes, 9 de octubre de 2007

LAS ETERNAS OBRAS

Cada día voy al Instituo en el que trabajo en el coche de san Fernando. No me lleva el asunto más de diez minutos. Mi mente se despeja, mis músculos se estiran, me da tiempo a ordenar algunas ideas y a planificar dos o tres actividades. Por el camino me topo con los de siempre, con ese grupo de personas que realiza el mismo trayecto en dirección contraria o en la mía: algunos trabajadores de un edificio que ya va viendo su fin, bastantes coches que dejan a los muchachos en el colegio de las Salesianas, escasos muchachos que salen de sus casas como furtivos y que llevan mi misma dirección, los pintores que recogen materia prima en un almacén, cualquier despistado que se acerca a la plaza del mercado (adónde irá a esas horas)y hasta alguna persona que, por su atuendo, lleva la cara de los que tienen ganas de caminar.
Pero también me encuentro cada día con cuatro obras que, a esas horas de la mañana, ya producen un ruido infernal, tanto como para no dejar dormir a los vecinos y como para hacer estallar los nervios al más calmado. De poco sirve que uno trate de echarle paciencia y comprensión. Por si fuera poco, llevan en ese plan toda la eternidad y parece que son el cuento de nunca a cabar. Como esta ciudad es una ciudad estrecha en todas las acepciones, también en lo que se refiere a las calles, la irritación, por la proximidad del ruido, es mucho mayor. Es esta, la del ruido, una variable que casi nadie tiene en cuenta a la hora de conceder permisos de obras o de valorar o repartir beneficios. Hay vecinos que, con su aguante, han pagado el valor de los pisos varias veces. ¿Quién está dispuesto a añadir el valor ecológico del ruido para descontarlo del de la casa y agradecérselo de alguna manera a los vecinos? A mí mismo me parece que suena a chiste esto que señalo aquí. Lo que interesa es la pasta, la pasta y, en último lugar, la pasta. La ganacia, el tanto por ciento, la venta y el banco. Lo demás es de tontos, o de ilusos. Como yo mismo. Algo se tendría que pensar el Ayuntamiento,al menos este Ayuntamiento, que debería responder a unos criterios más sociales y menos pecuniarios.Porque yo, que voy de paso, estoy de ruidos hasta el cogote. Pobres vecinos que lo soportan todo el día. Pobres. ¿Sería mucho exigirles un tiempo y un horario tasados para la producción de ruidos?
Por si fuera poco, cuando llego a la Plaza, me encuentro con que los adoquines del patio de mi Instituto están todos levantados. Apenas han durado uno o dos años desde que, aquella "gloriosa" escuela taller los colocara de aquella manera, yo hiciera un comentario público sobre la tardanza de dichas obras y estuvieran a punto de colgarme en picota, con manipulación de alumnos incluida. No siento ningún gusto por tener que darme la razón al cabo del tiempo, pero hay muchas cosas que son de sentido común, casi todas.
El capitulillo que entonces le dedicamos a aquellas obras se lo podíamos fotocopiar a las que se realizan en la plaza de los Soportales de Pizarro (o algo así). Y es que,a veces, la defensa que uno quiere hacer de lo público le sale por la culata y los hechos terminan por evidenciar lo contrario. Pero algo hay que hacer. O al menos que decir. En esta ciudad y en las demás, porque es este un mal universal y epidemia que puebla todos los urbanismos.
Y todo esto en el aniversario del Che, ese icono para tanta gente, también para mí, que llenó tantas paredes y tantas ilusiones. Hoy no creo que llene tantas paredes pero sí muchas ilusiones, con sus pros y con sus contras, como todo mito, como todo humano en el fondo. Ay, soldadito de Bolivia, solddito boliviano...

lunes, 8 de octubre de 2007

EL VALOR DE LAS PALABRAS

Seguramente nuestro vocabulario termina siendo al cabo del día mucho más reducido de lo que imaginamos. En realidad, andamos dando vueltas a unas cuantas palabras que repetimos y repetimos hasta el hartazgo. Si supiéramos en realidad el número de vocablos que utilizamos en un día, nos quedaríamos asombrados por lo exiguo del mismo. Incluso los más leídos y los más "escribidos". En realidad, es algo ya estudiado. Como, además, los medios de comunicación nos mueven a su antojo, según sus intereses, las posibilidades se achican y casi todos andamos en los mismos tópicos. Si al menos utilizáramos las palabras con alguna precisión... ¿A que nos suena esta lista: Constitución, diálogo, identidad, laicismo, opinión pública, paz, pregresista, reaccionario, liberal, pueblo ciudadanía, derecha, izquierda, Estado, inmigración, nacionalismo, parlamento...? Los medios las traen a nuestros oídos continuamente. Con ellas se mueven las conciencias, se puede causar mucho dolor y mucho placer, se puede descarnar la realidad o disimularla, se ayuda o se entorpece la comunicación y la felicidad de las personas, se argumenta o se rebuzna, se... Casi todo. No, las palabras no son inocentes; nunca lo han sido.
Algunas cambian su significado tanto que no hay quien las reconozca al cabo del tiempo. Una de las más prostituidas en estos tiempos en el vocablo "liberal", ese con el que se le llena la boca a ese grupo que grita por dar paso a las leyes del mercado como reguladoras del quehacer humano. Siempre que a ellos les vaya bien, se entiende. A comienzos del S XIX se formaron los primeros grupos liberales y su actuación en la Constitución de Cádiz (la famosa Pepa) fue decisiva. Pero en absoluto aquellos liberales son estos liberales de hoy día. Se morirían de vergüenza si los vieran. Aquellos (por resumir) aspiraban al cambio profundo en las estructuras sociales, religiosas y económicas; estos gritan por conservar los privilegios que atesoran; aquellos miraban hacia el futuro, estos se quedan en el presente y todo lo que huela a reforma y a cambio lo ven como obra del maligno. Nada que ver. Y en solo un par de siglos. Si estos egoístas actuales se parecieran a aquellos, entonces nos apuntaríamos muchos. Y así embaucando día a día y hora a hora.
Las palabras no son inocentes. Nuestra aproximación a la realidad se hace a través de ellas. Manipularlas y falsearlas es falsear la realidad. Cuidado con los predicadores, cuidado con ellos. Y, si predican desde los púlpitos radiofónicos o de los otros, más cuidado todavía. Ya son bastante imprecisas las palabras como para que vengan usándolas para engañar al personal. Así que a gritar por el valor de la palabra, pero de la palabra sin dobleces. Siguen teniendo vigencia los versos del poeta: "...Si he perdido la voz en la maleza, / me queda la palabra".

domingo, 7 de octubre de 2007

UN DÍA COMPLETO

Tal vez el de ayer fue un día más para ser descrito que para ser comentado. Sencillamente porque los actos se sucedieron y no hubo mucho tiempo para la reflexión en tiempo real. Me ocuparon la mañana varias actividades de las de casa y de las de las otras. Porque uno en casa tiene sus faenas, y estas llevan tiempo. Admiro a los que en su casa apenas ponen pie en faena. No sé cómo lo consiguen ni cómo se lo aguantan sus respectivos o respectivas, pero lo cierto es que además me dio tiempo para mis lecturas y para asistir y participar en la entrega de los Premios de la Libertad que organiza el PSOE de Béjar. La verdad es que ya no los concibo sin mi presencia pues, desde la primera convocatoria, he estado por ahí echando una mano. En esta ocasión con la lectura de unos poemas que hacían referencia a la Guerra (In)civil y a suS consecuencias. Elegí cinco poetas, tres de visión directa y dos de evocación. Me suelo sentir muy a gusto en estos actos porque creo que son de los que mejor concentran un grado de sensibilidad que yo no veo con frecuencia en esta ciudad estrecha. La música, los versos, las palabras de reconocimiento y de agradecimiento, los aplausos, la sesibilidad que se despierta en la gente... creo que merecen mucho la pena.
Este año el premio lo recibía la Comisión Provincial para la Memoria Histórica, un grupo de personas que anda poniendo todo su esfuerzo al servicio de rescatar la memoria de tantas personas que quedaron en una muerte ignominiosa y oculta en los años infaustos de la guerra y en los posteriores. A mi lado se sentaban dos personas de las premiadas y, en buena parte del acto, no dejaron de llenar sus pañuelos de lágrimas de emoción. ¿Acaso se puede pedir algo más hermoso? Contribuir a ello a mí me deja intensamente satisfecho. Yo sé que de sus cuerpos salen emociones acumuladas durante muchos, muchísimos, años, que su cuerpo no puede cuando sienten que hay personas que están emocionalmente a su lado y que comprenden, o al menos no entorpecen, su labor callada en pro de tantas personas. Porque lo he dicho siempre: los muertos murieron injustamente y sufrieron el dolor en sus cuerpos: la memoria tiene que honrarlos; pero ¿y sus familiares durante tantísismos años de dictadura? ¿Qué vida imaginamos para ellos? Día a día y hora a hora han tenido que sufrir el desprecio y el olvido. Y todavía hay quien se opone a la aprobación de una tímida ley de la memoria histórica, temblando, sin duda, porque, en cuanto se hurgue, saldrán inevitablemente demonios y pueden ser salpicados. Así estamos.
En fin, que dejé el acto satisfecho por la intención y por los resultados. No entiendo la falta de gente en esta ocasión, cuando en ediciones anteriores siempre se había llenado totalmente el local. Alguien me decía que faltaban las personas que normalmente lleva Caldera a los actos. Si así fuera, y corre el riesgo de tener razón, no sería más que muestra de la torpeza y hasta de la miseria que anida en tantas cabecillas. No se merecen más comentario.
Una comida posterior me puso en contacto con los jóvenes artistas que habían participado conmigo en el acto. Me complace una vez más descubrir que hay tanta gente cerca de mí, también en esta ciudad estrecha, que tiene inquietudes y sensibilidad artística. Hay que darles salida como sea y premiar su esfuerzo. Ya se lo recordé en público al alcalde. Que así sea.
Un buen paseo me llevó con Nena, con Merce y con Miguel Ángel por Llano Alto. Extraordinarias las tardes de otoño en esta geografía lujuriosa. Si el paseo es con quienes más quieres, la luz se hace más densa. La de ayer lo era muchísimo. Un rato de deporte, de ese que tiene un cesto roto en el que unos muchachones están empeñados inútilmente en meter un balón, me llevó otro buen espacio de tiempo. Me gusta mucho el baloncesto y algún día hablaré de él.
Y como el día tenía que ser completo, en la tele se me agolparon dos películas maravillosas. Una revive las peripecias de Manolito Gafotas, ese niño encantador que todos somos un poco. Yo, lo reconzco, soy de Manolito Gafotas, más del de la serie que del de la película, como otros son del Madrid o del Barça, no lo puedo remediar, es mi debilidad. La otra es una película de antología mundial: La lengua de las mariposas. También soy de José Luis Cuerda, su director, tampoco lo puedo ni lo quiero remediar. De esta película podría dar un seminario de una semana completa: ofrece tantas sugerencias y encierra tanto contenido...
Todo esto en un día. Y la vida bullendo. Qué alegría.

viernes, 5 de octubre de 2007

AQUÍ SEGUIMOS

No sé cuánto hace que no doy cuenta de mis lecturas. Siguen siendo abundantes. Y sigo concentrando mis esfuerzos en dos campos concretos. La elección obedece a una cierta convicción y a una necesidad. Tal vez todos deberíamos preguntarnos en qué campos concentrar nuestras inquietudes y nuestras búsquedas. Con el fin siempre de no alejarnos demasiado de eso que genéricamente llamamos felicidad. Es esta la única obligación del ser humano y tendría que buscarla con ahínco y con pasión. Lo cierto es que la vida te empuja por esos caminos sin que podamos poner mucho control en determinar las sendas ni las posadas. Ya lo dijo el poeta: "Ni siquiera el amor nos pertenece, / es del azar, del tiempo, del olvido". Y de Delibes son estas palabras que también repito mucho: "No es el tiempo el que pone a cada uno en su sitio, es el azar". Pero, por si en algo dependiera de nosostros, confirmo que hay un par de asuntos que centran sus deseos en conseguir aquello que me agrada. Son la filosofía y la poesía. La filosofía transita el camino que tiene como meta la verdad. Y digo bien, el camino, no la meta, la meta es asunto de gurús, de peligrosos dogmáticos; el camino, la aventura, el descubrimiento, el hallazgo, la vivencia en canal. La poesía aspira a la belleza, en su búsqueda y en su contemplación, aspira a sacar los jugos escondidos en los rincones de la vida, a hacer más denso el paso, a vivir otras vidas en la vida.
De modo que junto aspiración a la verdad y aspiración a la belleza y me sale un binomio muy atractivo que me enreda y me engolfa, que me abstrae y me ocupa. Ah, y me ayuda a dar de lado, o al menos a soportar con más paciencia, esos ángulos oscuros que nos escupen a diario los medios, como si la vida no fuera muchos más variada y milagrosa. Así que un poco filósofo y un poco poeta son las aspiraciones que anhelo colgadas en el horizonte de mis horas y de mis días.
Ahora mismo recorro una amplia antología de poetas de la Generación del 36. Copio un poema de Ildefonso Manuel Gil (!Y pensar que estuve a punto de redactar una tesis doctoral hace años sobre su obra!): ELEGÍA (A mi madre)"Nunca envejecerás en mi recuerdo... / Te veré siempre sonriente / como la tarde aquella en que morías. / Tan dulce como un sueño fue tu muerte / y al cerrarse tus párpados huyeron / la últimas palomas de mi vida. // El silencio se llena de tu nombre, / del ruido de tus pasos en la sala contigua, / de tu risa que hacía la costumbre más dulce. // Persigo en el espejo las huellas de tu rostro / cual un barco escondido bajo las aguas quietas, / o me asomo a la tarde para verte venir, / sonriente y callada, a mi infancia dormida. // Te busco y solo te hallo, inalcanzable y vaga, / en la hora más pura: el recuerdo y el sueño. / Pero es plena y segura tu presencia en mi sangre; / eres realidad sin materia ni forma, / solo existe en mí, pero creciendo siempre, / árbol puro que tiene su raíz en mi entraña". Seguiremos en ello.

miércoles, 3 de octubre de 2007

COMPLACIENDO...

Hace ya algunos años existían unos espacios radiofónicos denominados "Discos solicitados". En ellos se repetía esta fórmula mágica: "Complaciendo una simpática petición, interpretamos..." Y algo similar sucedía en los bailes públicos.
Me pide Juan Pablo que interprete hoy la alegría y debo complacerle. Lo haré sin fingimientos. Antesdeayer estaba bastante triste, ayer otro tanto; hoy lo sigo estando, pero comprendo que tengo muchas razones también para levantar el ánimo, para mirar la vida cara a cara, para creerme aquellas palabras que rezaban "arriba, hermano hombre... para que tú la violes se ha hecho la vida para ti...", para gozar cuando los míos cumplen años y veo cómo han arraigado en ellos los sentimientos y hasta han crecido en flor de las mejores del jardín, para sentir que sus vidas enraízan en las mejores sendas, en esas en las que tanto valen los sentimientos, para mirar y dejarse llenar de buenas sensaciones, para echar la mirada a paseo y traerla llena de imágenes positivas, para decidir que hay mucho que merece la pena, casi todo, para dejarse empapar por esta lluvia, para no rechazar al diferente, para dejar hacer aunque haya que hacerse el despistado, para ver que hay miradas que echan miel, para saborearla, para agradecer cualquier detalle, para levantarse con el ánimo de vivir un día mejor, para creer que tu familia se lo merece todo, para guiñarle un ojo de mal gusto al dolor si es que acecha, para reír sin tregua ante la vida.
Me habita cierto grado de tristeza, no lo puedo fingir; mas voy hacia el camino de la cara de risa, hacia el campo soñado de la felicidad. Gracias, Pablo, por todo. Sabes que eres, sin duda, una de las razones que me animan a ello. Gracias y felicidades.

lunes, 1 de octubre de 2007

QUÉ POQUITA COSA SOY

Hay días en los que no debería obligarme a escribir ni unas líneas. Son aquellos en los que me vengo abajo sin remedio. Hoy tengo razones fuertes para ello. Mi madre se ha marchado y me ha dejado como alma en pena. Ya está con uno de mis hermanos en Valero, cerca de mí pero lejos también. Sé de sobra que la tratan muy bien, reconozco mis peleas frecuentes con ella y mi falta de paciencia, también admito que nuestras peleas siempre se resuelven enseguida y con un par de besos de por medio, apunto aquí que atenderla lleva tiempo porque ya necesita presencia física y mental. Todo es verdad, pero hoy no me sirve para nada. Hoy lo certero es que ella no está conmigo y que la echo mucho de menos, que ando por los pasillos y no están habitados por su presencia, que salgo a mi terraza y la esquina está solitaria y con la silla vacía, que no hay horarios de los que estar pendientes, que no hay comidas especiales que cocinar, que no hay respuestas que dar, que no hay sugerencias que hacer, que no hay preocupaciones especiales, que no hay vidas que repasar, que no hay recuerdos que traer al presente, que... Pero sé que la estoy echando de menos. No quiero racionalizar nada porque no me da la gana. Solo sé que no está a mi lado y que estoy triste por ello, que necesito que alguien me distraiga y me airee para que no me venga más abajo, que me pongan imágenes que me lleven a otros sitios, que alguien, a mi edad, me haga unos mimos que apacigüen mi situación, que me ponga otras ocupaciones en las que entretenerme. Pronto iré a visitarla, pero hoy, ahora, la echo mucho de menos. No quiero explicaciones de ningún tipo porque no las entiendo. La echo mucho de menos. Porque a mi madre, la quiero, la quiero mucho.
Otra mujer estará al quite y me levantará la moral. Vega, Nena, échame una mano. Tú sabes cómo hacerlo porque lo has hecho otras veces. Me sobran las palabras.